LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

sábado, 12 de marzo de 2016

SIN EXCUSAS


Después que fracasó estrepitosamente la anunciada “lluvia de dólares” por el levantamiento del “cepo”, el gobierno de Macri puso como prioridad cero de su gestión el arreglo con los fondos buitres; y su aprobación por el Congreso junto con la autorización para tomar nueva deuda.

Todo indica que en breve lo logrará, y es muy probable que de un modo más holgado incluso que el que ellos mismos pensaban: todos los días se suman “apoyos” de sectores “comprensivos” con el acuerdo, al que nadie defiende (por el contrario: lo critican acerbamente como Solá), pero muchos están dispuestos a acompañar.

Y se esmeran por aparecer en los medios para que quede claro que bancan el mamarracho gobernadores, diputados, senadores, economistas, dirigentes empresarios y hasta algunos sindicalistas.

Todos se atropellan por explayarse sobre los beneficios del arreglo: “volveremos al mundo”, “se abrirán las oportunidades para pedir créditos”, “el país crecerá y llegarán las inversiones”; todo eso o algo de eso, pero no quedan dudas: lo que es una rendición incondicional no se asume como tal, sino como un paso doloroso, pero necesario, con beneficios futuros al alcance de la mano.

El gobierno ha dicho que no tenía ni tiene “Plan B”, y todos (o casi todos: menos nosotros) obraron en consecuencia: están “cobrando” los apoyos, o “haciendo como que”, pero nadie quiere sacar los pies del plato, ni aparecer como “poniéndole palos en la rueda” a un gobierno que todavía no cumplió los famosos “100 días”, y estaría viviendo- aun- su luna de miel con la sociedad.

De modo tal que a los apoyos con que ya contaba el gobierno (los medios hegemónicos, los grandes grupos de poder económico, el partido judicial) y siguen firmes, le sumó otros, donde esperaba encontrar dificultades: la mayor parte del sindicalismo tradicional y buen parte del peronismo “territorial” están dispuestos a bancar el arreglo con los buitres y en general el plan del gobierno; y con sus mas y sus menos, no se preocupan mucho por disimularlo.

Menos sorprendentes en cambio, son los apoyos que recoge de Massa o Stolbizer; pero no menos sobreactuados: por momentos parecen más dispuestos a bancar todo y aportar argumentos para hacerlo, que las propias figuras de “Cambiemos”. Casi como gobernando, o formando parte de un “gobierno ampliado”, en cuyas decisiones más importantes se compromete buen parte de la oposición.

De modo que a Macri se le ensancha por un lado el margen de maniobra, pero por el otro se le achica el de las excusas: si algo falla (de hecho, ya hay muchas cosas que vienen fallando) no podrá descargar las culpas en la “pesada herencia recibida” (al menos no eternamente), y mucho menos aun, en la existencia de “piedras en el camino” que le impidan avanzar. Tiene la cancha despejada.

Hasta acá, logra avanzar sin mayores contratiempos en el Congreso al menos en lo que más le interesa (el acuerdo con los buitres, el control de la agenda), no tiene el país paralizado por los conflictos sindicales o la protesta social (aunque crecen los despidos y suspensiones), aun los sectores empresariales que reclaman (como los de las “economías regionales”) se cuidan de señalar que confían en el gobierno, y el blindaje mediático sigue firme y grueso; con la obscenidad de un “periodismo militante” que compite por ver quien es más obsecuente con el presidente, sus funcionarios y sus políticas.

Queda siempre flotando el interrogante sobre el verdadero sentir y pensar de “la gente”, “la calle”, “la opinión pública” o como quiera llamarse a ese ente gaseoso, maleable, voluble y cambiante que -justamente- los medios, los formadores de opinión y la dirigencia (gremial, política, empresarial) “interpreta”, y según cuyos humores se movería en consecuencia.

Pero queremos recalcar esto: si las cosas no funcionan según lo previsto (habrá que ponernos de acuerdo también en que es “lo previsto” por Macri y su gobierno), y el horizonte se sigue oscureciendo con nubarrones que presagian tormentas, no queremos escuchar excusas: si con todos los recursos materiales, simbólicos y políticos a mano terminan chocando la calesita -como algunas decisiones que toman parecen presagiar- a nadie podrán echarle la culpa.

Por lo menos no a nosotros, que bien haremos en seguir parados en la vereda de enfrente de todo esto; y haciendo lo que esté política y socialmente a nuestro alcance para impedir que avance y se consolide.

Porque para lo contrario sobran voluntades, aunque después -si reiteramos, algo falla o no sale como estaba previsto- se quieran despegar de las consecuencias de lo que están apoyando.

1 comentario:

f dijo...

El peronismo territorial en estas cuestiones es un escorpión; te muestra las dos manos abiertas, pero atrás tiene el aguijón preparado. Van a rapiñarle al gobierno todo lo que puedan, hasta tener la suficiente autonomía como para empezar a imponerle condiciones. Una vez que lo logren, Macri tendrá los días contados.

El problema para nosotros será imponer el liderazgo. Creo que picamos en punta; la figura de Cristina no tiene parangon.