LA FRASE

"LÁSTIMA QUE CORTARON LOS SUBSIDIOS DEL INCAA, SI NO PRODUCÍA LA VERSIÓN ARGENTINA DE "METEORO" CON COLAPINTO Y LA CHINA SUÁREZ EN EL PAPEL DE TRIXIE." (ADRIÁN SUAR)

lunes, 2 de diciembre de 2024

LOS COPITOS DEL CONGRESO

 

En la fallida sesión de Diputados para aprobar el proyecto de ficha limpia Juan Manuel López (Coalición Cívica) sinceró lo que nosotros sabíamos desde siempre, pero ellos se empeñaban en negar u ocultar: la iniciativa tiene destinataria con nombre y apellido, y es Cristina Fernández de Kirchner. Frente al fracaso en juntar el quórum, responsabilizó a los ausentes de que en un futuro próximo CFK fuera candidata, y terminara ganando las elecciones; y después reiteró lo mismo en una recorrida por los medios, advirtiendo además que un triunfo de Cristina ponía en riesgo la estabilidad financiera alcanzada por el gobierno.

Días antes, Macri activó a una ONG macrista (en manos de quien fuera su funcionaria en la UIF) para pedir la prisión efectiva de Cristina tomando como ejemplo el caso de Uribarri, lo cual refuerza la idea de que la destinataria final de ese fallo de la justicia entrerriana era CFK, y el ex gobernador fue un globo de ensayo. Los alcahuetes mediáticos del régimen -sorprendidos por la ausencia de legisladores de LLA para tratar el proyecto y faltos de instrucciones- estallaron indignados, y entraron en pánico por el retorno de la que hasta un minuto antes habían decretado muerta políticamente.

Detengámonos por un momento en esto: los tipos están quitándose los guantes y la mordaza, para llamar a la cosas por su nombre, o para dejar las huellas marcadas de sus intenciones reales; que por supuesto no son ni combatir la corrupción, ni moralizar las instituciones, ni establecer la ejemplaridad de nada. Aunque pensándolo bien, algo de esto último hay, en otro sentido.

No es que nos enteráramos de algo que no sabíamos, pero igual impacta la brutalidad del sincericidio, y la flagrante contradicción entre la brusca preocupación de un triunfo de Cristina que parecen ver más posible incluso que nosotros, cuando hasta ayer auguraban el final del kirchnerismo y el ocaso definitivo de su figura. Porque la quieren proscribir porque les gana (lo están diciendo ellos mismos): a nadie se le ocurriría que le inventaran causas judiciales para luego aplicarle la "ficha limpia" a Myriam Bregman o a Margarita Stolbizer.

A ninguno de ellos parece escandalizarle en términos democráticos que tanta preocupación porque alguien sea candidata y gane una elección genere condena judiciales fraudulentas, proyectos de ley con nombre y apellido y hasta un fallido intento de magnicidio. Porque en definitivas se están alzando contra el voto ciudadano y la soberanía popular, restringiendo quienes pueden ser candidatos, estableciendo de antemano quienes no pueden ser elegidos, o poniendo por encima de la decisión en la urnas, la opinión de los mercados. Es como si naturalizaran que haya réprobos y elegidos, más allá de lo que digan los jueces, de los principios constitucionales (como la presunción de inocencia) y de los propios vericuetos del sistema judicial que deben seguirse para que una condena queda firme en forma definitiva.

Cristina, al igual que Perón antes, ha sido perseguida en los medios, en la justicia y en el Congreso o en los lugares donde -en las dictaduras- se definían las reglas de la competencia electoral, y alguien podría decir que por las mismas razones: la quieren -como lo quisieron a Perón- presa, proscripta o muerta, o todo eso junto y sucesivamente, para conseguir sacarla de la cancha. De Perón se dijo que fue porque era un dictador (y también un corrupto, y cosas peores), aunque bien sabemos que lo les molestó fue que subvirtiera el orden establecido, y que afectara intereses bien concretos.

El caso de Cristina y el kirchnerismo son parecidos, aunque no necesariamente similares: aunque sus gobiernos no fueron "de ellos" (como los de Menem, Macri o Milei) ni mucho menos, no hicieron tabla rasa con muchas situaciones heredadas, y cuando lo intentaron, no siempre salieron bien librados: los bancos perdieron el curro de las AFJP pero siguieron acumulando ganancias siderales, el campo privilegiado no tuvo finalmente que pagar retenciones móviles ni hubo una reforma agraria, nacionalización del comercio exterior o cosa parecida, Clarín sigue disfrutando de su posición dominante en el mercado de las comunicaciones (y si la ve amenazada es por la presencia de otros actores más poderosos que el kirchnerismo y que no vienen precisamente de la política), los fondos buitres cobraron puntualmente sus acreencias por afuera de los canjes de deuda, y mucho más que ellas.

Y Cristina cuando volvió, "volvió mejor": después del impedimento constitucional para otra reelección que llevó a la candidatura de Scioli ("el candidato del peronismo realmente existente", como se lo vendía por entonces) y cuando éste ya no existía, optó por Alberto primero, y por Massa después; es decir nunca por alguien a quien pudieran percibir como una amenaza para sus intereses y privilegios. Sin embargo el odio no mermó, y la persecución constante en su contra por todos los medios y en todas las instancias, tampoco.

Puestos a arriesgar las hipótesis de tanta saña y energía dedicadas contra alguien, diremos que Cristina (su figura, su discurso, su trayectoria, su praxis política en el gobierno y en el llano) pone en crisis un modelo de gobernabilidad y de representación política, que distingue al interregno kirchnerista de lo que ha sido en general el tono de nuestra democracia post dictadura; y pone en evidencia sus miserias, sus entregas, sus claudicaciones, sus compromisos y los intereses que realmente los manejan.

Es el espejo y la imagen que les devuelve (más que Cristina) lo que los incomoda, y de allí la furia: la han elegido como el ejemplo aleccionador para que nadie vuelva o osar siquiera intentar transitar por ciertos caminos, poniendo en cuestión el modelo de democracia cautiva de "los mercados", donde el voto popular es una cuestión de segundo orden, que se tiene en cuenta solo cuando conviene, y en la que la representación de los intereses sociales no es lo que define en esencia a la política. 

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