LA FRASE

"YO LES DI LA IDEA A LOS MOZOS DE LA CASA ROSADA DE HACER TORTAS PARA VENDER, A MÍ CON ESO ME FUE BÁRBARO Y ME PUDE COMPRAR CUATRO DEPARTAMENTOS EN MIAMI." (KARINA MILEI)

miércoles, 8 de mayo de 2024

AL FINAL NO ERA TAN ASÍ....

 ...que les molestaban los modos presidenciales y el clima de crispación que había instalado en el país el kirchnerismo, porque ahora tenemos un presidente que dice guarangadas todo el tiempo (hasta frente a niños de escuela) y se pelea con todo el mundo, y no les molesta. 

... que les jodían las cadenas nacionales a la hora de la telenovela para anunciar cualquier cosa, porque ahora son en el prime time televisivo a la noche, para anunciar cualquier huevada o cosas que le cagan la vida a la mayoría de la gente y rodeado de todos sus secuaces, y acá no ha pasado nada. 

...que eran una barbaridad las restricciones para comprar dólares porque cada uno era dueño de hacer lo que quisiera con sus ahorros, y ahora no salen a protestar porque el gobierno dice que la gente tiene que financiarse sacando el canuto de dólares de los colchones, o les licuaron los plazos fijos.

...que les preocupaba el respeto por las instituciones de la república y la división de poderes, el Consejo de la Magistratura y el INDEC, porque estamos ante un gobierno autoritario que gobierna por DNU, virtualmente cerró el Congreso, sacas leyes bochornosas a las patadas y sin ningún debate, mientras no se tienen noticias de la existencia de la Corte Suprema o el Poder Judicial, y ya no parece ser un tema de extrema gravedad.

...que les indignaban la corrupción, los negocios desde el Estado y la entrega del agua, los glaciares y los recursos naturales, porque ahora están entregando todo a perpetuidad, con nombre y apellido de los nuevos dueños y de golpe no solo que les parece bien, sino que es imprescindible para que el país salga adelante.

...que estaban muy preocupados porque íbamos a camino a Venezuela, porque nos pasamos varias estaciones y estamos cerca de ser Haití o Sierra Leona, con parada en una colonia yanqui ya que hasta van a ponernos una base en Ushuaia, y no parece que haya mucha indignación al respecto.

...que eran cosas imprescindibles y que no podían faltar los vasitos de Starbucks, los tampones o las vacunas de Pfizer, porque están faltando -o no los entregan- los medicamentos oncológicos o para enfermedades de tratamiento complejo y la gente no puede comprar cosas de la canasta básica de alimentos, y no pasa nada.

...que el salario no era ganancia y por eso no tenía que pagar impuestos, porque acaban de votar que los vuelva a pagar, y es como si de golpe les pareciera que está bien.

...que los indignaba el "vamos por todo" y el excesivo poder del presidente, porque terminan de votarle a Milei la delegación de facultades extraordinarias para hacer literalmente lo que se le plazca violando la Constitución Nacional, y ni se mosquearon.

...que estaban hartos del maltrato al periodismo y la falta de respeto por la libertad de prensa, la falta de conferencias de prensa porque "queremos preguntar", porque Milei les dice a los periodistas que osan preguntarle algo incómodo (no hablemos ya de cuestionarlo) que son ensobrados, les suelta la jauría de trolls rentados con la nuestra y puso a un nabo que todos los días -con la nuestra- hace conferencias de prensa, pero para hablar de lo que a él le interesa, y no contestar ninguna pregunta, y ni se mosquean.   

...que estaban cansados del coro de aplaudidores, los patios militantes y un gobierno que solo les hablaba a los convencidos, porque ahora a Milei le arman los algoritmos y las encuestas de Yrigoyen, y se la pasa retuiteando las fake news y los ataques y agresiones de sus granjas de trolls, y no les merece ni siquiera un comentario.

...que les daba "vergüenza como nos ven en el mundo", o lo que podían pensar afuera. Desde el presidente a los embajadores pasando por la impresentable canciller suman un o varios papelones diarios y nos han hecho pelear con todo el mundo, excepto Estados Unidos, el Reino Unido, Israel y Ucrania; o sea todos los que votan siempre en nuestra contra en la ONU por el tema Malvinas. Y les chupa un huevo.

