Facundo Manes iba rumbo a convertirse en una de las mayores supersticiones electorales de la Argentina (quizás el recambio generacional de Roberto Lavagna en ese rol), cuando se le soltó una lengua nada menos que en el canal de Macri, y chocó contra todo el scrum armado por los carpeteados por el calabrés: desde periodistas ensobrados por el ex presidente hasta los dirigentes de su propio partido (incluyendo a su principal padrino hasta ayer, Gerardo Morales) salieron a cruzarlo; y desde el PRO piden su expulsión -ni más ni menos- de Juntos por el Cambio.
El neurocirujano -otro exponente de la "nueva política" líquida o gaseosa, con famosos o mediáticos en reemplazo de los militantes y las estructuras partidarias- osó mentar la soga en casa del ahorcado, recordando los estropicios antidemocráticos perpetrados por Macri y sus grupos de tareas judiciales, y sus redes de espionaje ilegal y clandestino no solo contra opositores políticos, sino también contra sus aliados.
Y ahí nos queremos detener en el análisis: Manes visto de cerca y en sí mismo es un personaje menor, cuyos reales quilates electorales están por verse, y con la profundidad conceptual de un dedal. Sin embargo -o precisamente por eso-, las reacciones del tinglado macrista frente a sus declaraciones llaman la atención, aun cuando uno no participe por lo general de las teorías conspiracionistas.
Al mejor estilo de la saga de "El padrino", el "Don" no habló del tema, pero otros hablaron por él, lanzándose sobre la granada. Y no solo lo hicieron personajes de los que se espera ese tipo de obsecuencias como Majul, sino buena parte de la UCR (el ya citado caso de Morales no fue el único) o sus satélites, como Martín Lousteau; que pasó en horas de abogar por la discusión interna dentro de JxC, a advertir que hay que ser cuidadoso con las expresiones públicas, en aras a preservar la unidad de la coalición opositora.
Lo que supone que en gran medida esa unidad se sustenta (casi al mismo nivel que la demonización del kirchnerismo) en una suerte de "pato de omertá" sobre las prácticas mafiosas de Macri espiando incluso a sus aliados políticos, pues todo reaccionaron al instante haciéndole promesas de lealtad y dejando a salvo su buen nombre y honor, como si supieran (o sospecharan, o temieran) que conoce secretos y pecados suyos, con los que los puede amedrentar, o dañar.
Algo que ya había pasado antes con los propios dirigentes del PRO que fueron espiados por Macri, como Vidal, Larreta o Santili. Si esos turbios manejos del líder del espacio eran negados primero y naturalizados después como si no hubieran ocurrido o no importaran, imaginemos como será la cosa ahora, cuando por ejemplo los jueces de Comodoro Py acaban de legalizar el espionaje a los familiares de las víctimas del ARA San Juan, con la excusa de garantizar la seguridad presidencial, o entendieron que las demás maniobras similares de la AFI macrista eran obra de cuentapropistas que se mandaron por la suya.
Insistimos: acá siempre hemos puesto el énfasis más en nuestros propios problemas que en los de la oposición, y también siempre preferimos buscar una explicación política a los hechos que son de esa naturaleza, antes que caer en teorías conspirativas. Sin embargo, como trasfondo de las reacciones frente a las declaraciones de Manes hay que contrastar la intención de la UCR de plantarle el desafío de un candidato propio al PRO de cara a las elecciones del año que viene, con la rápida y violenta soltada de manos al neurocirujano, que era uno de los llamados a cumplir ese rol.
Como reza el dicho, uno no cree en las brujas (o en los carpetazos), pero que las hay, las hay. Y más allá de que buena parte de las maniobras que denuncia Manes (como los grupos de tareas judiciales) son de responsabilidad compartida entre Macri y sus socios en la coalición opositora (lo que explicaría las reacciones), la obsesión por el espionaje que acompaña al hijo de Franco desde antes de meterse en política como la sombra al cuerpo, merece sin dudas analizarse desde una óptica política: los "sótanos de la democracia" de los que habló alguna vez Alberto Fernández no solo están en las estructuras del Estado, o en sus espías de la AFI.
1 comentario:
Nos distraemos con la supuesta interna de los representantes del establishment o con las elecciones en Brasil. Mientras tanto nuestro gobierno, el que votamos aumento los combustibles el fin de semana, hace oidos sordos al aumento indiscriminado de los alimentos, envia 250 efectivos federales a Rio Negro para reprimir y encarcelar a 7 mujeres y 10 niños de un pueblo originario pero no hace nada para recuperar Lago Escondido, los gobernadores propios frenan la ley de humedales. Todos haciendose los distraidos. Quien gobierna? Para que los votamos? Si no cumplieron con las propuestas del 2019 que propuestas piensan hacernos para el 2023? El momento actual es asfixiante.
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