Desde que se supo
que Cristina lo eligió como candidato a la presidencia, todos los medios le
piden a Alberto Fernández definiciones sobre todo: la deuda externa, la
relación con el FMI, la política exterior, la relación con los medios, la
justicia, la corrupción, la situación de los presos políticos, un posible
indulto a Cristina, la economía, las tarifas, la despenalización del aborto, el
futuro gabinete, la relación con el kirchnerismo, y la lista sigue.
Y si sobre algo no
da definiciones, las inventan y listo: la idea es presentarlo no como el
candidato que eligió Cristina sabiendo que hay cosas en las que piensan
distinto, sino como una marioneta suya (en una versión), o alguien
completamente distinto y ajeno al kirchnerismo, que la dejara de lado apenas
pueda, en la otra.
Para eso e inmunes
al fracaso ostensible de no haber visto venir su nominación, se basan en
brumosas e incomprobables “fuentes cercanas al candidato”, el subterfugio al
que suelen acudir cuando no están dando información, sino traficando carne
podrida, para operar política e influir en los acontecimientos, y las
preferencias del electorado; más que nada el kirchnerista, sobre la base de
instalar la idea de que están apoyando a un candidato que al final, los va a
cagar.
Pero la cuestión es
que, de golpe, todos tienen interés y ansiedad por conocer lo que piensa y lo
que hará el candidato de los que no volvían más, porque estaban
definitivamente condenados al ostracismo político, o a la cárcel. Y no solo los
medios o sus periodistas: también los empresarios o inversores, del país y del
exterior.
A Macri, en cambio,
no le preguntan que hará porque ya lo saben, porque él mismo lo dijo: más de lo
mismo, pero más rápido; o sea, peor. En general le preguntan y se preguntan y
preguntan si será candidato, o por qué no se baja, para evitar perder, lo que
no es un dato menor.
Tampoco a Lavagna o
al Cuarteto Leo de “Alternativa Federal” les preguntan que harían si llegaran
al poder, con cualquiera de los temas de la realidad nacional sobre los cuáles
sí les interesan las definiciones de Alberto Fernández: a ellos solo les
preguntan si van juntos o separados, en el armado opositor con el kirchnerismo
y la mayoría del PJ, o en el armado oficialista en un “Cambiemos” ampliado.
Eso, y como resolverán sus disputas internas: si con PASO, por “consenso”, o
como.
Uno podría inferir
-con escaso margen de error- que es porque dan por descontado que, de llegar al
gobierno, no harían nada muy distinto de lo que está haciendo el macrismo;
sobre todo porque algunos de ellos (como Pichetto o Sciaretti) se han desvivido
en gestos para demostrar que eso es efectivamente así.
Ni que hablar que
nadie les pregunta a los candidatos de la izquierda que harían si llegar al
gobierno, por varias razones, a saber: contestarían exactamente lo mismo que
vienen diciendo desde 1983 (inmunes a los diferentes contextos), y nadie ven su
sano juicio computa siquiera esa posibilidad; de modo que sería perder el
tiempo.
Si a lo dicho se le
suman los ataques de todo tipo (denuncias judiciales y mediáticas incluidas)
que ha empezado a recibir AF desde que se supo que será el candidato del frente
encabezado por el kirchnerismo y la mayor parte del PJ, la conclusión es
bastante clara: lo apuran con definiciones y le pegan, porque puede ganar. Es
más, si nos apuran diremos que es porque ya está ganando.
Alguno con mayor
precisión lo llamaría “centralidad política”. Ese es el dato relevante, lo
demás es cotillón.
2 comentarios:
Todo bien. Acuerdo con lo posteado. Soy una de los tantos que llama a no buscar pelos en la leche en el interior de la fórmula. Pero la novela de Massa viene sulfurando un poco. Comprendo la vocación de negociación hasta que duela pero atención con los tiempos para escribir el último capítulo de la misma. Los tiempos del electorado son visceralmente más urgentes que los de Massa.
Como dije por otro lado, el ajedrez es un juego recomendable para las alturas de la política pero los Pueblos suelen preferir el dominó. Y ya sabemos como termina esto de hacer para una ficha tras otra.
Si estamos negociando la inclusion de Massa (y al parecer la de su ilustre y desquiciada mujer) en nuestras listas, no divulguemos fotos de Kiciloff-Magario, gratuitamente. Entiendo que tal foto funge de "apretada" para el FR. Pero "sinceramente" me cuesta creer que la Camaño acuerde con tal asociación. ¿aceptaría Massa encaminarse a un cisma interno? Lo veo poco probable. Saludos.
Es al revés. Las fotos se hicieron circular porque se sabía donde terminaba Massa: https://www.infobae.com/politica/2019/05/28/alternativa-federal-ratifico-que-competira-con-un-candidato-propio-que-sera-elegido-en-primarias/
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