Al final no era tan así que había un montón de cosas que los indignaban, les molestaban o eran fundamentales. Al final era antiperonismo nomás.

martes, 7 de mayo de 2024

TWEETS POLÉMICOS

 

lunes, 6 de mayo de 2024

SACARLES LA FICHA

Como todos los gobiernos en un punto lo hacen, Milei cree que puede elegir a sus enemigos: les apuntó a las prepagas (que no hicieron más que hacer uso de la canilla abierta para aumentar que les regaló) y a algunos periodistas (Lanata y Fontevecchia entre ellos) a los que acusó de "ensobrados". Esto último pasó a segundo plano porque luego sobrevino la marcha por las universidades y la discusión por la ley ómnibus, pero puede revivir en cualquier momento, cuando lo crean necesario, ambas partes.

Porque los acusados -por supuesto- se subieron gustosos al ring y redoblaron la apuesta: Fontevecchia se envalentonó diciendo que ni la dictadura (de la que fue apologista) pudo quebrarlo, y Lanata amenazó con querellar al presidente en los tribunales. También es cierto que cuando el poder económico apretó el paso para conseguir la aprobación en Diputados de la ley bases, se mandaron a guardar porque donde se come no se manicurea.

La pelea de concheros recuerda (como tantas cosas en la Argentina de estos días) a los tiempos del menemismo, cuando el avance impiadoso de las políticas del Consenso de Washington sobre una sociedad estragada por la hiperinflación provocó un quiebre del vínculo con la política, una reclusión de los ciudadanos en la esfera de la vida particular y un vacío de representación, que algunos medios y periodistas quisieron suplir, constituyéndose en la pretendida oposición al gobierno.

Algunas glorias "progres" luego desangeladas por el kirchnerismo como Lanata, Pergolini o el desaparecido Fernando Peña jugaban a ser transgresores peleándose con el menemismo sin cuestionar nunca el corazón de su modelo, sino los aspectos cosméticos y periféricos: la pizza con champán, la Ferrari, algún concejal del conurbano que se quedaba con los colchones para los inundados para repartirlos en campaña, los guardapolvos de Bauzá.

Como hoy hacen los que juegan a estar enojados con Milei porque los trata de lo que son (ensobrados), ninguno sacaba los pies del plato del modelo imperante, ni lo cuestionaba y le eran (como son hoy) plenamente funcionales: todos ellos cuestionan al presidente diciendo -oh, sorpresa- que repite los peores defectos...de Cristina. 

Porque el kirchnerismo es el demonio a exorcizar que ambos (Milei y los periodistas con los que disputa) tienen en común, como tienen en común la clientela que consume antikirchnerismo, y ahí está el negocio de mutuo beneficio de la pelea: uno (Milei) a falta de pan, alimenta a la monada con circo, y los otros (los periodistas) usufructúan como en los tiempos del kirchnerismo el negocio de ser opositor, monetizando la frustración de los que lo votaron y no quieren caer en consumir C5N o Página 12 para canalizar su desencanto.

En el pacto implícito que hay siempre entre medios y audiencias, aquellos proveen a esto de una catarsis para la neurosis de otro fracaso no electoral (al fin y al cabo votaron para que no ganar el peronismo), sino político, económico y social como lo fue el de Macri. Y la solución también conviene al gobierno, porque de ese modo se conducen las cosas a una vía muerta, y se contribuye a obturar la construcción de cualquier alternativa política real para salir de la crisis.

Y lo otro que tienen en común los que en apariencia se pelean, es que todos juegan al juego de hacer como si el kirchnerismo no hubiera existido, y con su desaparición de escena también desaparezcan las complejidades de la sociedad argentina que éste develó. Un país en el que la política tenga cada vez menos peso (porque en esencia gobierne quien gobierne, todos ejecutarán el mismo plan), donde la "otra mirada" de las cosas la proporcione el periodismo, y la queja social se reconduzca en un simple tema de conversación en las reuniones sociales, sin otra ulterioridad o consecuencia.

Pero para que el plan funcione, se necesita además que la oposición política al gobierno de Milei siga en su actual estado de marasmo, confusión, parálisis e internismo; y que su electorado replique -a través de sus consumos culturales y de medios- el mismo escapismo: nunca la referencia política podrán ser los periodistas, ni llenar los vacíos de la política: no podemos aspirar a que nos conduzcan los editoriales de Víctor Hugo, las notas de Verbitsky o los programas de Navarro.

