LA FRASE

"LA CANTIDAD DE PERROS DEL PRESIDENTE ES UNA DE LAS CUATRO O CINCO COSAS EN LAS QUE LOS ARGENTINOS NOS TENDRÍAMOS QUE PONER DE ACUERDO." (MANUEL ADORNI)

jueves, 8 de junio de 2023

FRAGMENTADOS

 

En varias de sus últimas apariciones públicas Cristina manifestó su preocupación por el riesgo de fragmentación política que corre nuestro país, y como (casi) siempre, tuvo razón: corrida del centro de la escena en modo candidata, ése sistema político que hace 15 años se ordena en torno a ella -a favor y en contra- queda expuesto en sus reales dimensiones, y posibilidades. Y no sale bien parado de la foto. 

La situación del FPV ya fue expuesta acá en ésta entrada, y luego de eso vino lo que sabemos: la ratificación de Cristina de que no sería candidata, la hoguera de las vanidades de candidaturas (en algunos casos inverosímiles) y el despliegue de la mercadotecnica electoral ("fotismo" y aledaños), con total orfandad de discusión política de una propuesta capaz de seducir al electorado. 

En ese sentido, habrá que ser honestos y reconocer que el único que está diciendo algo concreto es Grabois, se esté o no de acuerdo con lo que dice. Mientras tanto el presidente (bajado de su inviable intento de reelección) ocupa sus días en el rol que más le gusta (el de operador político), aunque sea tan malo en él, como conduciendo el Poder Ejecutivo, o incluso peor; porque nadie lo reconoce como tal dentro de la propia coalición oficialista, salvo aquellos cuyo único capital político es un cargo en el gabinete. 

Del otro lado de la grieta, el cambalache opositor se lleva las primeras planas de los diarios, por el posible riesgo de fractura de "Juntos por el Cambio" frente a las divergencias que plantea la incorporación o no de Schiaretti y el "cordobesismo"; intento que a su vez fracturó al peronismo minimalista y con escasos votos de Urtubey, Randazzo y Bossio; los despechados con Cristina que bien podrían juntarse con Redrado y Prat Gay y formar un club, donde quizás tendrían más éxito. 

Lo que está pasando allí habla bastante del "fenómeno" Milei y su incidencia, si no en su real valía electoral (algo que solo podremos saber cuando se abran las urnas), en su percepción por el mundo de la política, que siente -sobre todo la derecha- que amenaza su propio caudal de votos.

Eso, en la superficie, porque en el fondo el episodio Schiaretti es el intento de reeditar el Pacto de Olivos recreando el bipartidismo de los 90', en otro país, al que le pasó la implosión del consenso de la convertibilidad en 2001 primero, y el kirchnerismo después. Se trataría entonces del enésimo intento por sepultar la experiencia kirchnerista como si nunca hubiera existido, sin haber intentado nunca superarla en términos políticos. 

No es casual que la "coalición del 70%" la impulsen Larreta (del distrito en el que la derecha convive hace 16 años con el peronismo de la derrota, que nunca se plantea en serio ganar una elección), Gerardo Morales (que gobierna su provincia con mano de hierro y acordó con el PJ jujeño y el massismo la represión de la protesta social y la organización popular) y el propio Schiaretti; que viene hace años tratando de exportar al país el modelo "cordobesista" de las dos derechas, en el que no importa quien gane las elecciones, porque en el fondo del programa a aplicar es uno solo.

Pero más allá de todas esas evaluaciones, lo que se puede ver es un sistema político no solo fragmentado como advirtió Cristina, sino con escaso espesor y volumen en sus estructuras para gestionar las crisis e introducir transformaciones estructurales que permitan resolver los grandes problemas del país; carencias que ni siquiera la reforma electoral del 2009 que introdujo las PASO pudo resolver, y acaso ni siquiera haya estado entre sus propósitos.

Del otro lado, el poder económico tiene cada vez más concentración y densidad, para defender sus intereses a como de lugar, incluyendo la posibilidad de reconducir las crisis económicas en crisis institucionales, como ha sucedido en el pasado. En eso también se la extrañará en adelante a Cristina, que pudo aguantar a pie firme un sinnúmero de convulsiones (conflicto con las patronales agrarias, guerra con Clarín, acoso financiero de los fondos buitres, cacerolazos, corridas cambiarias), sosteniendo la gobernabilidad contra viento y marea. ¿Quién en el sistema político argentino, a un lado y otro de la grieta, podría hoy decir lo mismo?

Un sistema -o parte de él- que además se pega tiros en los dedos del propio pie, como cuando van a ventilar a los tribunales cuestiones que deben resolverse haciendo política, y ganándose el voto popular. En ese sentido, contribuye mucho más a la gobernabilidad y el afianzamiento de la democracia la reelección indefinida que tiene permitida Gildo Insfrán en Formosa, que los intentos de la oposición a su gobierno de obtener en los tribunales la "alternancia" que no pueden lograr en las urnas.

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