La imagen de apertura está armada tomando
los párrafos más interesantes de ésta nota de Giselle Rumeau en El Cronista de ayer, sobre el proyecto de ley de “extinción de dominio” de bienes provenientes
de la corrupción, que está en el Senado con media sanción de Diputados. En su
momento analizamos el tema en ésta entrada, en la que
decíamos que el proyecto es un absoluto mamarracho jurídico, que se da de
patadas con la Constitución Nacional, y con el propio Código Penal vigente.
Y la nota lo
confirma: los “expertos” consultados coinciden en que tiene groseras falencias
constitucionales, en que ya existen en el Código Penal vigente mecanismos para
secuestrar o decomisar bienes presuntamente provenientes de ilícitos, y que los
problemas van por otro lado. Por ejemplo por la absoluta ineficacia de la
justicia para dictar sentencias condenatorias por hechos de corrupción en
plazos razonables, y que estas queden firmes por ser sólidas e inatacables
desde el punto de vista jurídico.
También queda claro
leyendo el artículo (ver partes resaltadas del mismo en la imagen de apertura)
que el proyecto de “extinción de dominio” es puro humo para la gilada,
concebido de apuro al influjo del caso López, y para dar una respuesta más a
los medios (que ponen la lupa de la corrupción exclusivamente en la política),
más que a la sociedad, que tiene otras preocupaciones.
La payasada de los
medios con este tema queda expuesta por el simple de que la firmante de la nota
sigue afirmando, con total contundencia, que todos vimos por televisión a López
revoleando los bolsos con dólares “a través de la pared de un convento”, cuando
los videos son claros: el tipo llegó en auto, bajó los bolsos, tocó timbre y lo
atendieron, nada de revoleos. Por no decir que si los revoleaba contra la
pared, rebotaban, pero bueno, son detalles.
Un López que -por
cierto- aun no tiene condena firme y del cual no hay mucho empeño por averiguar
quien le llenó los bolsos, acaso porque todas las pistas disponibles apuntan a
Macri, su familia, sus negocios con el Estado y sus banqueros amigos.
Es tan ridículo el
artículo que una de las “expertas” consultadas” (que de kirchnerista, nada)
termina reconociendo que la posibilidad de decomisar bienes en forma anticipada
como medida cautelar antes de que exista sentencia existe desde el 2011, pero
“sólo” para delitos que afectan el orden económico financiero, como el lavado
de dinero.
Efectivamente: fue
el presuntamente corrupto kirchnerismo el que la introdujo en esos casos, por
la Ley 26.683 dictada ese año; pero los jueces no la aplican, salvo en el caso
de la valija de Antonini Wilson, que además se fugó del país. Si en tiempos de
“cambio” no hay condenas contra la corrupción que permitan recuperar bienes mal
habidos porque -como dice la nota- los jueces no son independientes o son lisa
y llanamente corruptos, ¿la culpa también se la van a echar al kirchnerismo?
Por el contrario,
no hay que hacer ningún esfuerzo interpretativo para concluir en que el
mamarracho votado por Diputados y que perdería estado parlamentario en breve si
no lo refrenda el Senado tuvo un único y exclusivo propósito: dirigirlo contra
los ex funcionarios del gobierno anterior, aunque no hubiera sentencia
condenatoria en su contra, por falta de pruebas. Lo dice la propia nota, con
todas las letras.
O sea que los
custodios de la ética, la transparencia y la moral republicana, los guardianes
de la Constitución, las leyes y las instituciones hicieron una ley equiparable
-como dijimos antes- a las “comisiones especiales” de las dictaduras que la
misma Constitución prohíbe, para invertir la carga de la prueba, llevarse
puesto el principiko de inocencia, y estigmatizar socialmente a los opositores
al gobierno, sacándolos de la cancha.
Y lo hicieron del
peor modo, a tambor batiente sobre la indignación social amplificada por los
medios, como en su momento pasó con las “leyes Blumberg” que destrozaron el
Código Penal y no sirvieron para nada, aunque el error en ese entonces haya
sido de Néstor Kirchner.
Pero tienen un modo
de demostrar que lo que decimos es falso, y despejar toda duda sobre su real
compromiso con la corrupción: el escándalo de los aportantes truchos a la
campaña de “Cambiemos” en la provincia de Buenos Aires.
Hay allí un caso
clavado de lavado de dinero, porque el verdadero problema es quiénes pusieron
la guita que quisieron blanquear con tantos aportantes que no lo fueron. Y
tirando de ese hilo pueden llegar a determinar cual es el origen de esa guita
negra, que sus reales aportantes no pueden declarar; y decomisarles bienes,
usando la ley que aprobó el kirchnerismo.
Total, al gobierno
que impulsó el blanqueo de capitales más generoso de la historia (con perdón de
los delitos cometidos al evadir impuestos, y sin la obligación de traer la
guita al país) y que ahora en respuesta al escándalo quiere “bancarizar los
aportes” (algo que pueden hacer ya mismo, sin cambiar las leyes) después de
haber impulsado la banca off shore en el país, no le faltan aliados en la
justicia como para llegar a la verdad.
Incluso podrían
contar con el apoyo de los medios, a menos que los dueños de esos medios se
cuenten entre los que pusieron guita en la campaña, violando la ley vigente.
1 comentario:
aparte de chorros cool son muy mediocres los repúblicos, berretas, más de lo mismo
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