LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

miércoles, 18 de julio de 2018

LA EXTRAÑAN MÁS QUE NOSOTROS


Antes les molestaba porque hablaba todos los días, y les cortaba la novela con las cadenas nacionales. Ahora los pone locos que se mantenga en silencio, y quieren hacerla hablar a toda costa. Sacan todos los días un muñeco distinto a chucearla a ver si pica, se prende y la suben al ring; para que los desastres del gobierno de Macri pasen a un segundo plano y estemos todos hablando de lo que ella dijo y le dijeron. 

Para peor, mientras sigue sin hablar y limitada a su participación en las sesiones del Senado, las encuestas registren que sigue subiendo, en imagen e intención de voto: recuerda a aquella famosa respuesta de Perón cuando le preguntaban que haría para retornar al poder, y contestaba que nada, que todo lo harían sus adversarios.

Aunque ni siquiera deslizó que vaya a ser candidata, como tampoco lo negó, y por pavote que parezca, eso a estos pavotes eso los desespera: ¿qué les cambia a ellos si es o no es candidata si ya la jubilaron, dieron por cerrado su ciclo, la invitaron amablemente y no tanto a dar un paso al costado y ahora ya dan por sentado que si es candidata, va por afuera del PJ?

Son tan ridículos Pichetto y Urtubey que ni siquiera son capaces de disimular que hablando de la que no habla de ellos, son parte de la estrategia del macrismo, que la necesita en el centro del ring, y prendiéndose a la pelea, para distraer, ocultar y hablar de otra cosa.

Peleándose con Cristina -que no les contesta- están pegándole a la sombra, dando puñetazos al aire que no dan en el blanco. Por supuesto, estarían más cómodos confrontando con ella que con la realidad, que es más áspera: inflación, recesión, el dólar, la fuga de capitales, los tarifazos.

El silencio de Cristina lo obliga a Marcos Peña a rellenar las horas libres del call center reportando a El Destape para que le bloqueen las cuentas en las redes sociales, o a atizar el fuego amigo contra María Eugenia Vidal; haciendo salir de a uno a los candidatos de “Cambiemos” en la provincia de Buenos Aires a negar en público que hubieran aportado para la campaña, además de haber filtrado -casi con certeza- la data que destapó el escándalo: si nos hundimos, nos hundimos todos, parece ser la consigna.

Eso, por el lado del gobierno; mientras “los mercados” le echarán la culpa a la silente Cristina de todo lo que pasa, o puede pasar: veíamos hace poco como en Wall Street temen que vuelva, gane y reestructure la deuda como hizo Néstor en el 2005 (lo que sería completamente razonable), lo cual les da una formidable excusa para subir las tasas si el gobierno argentino lograra retornar a los mercados de deuda. Antes (en las elecciones del año pasado) la acusaban de priori de que provocara una disparada del dólar, si ganaba (acá van risas).

Por el lado del “peronismo racional”, el problema es que el silencio de Cristina genera un vacío que no pueden llenar, con su candidato taquillero en eterna construcción al que a esta altura van a tener que ensamblar con autopartes de más de uno, para que lo registren las encuestas. ¿Le van a echar también ellos la culpa a Cristina y su silencio de ser unos completos eunucos políticos, incapaces de construir nada?

Nadie (ni siquiera estos autodesignados voceros oficiosos) que no sea la propia Cristina puede determinar si será o no candidata, pero en cualquiera de las dos opciones, ¿cuál sería el sentido de develarlo ahora y mostrar las cartas, cuando el silencio le da el manejo de los tiempos y una absoluta centralidad política, no ya hacia la oposición sino hacia el conjunto del sistema político?

Si dijera ahora que será candidata, le lanzarían de inmediato toda la artillería pesada de los fierros mediáticos y judiciales, y le echaría la culpa de dividir a la oposición (Donda dixit) y obturar toda tentativa de construir una confluencia amplia para derrotar a “Cambiemos”.

Si dijera que no lo piensa ser, peor aun: también descargarían contra ella munición pesada, y la presionarían para que se pronuncie bendiciendo a un candidato (al que de inmediato le trasladarían la presión que hoy absorbe ella), o algún acuerdo opositor, del que de inmediato algunos de los firmantes serían chuceados para salir, para no quedar pegados con la mancha venenosa.

A un año de las elecciones todos (gobierno y oposición) tienen por delante problemas muchos más apremiantes que resolver, que el silencio de Cristina: arreglar los despelotes del país en un caso, construir una alternativa seria que los argentinos puedan votar, en el otro. A menos que seguir ocupándose de Cristina sea su particular manera de decirnos que la extrañan más que nosotros, para encarar cualquiera de las dos cuestiones, porque a ellos no les da la talla.

3 comentarios:

claudio maxl dijo...

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Anónimo dijo...

Rossi dijo que quiere ser candidato. Ya fue denunciado por el agente naranja. Por eso quieren que se defina, para empezar a tirar. Muy bien jugado por la Cris Silente.

ram dijo...

Puede ser que "extrañarla" no sea la idea exacta pero, a veces llega a insoportable el pensar en haber vivido ese país tan vivible que ELLA nos legó y que ahora hacen mierda sin pausa y con prisas...
El problema de ese "peronismo racional" es que no es ni peronista ni racional... son antiperonistas pretendiendo hacer de un movimiento histórico una impostura, una farsa, un disfraz y éso no se puede, no va a andar... menos estando tan fresco y tan vigente la representante, sólo pensemos qué efecto causarían hoy - en tanto votante del cambio (suicidio) inducido - aquellos demonizados discursos de las cadenas nacionales, ante cada logro que van haciendo mierda... seguro extrañarían el no haberla escuchado, no darle pelota y comprar los globitos de colores.