LA FRASE

"MELANIA TRUMP ES MI NUEVA MEJOR AMIGA, ME INVITÓ A TRABAJAR EN ESTADOS UNIDOS, CAMA ADENTRO." (AMALIA GONZÁLEZ)

martes, 19 de noviembre de 2024

AGENDA 1030

 

Perón decía que la verdadera política era la política exterior, y de un extraño modo, Milei parece darle la razón: desde que asumió el gobierno está proyectando a escala planetaria en los diferentes foros internacionales, las idioteces que configuran su discurso político y su pensamiento, si es que se lo puede llamar así.

Sin que digan nada los que otrora protestaban por la presunta partidización de la Cancillería en manos de la Cámpora en manos de Cristina, el presidente ha emprendido una cruzada contra lo que él llama "globalismo", que no serían otra cosa que los organismos multilaterales de los que el país es parte, y la Agenda 2030 de la ONU, un conjunto de objetivos y buenas intenciones que reemplazaron a la agenda del milenio, como metas deseables de la comunidad internacional. 

Disgresión: tampoco ninguno de ellos se ha pronunciado hasta acá sobre el propósito públicamente explícito del gobierno de hacer purgas ideológicas entre el personal del servicio diplomático, para garantizar que nadie adopte "agendas enemigas", en la guerra contra enemigos invisibles en la que -al parecer- Milei embarcó al país; con un oscurantismo digno de los tiempos medievales. 

Volvemos: una vez decidido ese rumbo de deriva, todo lo que se puede esperar de la política exterior del gobierno que padecemos son papelones, y en eso han superado las expectativas: en 11 meses de gestión Milei el país ha abandonado los reclamos por Malvinas, ha respaldado el bloqueo a Cuba en soledad junto a Estados Unidos e Israel (nuestra delegación votó en contra, pero eso le costó el puesto a Mondino), ha retirado la delegación de la cumbre de cambio climático, y ha votado en contra de las políticas compensatorias de género y de la prevención de la violencia contra mujeres y niñas, y del reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, exabruptos en los que quedó en soledad mundial, violando además un claro mandato constitucional; como lo hizo con el reclamo de Malvinas.

Si la intención de Milei con esas decisiones es plantar bandera y dejar sentada una postura ideológica, lo ha conseguido: hoy la Argentina está quedando crecientemente aislada del mundo y empieza a ser identificada como un enclave de ideas estrafalarias, atrasadas e impracticables, tal como nuestro gobierno las plantea. La agenda del 1030, o algo por el estilo.

Pero no se trata simplemente de una disputa teórica, sin mayores alcances prácticos: de la mano de la extravagante política exterior de Milei hemos roto una tradición centenaria de no involucrarnos en conflictos externos apostando a la solución pacífica de controversias, simplemente por hacer seguidismo de la política exterior de Estados Unidos e Israel en Gaza y Ucrania, pese a sostener como muy posible sufrir en territorio nacional un nuevo atentado terrorista como los de la embajada de Israel y la AMIA; y pese también a apoyar posturas que son contradictorias con las bases jurídicas de nuestro reclamo de soberanía en Malvinas.

Y los caprichos de Milei han sido además nocivos para el interés nacional: ha provocado con su torpeza conflictos diplomáticos innecesarios con Brasil, España, Rusia y China, que están entre nuestros principales socios comerciales y destino de nuestras exportaciones; mientras declinó la invitación para que el país ingrese a los BRICS justo cuando el grupo amplía sus miembros, acreciente su influencia en el tablero internacional, y hasta el electo presidente de EEUU Donald Trump plantea dialogar con esos países.

Eso sin contar que el "globalifóbico" Milei que -junto con su vicepresidenta- hace una parodia de nacionalismo para -supuestamente- evitar injerencias foráneas en el diseño de las políticas nacionales, adhiere sin reservas a la verdadera globalización (que es la financiera), entrega en bandeja los recursos naturales del país a través del RIGI de la ley bases, y sostiene fluidos vínculos con el FMI, que es la única institución multilateral que al parecer no molesta.

Los dislates de la política exterior de Milei no son otra cosa que consecuencia y proyección del modelo que despliega fronteras adentro, con los resultados que están a la vista. Y parte de la obra de reparación futura, cuando esta pesadilla termine, es la reconstrucción de la imagen y los vínculos de la Argentina con el mundo, convenciendo a las demás naciones que los argentinos somos mejores que la pandilla de lunáticos que circunstancialmente nos gobierna. Tuit relacionado:

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