Ojo que éste no es cualquiera eh, es un tipo que de dictaduras y patrimonios oscuros de funcionarios públicos sabe; no es ningún improvisado.
Y volvió éste otro, que se cree una mezcla de Nelson Mandela y Rigoberta Menchú:
Pensar que todas estas pelotudeces son para cubrirse de que no les manden una inspección de la AFIP.
Ahora, si es por escuchar opiniones de la colonia artística, nos quedamos con la de Capusotto:
7 comentarios:
Me gustó, pero la "Palabra de verificación" (jeroglífico) molesta y ya no es necesaria.
Blogspot elimina bastante spam y, además, cuando marcamos alguno que pasa, lo eliminan de otros blogs.
Es solo nuestra modesta opinión.
Ahí lo corregimos, gracias
Son payasos de circo. Del gran circo del entretenimiento. Ya lo sabemos. Sabemos quien es Gerardo. Pocos son de todos modos los que escapan a las generalidades de la ley. Si pasaste por aquellos años negros en lugares protagónicos un poco te manchaste. Ahora, ojaldre porque esto está marcando que van perdiendo 5 a 0 la batalla cultural. Darín los dejó groggie. El rengo la remata.
saludo uno, dos
Abrazo y agradecimiento.
Algo de spam llega, pero como dijo "la rosa" en El Principito":
- Debo soportar dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas. Parece que es hermoso. Si no, ¿quién habrá de visitarme?
¿El rengo la remata, a Cristina?
¿Perdiendo 5 a 0 la batalla cultural?
¿Qué consume el anónimo del saludo militar?
Es verdad lo que dicen, ambos viven bajo la dictadura, la de la pelotudez, especialmente SUAR por más que gane mucho dinero, SOFOVICH además de pelotudo está gagá. Eso si es una dictadura.
Sofovich tiene razón, vivimos en una especie de dictadura dirigida por quienes siendo más papistas que el papa creen defender un modelo mediante descalificaciones que en realidad terminan descalificando al gobierno que defienden. El kirchnerismo merecería una sociedad más inteligente, porque la oposición y el oficialismo apenas atinan al insulto cuando alguien les ofrece un mínimo argumento contrario a las rapaces pseudo ideas que ostentan. Ni hablar de los medios que hacen uso constante de la facilidad con la que la sociedad lenguaraz monta en cólera y salpica la intolerancia que la caracteriza.
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