LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

domingo, 8 de mayo de 2016

LA ANCHA AVENIDA DEL MEDIO, TRAGADA POR LA GRIETA


Después de haber quedado afuera del balotaje pero con una buena cosecha de votos y atento a las encuestas que perfilaban el triunfo de Macri, Sergio Massa dirigió para ese lado sus guiños; acaso pretendiendo adueñarse en parte del triunfo, o para ser más precisos, del mérito de haberle puesto fin al ciclo kirchnerista.

Con Macri en el gobierno, y siempre con el ojo atento a las encuestas que marcaban la luna de miel del nuevo gobierno con la sociedad (los famosos “100 días”) sobreactuó su buena onda con Macri, viaje a Davos y acompañamiento al gobierno en el Congreso en la discusión del arreglo con los fondos buitres, incluido.

Supuso acaso que mostrarse como el “opositor razonable” lo posicionaría naturalmente para ser la principal alternativa a “Cambiemos”, y le posibilitaría pescar a río revuelto en la convulsionada interna post electoral del peronismo, sin necesidad de esforzarse demasiado por jugar en ella; ni aceptar algún que otro convite a volver al redil del PJ.

Con el andar del gobierno de Macri, le aparecieron competidores: Pichetto tratando de traficar influencias en el Senado (con la llave del quórum y las mayorías necesarias para que pase cualquier proyecto), Urtubey ocupando progresivamente lugar a su lado en las fotos con Macri y en los viajes presidenciales (lo acompañó a la mini entrevista con el Papa) y Bossio escindiendo el bloque del FPV en Diputados para facilitar el quórum y luego sumar votos a favor del acuerdo con los fondos buitres.

Movidas todas que le fueron bajando el precio a Massa, porque para Macri ya no era imprescindible contar siempre con él para avanzar en el Congreso, y cada vez que puede, se lo hace notar; pese a lo cual el tigrense perservera en mostrarse como una pieza clave del tablero, sobreactuando su rol de “opositor propositivo”.

Las intenciones de Massa de seguir pescando en la “ancha avenida del medio” por donde transitan los que no quieren estar a ningún lado de la “grieta” (ni con el gobierno ni con el kirchnerismo) chocan de frente con las de Macri de profundizar esa grieta, sobre todo en términos políticos: la apelación presidencial a “no acompañar” al kirchnerismo en la ley anti-despidos no es sino un intento de alinearlo de su lado (en modo subordinado, por supuesto), o condenarlo a quedar pegado con lo que desde “Cambiemos” se caracteriza como una asociación ilícita dedicada a delinquir, a la que no se le reconoce entidad política.

En la medida que crece la “grieta” política, se diluye y se invisibiliza Massa, tal como se pudo comprobar con el retorno de Cristina, y las repercusiones que generó a los dos lados de la “grieta”.; pero cuando avanzan las políticas de Macri que profundizan en la “grieta” pero económica (entre los ganadores y los perdedores del modelo), los problemas para Massa parecen crecer.

Así por ejemplo el debate por la ley anti-despidos desnudó los serios problemas internos del Frente Renovador, donde conviven diputados de extracción sindical con lobbistas del empresariado como De Mendiguren; y la postura del propio Massa ante el reclamo sindical terminó siendo anodina e intrascendente: las discusiones internas en su espacio ni siquiera le permitieron tener algún tipo de participación o protagonismo en la movilización gremial del viernes pasado.

Es como si la profundización de la grieta se lo fuera tragando, y quedara en el peor lugar (la supuesta equidistancia, que no es tal) en el peor momento: así aparece en los medios forzado a pegarle al kirchnerismo a como de lugar (para que no lo acusen de ser leptroso, en términos del dispositivo mediático dominante, y de la propia palabra de Macri), pero sin poder comprar a libro cerrado el libreto del gobierno para cada tema.

Tarea ésta última dificultada por el propio Macri y su gobierno, que casi nunca le tienden una soga de la cual agarrarse para justificar la “banca” que les hace, como una virtual segunda marca.

Todo eso sin considerar que -como se ha dicho acá varias veces- si la sociedad fuera a convalidar las políticas del gobierno con su voto en las legislativas del 2017 preferirá siempre al original y no a una copia. Lo mismo vale para los que quieran expresar entonces con su voto su descontento con Macri y su gobierno: para opositores, preferirán los que no dejaron dudas de que lo son.

3 comentarios:

Norberto dijo...

Es que además el Employee debe acatar las órdenes que le imparte el Virrey en La Embajada, pertenecer tiene esas dificultades vió, y lo que hace Isidoro Blanco Villegas es cumplir al pie de la letra con llevar al país al rol que nos tiene asignado el norte de consumidores, los que puedan, de sus productos, por tanto revelarse a ello sería perder apoyo del Tío Tom y su sucesor, y ya en el país del Poder animéis to a través del edificio de la calle Tacuarí y su ocupante del puesto mayor.
Nunca menos y abrazos

Daniel dijo...

Por este tipo y las viudas de Duhalde que arrastra, perdimos. Jamás lo olvidemos.

Anónimo dijo...

Se lo tiene merecido por cagador. Siempre intentando hacer flotación de línea. Hace rato que se lo tragó la grieta. No existe políticamente. Ser tan amarillo implicó su progresiva desaparición política. Es el destino del ¨traidor¨.