La solución a la crisis vendrá -como siempre- de la política como organización y construcción colectiva, con un liderazgo y un proyecto claro. Lo demás es simplemente catarsis. 

domingo, 5 de mayo de 2024

TWEETS POLÉMICOS

 

sábado, 4 de mayo de 2024

TWEETS POLÉMICOS

 

viernes, 3 de mayo de 2024

VOTOS CALIFICADOS

Hubo un tiempo en la Argentina en que el principal paradigma de la acción política de quienes gobernaban el país era éste: "La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo." La primera verdad peronista tenía un origen histórico concreto y preciso: el movimiento liderado por Perón venía a clausurar un oprobioso ciclo de fraude electoral, al que se apeló para facilitar la entrega del país bajo lo que se llamó el estatuto legal del coloniaje, y la miseria y empobrecimiento de su gente.

De allí que las tres banderas históricas del peronismo estaban, desde el inicio, fuertemente imbricadas entre sí como el propio Perón se ocupó de marcarlo muchas veces: para lograr la justicia social era necesario establecer la independencia económica, y para ambas cosas era imprescindible restablecer la soberanía política. La tensión siempre latente entre el capitalismo (que tiende a la desigualdad y la asimetría) y la democracia que concede a cada uno un voto para igualar las cargas en una sociedad, se resolvía por la vía democrática.

Claro que por eso pasó lo que pasó desde el 55' en adelante, y especialmente a partir del golpe del 76': el capitalismo corregía lo que conceptuaba como "vicios" de la democracia de modos cada día más violentos y aleccionadores a futuro. Y vaya si tuvo éxito: la restauración democrática parida en el 83' por la derrota en Malvinas vino condicionada desde el vamos a ir andando en puntas de pie, sabiendo de antemano que hay ciertos intereses consolidados que no se pueden tocar, y terrenos en los que es mejor no meterse, para evitar problemas.

Esa convivencia del régimen democrático formal con la forma particular que el capitalismo periférico dependiente asume en un país con el nuestro en tiempos de globalización (connivencia que se volvió absoluta durante el menemato, cuando incluso ciertas reformas drásticas fueron validadas por el voto ciudadano) no podía sino resultar a largo plazo en lo que resultó: una creciente insatisfacción social con los resultados de la democracia (que es casi lo mismo que decir con la democracia como sistema), que crecía al mismo tiempo y velocidad que crecían la pobreza, la exclusión y la desigualdad.

La excepción a ese cuadro fueron los años kirchneristas, en los que a partir de la lectura que hizo Néstor Kirchner de la implosión del modelo de la convertibilidad se inauguró un modo distinto de gobernabilidad a los ensayados hasta entonces, que logró estabilizar -aun en medio de convulsiones frecuentes- a un mismo proyecto político en la conducción del Estado durante tres mandatos presidenciales, algo que no registraba antecedentes en la historia argentina. 

En nuestra opinión, no ha sido debidamente analizada la convergencia en ese resultado de dos causas concurrentes: el estado de bonanza económica -con vaivenes, pero bonanza al fin- perceptible por la mayoría de los argentinos en su vida cotidiana, con la sensación en quienes votaban al kirchnerismo, de que el gobierno respetaba y honraba el mandato popular conferido en las urnas. En palabras de Cristina, no fue magia. En palabras de Perón, significaba cumplir nada más y nada menos que con la primera de las verdades peronistas.

Salteando el período de Macri -que precisamente por eso se vio forzado a hacer campaña prometiendo "mantener lo bueno y cambiar lo malo" del kirchnerismo para tener chances de ganar- la raíz del fracaso del Frente de Todos estuvo en la convergencia de los mismos factores, pero en sentido opuesto al kirchnerismo original: se deshonró el mandato popular gobernando para quienes no nos habían votado, y se eligió una gobernabilidad basada en el modo pactista que Néstor Kirchner abandonó cuando entró -con sus convicciones- por la puerta de la Casa Rosada. La propia elección de Alberto Fernández como candidato -y si nos apuran, la de Sergio Massa en 2023- estuvo presidida por esa lectura equivocada de todo el proceso. 

