LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

sábado, 13 de marzo de 2021

CRIATURA MITOLÓGICA

 


Es una verdad más o menos admitida de los dos lados de la grieta que el kirchnerismo fue la salida imprevista de la crisis de gobernabilidad del 2001, cuando implosionó el modelo de la convertibilidad menemista que las dos grandes fuerzas signatarias del Pacto de Olivos (la UCR de Alfonsín y el PJ de Menem) acordaron sostener, aun cuando ya era inviable; tratando de administrar entre ese 2001 y el 2003, su estallido final.

En lo que no hay tanto consenso, en cambio, es que las figuras de Néstor Kirchner primero, y de Cristina después, rescataron al peronismo de su deriva ideológica y conceptual durante el menemato, para volver a colocarlo en el camino de las mejores tradiciones históricas del campo nacional y popular. 

Ambos -Néstor y Cristina- evitaron que se convirtiera en una simple federación de conservadurismos populares provinciales, y aparatos de operadores políticos y sindicales sin votos, que entendían que lo de Menem no había sido una simple adaptación camaleónica a las circunstancias globales en las que le tocó gobernar; sino una vuelta de página definitiva sobre el peronismo del propio Perón: "se quedaron en el 45'", como le gustaba decir al riojano.

Esto último quedó bastante claro hace poco, precisamente a partir de la muerte de Menem: cuando el menemismo ya no existía como opción política a tomar en cuenta al interior del peronismo "real", no fueron pocos los que salieron del placard para reivindicar las reformas del riojano, demostrando cuan hondo había calado la infiltración neoliberal en el movimiento fundado por Perón; al cual los gobiernos kirchneristas -mal que les pese a muchos- volvieron a su cauce.

El propio Néstor Kirchner se hacía cargo  del pasado y su herencia cuando, fresco aun el recuerdo del fracaso de la experiencia del Frepaso y Chacho Alvarez (un ensayo de renovación metodológica del peronismo para confluir con los progresismos varios, que concluyó en la alianza con De La Rúa y entronizando el retorno de Cavallo en un fallido intento por reparar sus propios desastres), se reivindicaba como peronista, y decía que los (nos) llamaban kirchneristas, para bajarnos el precio.

Desde aquel 2003 en que él llegó al gobierno, y más precisamente desde el 2005 en el que derrotó al aparato duhaldista de la provincia de Buenos Aires en el que se había apoyado para su aventura presidencial, se viene agitando la idea de un peronismo "alternativo" al hegemonizado por el kirchnerismo; peronismo que por un extraño sortilegio del pensamiento mágico, conservaría las virtudes del original cual cenizas en una urna, pero no -ay- los votos peronistas.

La lista de los que intentaron construir lo que hoy intenta construir Pichetto -el "peronismo de respetabilidad social" del que hablaba Morales Solá, es decir, el peronismo que les gusta a los antiperonistas- es interminable desde entonces, con el mismo destino final: el ostensible fracaso electoral, la marginalidad y el olvido. Hasta Francisco De Narváez -que se dio el gusto de derrotar una lista encabezada por Néstor, a solo dos años de que dejara la presidencia- tuvo el mismo destino, a punto tal que nadie se acuerda de él.

Pichetto acomete hoy lo que tantos intentaron antes: construir "la pata peronista" del antiperonismo, sin otro objetivo que morderle votos a (otra vez) "el peronismo realmente existente", para comprometer sus chances electorales; y posibilitar el triunfo de la derecha y su retorno. Algo que intentaron otros en otros tiempos con más éxito pero sin asumir explícitamente la etiqueta peronista, como Sergio Massa.

Resulta tan llamativa la persistencia en el intento, como la obstinación de los gorilas en construir un peronismo a su medida, es decir, un no-peronismo. Como un objeto que se odia pero al mismo tiempo fascina, no cejan en su empeño de moldear un peronismo que corresponda a sus gustos estéticos; supone que creyendo que de tal modo le escapan al fantasma de la carencia de gobernabilidad que los persigue tras las crisis de 1989, 2001 y 2018: el peronismo (o parte de él) sería el portador del gen que garantiza -si se gobierna- llegar al final del mandato, sin mayores sobresaltos.

Y también existe -por supuesto- la tentación de repetir el éxito que lograron con Menem: conseguir que el peronismo se destruya a sí mismo, aniquilando por mano propia las conquistas e instituciones que le legó a la sociedad argentina. Un posible último factor a considerar: la política de derechos humanos de los gobiernos kirchneristas puso muy nerviosos a muchos "peronistas de López Rega", nostalgiosos de la Triple A.

