Provincias Unidas se basaba en los presuntos modelos provinciales exitosos de gestión de algunos gobernadores. Creo que salvo el de Corrientes todos perdieron en sus provincias. Pullaro fue el peor porque terminó tercero. Una verdadera estafa piramidal.
— La Corriente K (@lacorrientek) October 27, 2025
Por más mal que le vaya al peronismo y por más errores que cometa, está claro que sigue siendo el único punto de acumulación de las fuerzas políticas, económicas y sociales que resisten la colonización definitiva del país.
— La Corriente K (@lacorrientek) October 27, 2025
Que gane la elección una fuerza que no tiene ningún gobernador y (creo) que ningún intendente o casi ninguno en todo el país obliga a revisar algunas ideas sobre como se consiguen los votos.
— La Corriente K (@lacorrientek) October 27, 2025
Lo que va a correr la Banelco en el Congreso con los buscapinas a los que les quedan dos años de mandato y ya saben hoy que se van para no volver.
— La Corriente K (@lacorrientek) October 27, 2025
Una de las cosas que hay que aprender a diferenciar es que hay cosas que hay que plantearlas y banderas que defender, tengan o no rédito electoral. Cosa que por otra parte nadie sabe a ciencia cierta que lo tiene y que no. Por vía de esa confusión entre el tráfico de ideología.
— La Corriente K (@lacorrientek) October 27, 2025
Atentos al riesgo del entrismo del gorilismo al interior del peronismo, bajo el subterfugio de "virar a la derecha porque la sociedad fue para allí", o "adaptarse al clima de época". Eso ya se vio, y no termina bien. Para representar políticamente al régimen sobra oferta.
— La Corriente K (@lacorrientek) October 27, 2025
Se comprende que por necesidades de sostener ciertas estructuras políticas y nichos de negocios vinculados a la política como las encuestas o los asesores de campaña se sobrevalore su incidencia en los procesos electorales. Pero que el enfoque analítico pase por ahí es falopa.
— La Corriente K (@lacorrientek) October 27, 2025
* Aunque ya hay quienes están queriendo verle dotes de armadora política a Karina Milei, mientras del otro lado se están pasando facturas por haberle errado con la estrategia o no ponerse al hombro la campaña, la realidad es que si algo deja en claro el triunfo de LLA el domingo es que hay que -como mínimo- relativizar la incidencia de las estrategias electorales y el márketing político, y de la política estructural (dirigentes, aparatos) sobre las preferencias electorales de los ciudadanos: se impuso en la mayor parte del país -por segunda vez en dos años, en elecciones nacionales- una fuerza política que no tiene gobernadores propios, ni siquiera intendentes o presidentes comunales. Evidentemente hay otros factores en juego.
* Muchos -inclusive en el peronismo- quisieron replicar la estrategia de manipular emociones de los electores, en lugar de intentar comunicar ideas: pasamos otra campaña en que no se dijo nada en concreto de lo que se iba a hacer con el país, ni como hacerlo. Se habla mucho y en concreto, no se dice nada, y lo que podría funcionar para ellos y para su núcleo fiel de votantes, no necesariamente funciona igual para nosotros; en la búsqueda de esos electores "sueltos", que en la mayoría de los casos ni siquiera se sienten movilizados para ir a votar.
* La suspensión de las PASO y la implementación de la boleta única no hicieron más que profundizar el proceso de despartidización de la democracia, yendo cada vez más hacia una democracia de candidatos (en la organización de la oferta electoral) que una de partidos o fuerzas en pugna, con trayectorias ideológicas nítidamente diferenciadas. Esta dinámica contrasta con la permanencia y profundización de la polarización en la sociedad real que se expresa políticamente. Por otro lado es incoherente poner el mayor peso de las decisiones electorales de los ciudadanos en lo que hacen o dejan de hacer las estructuras políticas, mientras se da luz verde a reglas de juego que no hacen más que debilitarlas.
* La fragmentación creciente del sistema político y de la oferta electoral, así como la fragilidad, vaciamiento y labilidad de las estructuras partidarias no solo son funcionales a la captura de la representación política por el poder económico, sino que tienen consecuencias institucionales: se habla de construir consensos, cuando en realidad de lo que se trata es de consagrar a través de las instituciones reformas socialmente dañinas, aprovechando los resquicios de esa fragmentación, que dan lugar a microemprendimientos políticos a veces personales, y filibusterismos varios. Cosa que por otro lado veremos con mayor frecuencia de acá en adelante.
* Se confunde la agenda de temas que deben plantearse por razones de convicción política y de justicia, con lo que circunstancialmente puede tener o no rédito electoral, según se interprete desde gasesoas elucubraciones como los "climas de época". Pasaba en su momento con la política de derechos humanos, pasa hoy con la detención y proscripción de Cristina o el enfeudamiento colonial del país al extranjero: hay banderas que hay que sostenerlas porque son justas y necesarias para construir un país en serio, y no medirlas con la vara especulativa del rédito electoral.
* Conectado a lo anterior, al peronismo frente a una nueva derrota lo volverá a acechar el fantasma del camaleonismo ideológico para "remar con la corriente", y bajo el pretexto de adaptarse a los tiempos que corren, bajar banderas y asumir como propias las del enemigo. Pasó en otros momentos de nuestra historia y podría volver a pasar, omitiendo que si algo dejan en claro las elecciones del domingo es que el país no peronista no vota copias, teniendo a la mano los originales.
* Del mismo modo que decimos que hay que matizar o poner en su justo contexto la incidencia de las ingenierías electorales o publicitarias en las campañas y el voto ciudadano, hay que hacer lo propio con las candidaturas: más allá de gustos personales tengamos en claro que el oficialismo ganó con candidatos horribles y desacreditados por distintos motivos; y está por verse que el peronismo haya perdido por los que presentó en cada distrito, o sobre todo, que a esa pura y exclusiva causal obedezca que no logre convocar a votarlo a los que no concurrieron directamente a votar.
* Transcurrida otra elección en la que el ausentismo electoral estuvo cómodamente por encima del 30 % del padrón de los habilitados para votar y viendo además que nadie padece consecuencia alguna por ello, hay que asumir que en la Argentina el voto se ha vuelto, en los hechos, voluntario; y pensar estrategias políticas para ese nuevo cuadro de situación. Más difícil que atraer el voto indeciso, es atraer el del que está decidido a no votar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario