Tal como da cuenta la imagen de apertura
(sacada de ésta nota de La Política Online), el senador neuquino del MPN
Guillermo Pereyra presentó un proyecto de ley para derogar el DNU dictado por
Macri esta semana rebajando las indemnizaciones por accidentes de trabajo. La
nota da cuenta además de que lo intentará de ese modo porque como el
oficialismo controla la Comisión Bicameral que controla los DNU, es poco
probable que se consiga allí un despacho que habilite tratar su derogación de
acuerdo al procedimiento establecido en la Ley 26.122.
Antes que nada
queremos señalar la incoherencia de Pereyra, que avaló un acuerdo de
flexibilidad laboral de su gremio (petroleros) en Vaca Muerta que hasta resignó
el derecho de huelga, y que parece haber comprendido en el final del macrismo
que con esto gobierno no se podía pactar nada, sin que te caguen. Lo cual es
extensivo a la “oposición responsable” que apoyó la última reforma a la de ART
propuesta por Macri, en la que se estableció la tasa de ajuste de las indemnizaciones
que ahora el DNU borró de un plumazo, por considerarla excesiva.
Pero el asunto acá
son los múltiples DNU’s que ha dictado Macri en estos cuatro años de gobierno,
invariablemente para recortar derechos, o joderle la vida a la gente, nunca
para ampliarlos o facilitársela. Y en más de un caso para habilitar sus
negocios, los de su familia, socios y testaferros, como cuando por esa vía le
otorgó 45.000 millones de pesos de financiamiento público a la obra del
soterramiento del Sarmiento; plata que de acuerdo a los pliegos de la
licitación debían aportar las empresas que ganaron la licitación.
Y ahí tiene razón
Pereyra: como el oficialismo controla la comisión que controla los DNU, o la
oposición no ha logrado articular allí una posición uniforme, y si lo hizo en
alguna oportunidad, no consigue que el Congreso sesione y las Cámaras traten
los despachos, la casi totalidad de los decretos de necesidad y urgencia
dictados por Macri se mantienen vigentes; lo cual supone un desafío para el
nuevo gobierno, y para la integración de las Cámaras a partir del 10 de
diciembre.
Hace un tiempo
nosotros sosteníamos acá que la oposición que se estaba reagrupando
para ganarle al macrismo en las elecciones debía hacer un gesto en ese sentido,
impulsando la derogación de todos los DNU’s dictados por Macri que aun
estuvieran vigentes, pues muchos de ellos consumaron ya su objeto. Como dijimos
antes, con la actual composición del Congreso no pudo ser, pero tampoco se
llegó siquiera a plantear; y eso que había mamarrachos como para hacer dulce, desde la "extinción de dominio" hasta la modificación de la ley de migraciones para facilitar la expulsión de extranjeros.
Pero si los números
de las PASO se confirman el 27, la cosa a partir de diciembre debería ser
distinta: el nuevo gobierno controlaría con legisladores propios o aliados
ambas Cámaras, y debería estar en condiciones de imponer su propia agenda; y
seguramente lo hará con temas acuciantes, como el presupuesto, una eventual
reestructuración de la deuda o una nueva ley de emergencia para encarar
cuestiones como la desdolarización de las tarifas, el régimen cambiario y los controles de capitales, las
retenciones a las exportaciones o las facultades delegadas del Congreso en el presidente.
Sin embargo y más
allá de eso, desde acá decimos que emplear también esa misma mayoría
legislativa para derogar todos y cada uno de los DNU’s dictados por Macri que
aun estén vigente para entonces, y su reemplazo por la legislación que vinieron
a sustituir si fuera el caso, sería un buen modo de empezar a sepultar parte de
la pesada herencia que dejará el gobierno de los CEO’s. Y ya que estamos, otros espantos sin forma de DNU,como el Decreto 683/18 que introdujo la participación de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interior.
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