En algo parecido al "peronismo republicano" (es decir, en cuestionar la "peronicidad" del kirchnerismo y en especial de Cristina) andan los que sueñan con construir el "albertismo", y encontrar en él su lugar al calor del poder. Dirigentes políticos y sindicales camaleónicos, módicos Vandores de estos tiempos, que sueñan con un "kirchnerismo sin Cristina", o para ser más precisos, con un peronismo donde ella no sea la figura preponderante, por momentos excluyente y a años luz del resto.

Es posible que otros (gobernadores, intendentes, otros sindicalistas) piensen lo mismo en su fuero íntimo, pero con más pragmatismo, se rindan ante la evidencia, y vayan allí donde están los votos. De hecho, esta parece haber sido la piedra basal del "Frente de Todos"; tras cuatro años de macrismo oscilando entre la "oposición responsable", y la búsqueda del postkirchnerismo.

Porque éste es el dato duro de la realidad que no se puede ocultar, por más alquimias que ensayen personajes como Pichetto, u otros que piensan lo mismo, pero carecen de su audacia tanto como carecen (al igual que él) de votos: el pueblo peronista, simple y llano, la base electoral del peronismo en tanto columna vertebral de la coalición oficialista, se reconoce y refleja en el liderazgo y la figura de Cristina no solo y no tanto por sus innegables condiciones políticas personales; como por el hecho objetivo y constatable de que sus gobiernos y el de Néstor fueron los más peronistas que hubo, luego de los del propio Perón. Tan sencillo como eso.

Lo demás, como los "peronismos alternativos" que cada tanto se ensayan, son criaturas mitológicas sin demasiado anclaje en la política real. No al menos, en la electoralmente relevante. Tuits relacionados: 

3 comentarios:

Raúl C. dijo...

Desde que, al calor de la "gesta" rural de 2008, surgieron tantos disidentes del kirchnerismo, yo me hacía siempre la misma pregunta: ¿a dónde se van a ir? Lo mismo pensé años después respecto a Massa (el intento más sólido de todos esos): o se va directamente con Macri (y es absorbido) o no tiene dónde ir y se queda como tercero.
El FdeT, además del resultado de las movidas de Cristina y adláteres, es la respuesta a esa pregunta: Massa tenía que ir al FdeT o -una vez más- no tendría a dónde ir. (Además, el kirchnerismo necesitaba sus votos, así que la cosa fue win-win).
Y si ese fue el caso de Massa, con mucha más razón lo es de los que tienen muchísimos menos votos que él.
Creo que cuanto más la derecha alimente la grieta con tal entusiasmo como lo hace, menos espacio autónomo va a haber para los "peronistas" de derecha.

Anónimo dijo...

Muuuuy buena nota. Como decía el General las paredes de los ranchos también se hacen con bosta. Excelente la enunciación que NK y CFK han sido lo más parecido al peronismo de Perón y Evita. Y siempre recordemos que también entonces había Remorinos, Tessaires, Vandores, Paladinos. Que Dios guarde todo el tiempo que pueda a Cristina. En Ella, se sintetizan, hoy, los más nobles sentimientos de patria y pueblo. Y que siga con la fuerza necesaria para utilizar y conducir a esos sectores que, aunque sea por conveniencia electoral, sigan amuchándose en el Frente de Todos. De nuevo, si Ella se banca a AF, que ha sido jefe de campaña de Massa (el que decía en la embajada que NK era un loco peligroso y después acompañó al cipayo a Davos) y Randazzo (que ahora anda trenzando con lo peor de los electoraleros sólo para morderle votos al peronismo), a los capos sindicales que le hicieron cinco paros generales por Ganancias, a un canciller aliado de MM y de Narváez contra Néstor, a gobernadores que votaron como senadores a favor de los buitres (OP, por ejemplo), bueno muchachos, a aguantarse y confiar en su conducción y en los compañeros PERONISTAS como Axel, Máximo, Aníbal, Ferraresi, Secco, Zurro, Catalano, Yasky. y tantos más. Sigamos predicando a favor de marchar unidos, aunque tengamos que soportar las ganas de vomitar

Anónimo dijo...

Fui al lanzamiento. Ante el paso de interminables columnas, la muchedumbre recibía copias de una encuesta en la que dice que Peronismo Republicano tiene una intención de voto del 72% para las próximas elecciones.
El Colo.