Y luego vino Milei, que llegó -como lo advirtió Cristina- montado sobre la insatisfacción democrática y como resultado de ella, pero también aupado en el balotaje por los votos del antiperonismo cerril, dato éste que suele dejarse de lado en la mayoría de los análisis; cuando en rigor se ha convertido en uno de los comportamientos más constantes (si no el más) de la sociología política de los argentinos. Disgresión: la diferencia entre Macri (que llegó como dijimos prometiendo "mejorar lo malo" del kirchnerismo) y Milei (que hacía campaña con la motosierra) son los gobiernos de Néstor y Cristina que precedieron al primero, y los del propio Macri y Alberto (con sus respectivos resultados en términos de salarios, empleos, consumos y expectativas sociales) que fueron su preludio.

Se podrá decir que estos tiempos de motosierra y licuadora que estamos viviendo son la consecuencia exacta de lo que votaron quienes votaron a Milei sin faltar a la verdad, pero tampoco sin contarla completa: por un lado sería más preciso decir que la gente siempre quiere lo mismo (vivir mejor), sin saber exactamente como conseguirlo, y sobre todo sin aprender de la enseñanza histórica que hay ciertas formas (económicas sobre todo) con las cuáles es imposible que todos (o la gran mayoría) estemos mejor, y tropieza una y otra vez con las mismas piedras.

Y por otro lado tampoco está tan claro que la gente haya votado ciertas cosas (como las contenidas en la ley bases que avanza con fórceps en el Congreso), que tienen beneficiarios muy concretos. ¿O acaso hubo en campaña manifestaciones populares pidiendo por la política de cielos abiertos, el régimen de incentivo a las grandes inversiones, la desregulación de las prepagas y todos los precios, los aumentos de tarifas o la libre exportación de los hidrocarburos por las petroleras, solo por citar los ejemplos más notorios?

Es muy notorio ver los balbuceos y contorsionismos verbales de los que apoyaron la ley en Diputados, ninguno de los cuáles puede señalar un solo beneficio concreto que surja de su sanción, para la mayoría de los argentinos. Tantas incoherencias -como las de Stolbizer o Randazzo- y silencios incómodos o discursos con abstracciones y generalidades tienen más que ver con que son simples marionetas de un poder oculto, que con otra cosa.

Acaso allí haya que buscar -y no en la política como tal, o en el tamaño del Estado o nivel del gasto público- el origen y la causa principal de todas nuestras inestabilidades económicas, que se traducen en crisis sociales con consecuencias políticas y hasta institucionales, como en el 89' o el 2001: en la voracidad predatoria de los principales grupos del poder económico que solo consienten la democracia en tanto sirva a sus intereses, que para ello y si es preciso tratarán de condicionar a los gobiernos y forzarlos a violar su mandato electoral, o directamente de colonizarlos (como pasó con Macri y sobre todo está ocurriendo con Milei) aprovechando sus debilidades en su beneficio; y en la postración de la política frente a ese avance.  

Si hay algo que reprocharle a la política antes que nada no es tanto que se comporte como casta, sino que dejó de hacer política, es decir de aspirar a representar intereses sociales -no sectoriales, ni ocultos aunque muy visibles- y si es necesario confrontar con otros intereses para ellos, asumir el costo. Ese comportamiento del sistema político en su conjunto solo puede derivar a futuro en nuevas insatisfacciones democráticas, y en éste contexto el "que se vayan todos" estará siempre a la vuelta de la esquina.

Si por intentar imponer un modelo de exclusión inviable para la mayoría de los argentinos fracasó Macri (con todo el poder que tenía detrás) que se soñó hegemónico a largo plazo, nada indica que no vaya a terminar chocando la calesita Milei, que por estos días también se está soñando hegemónico y perdurable. Se trata simplemente del problema político más perdurable de la historia argentina: la imposible hegemonía perdurable y consentida -en un esquema de democracia formal- de un modelo de capitalismo predatorio; menos cuando pretende montarse sobre el humor social de una insatisfacción democrática de la que es la principal causa, aunque haya tenido la astucia de permanecer oculto buscando otros (gobiernos, legisladores) que hagan el trabajo sucio por ellos.  

Es así como los argentinos tenemos -de nuevo, como si no aprendiéramos de nuestro propio pasado- un Congreso militarizado sesionando de espaldas a la calle y al pulso ciudadano, para sancionar leyes que solo benefician a un puñado, cuyos nombres se repiten una y otra vez, y siguen como la sombra al cuerpo a todas nuestras crisis, porque no solo las generan, sino que se benefician con ellas; sin importar que o a quienes haya votado la gente, y para que. Los verdaderos votos calificados, digamos.

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