LA FRASE

"LE DIJE AL PRESIDENTE MILEI QUE ESTOY MUY INTERESADO EN INVERTIR EN SU PAÍS, ESPECÍFICAMENTE CONTRATANDO A LOS CIENTÍFICOS DEL CONICET, ARSAT Y EL PLAN NUCLEAR QUE SU GOBIERNO ESTÁ DESPIDIENDO." (ELON MUSK)

domingo, 24 de octubre de 2021

LA CONTRADICCIÓN FUNDAMENTAL

 

Si solo tienen tiempo de leer una sola cosa este fin de semana, que sea ésta nota de Gabriel Bencivengo que levanta Artemio López en Ramble Tamble; y de la que nosotros destacamos estas partes:

"Es un concepto básico, quizá tan básico que suele quedar extraviado en la discusión, o más bien ocultado -según se mire-, por más que refiera al famoso “fifty-fifty” del que hablaba Perón. Se trata del “excedente bruto de explotación”. Es un dato central, lo mide el Indec, es trimestral y está contenido en la denominada “Cuenta de generación del ingreso e insumo de mano de obra”. Suena complicado, pero no lo es tanto. Refiere, en lo esencial, al excedente generado por las empresas una vez recompensado el factor trabajo. En otras palabras: lo que no se llevan los trabajadores del ingreso total generado por una economía. Así de sencillo.".

"La última medición se conoció esta semana. ¿Qué dicen los datos del Indec? Que la participación de los trabajadores en la economía viene en caída libre. Cayó casi diez porcentuales en apenas un año. La participación de los asalariados en la distribución del ingreso pasó del 49,8 al 40 por ciento entre los segundos trimestre de 2020 y 2021. “Si se excluye el sector público, la participación asalariada cae el 31 por ciento, situación que no se verifica desde 2005/2006”, según calculó el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP). En el mismo período, lo que se quedan las empresas -el excedente bruto de explotación- ganó casi 4 puntos porcentuales. Pasó del 47 al 50,9 por ciento del total. Sí, la cara oculta del ajuste. Una descripción clara y concisa de la razón por la que la reactivación no llega a los trabajadores y la economía no termina de despegar.".

"Lo dicho. El sector empresario gana peso en el reparto de los ingresos. La dinámica implica no solo un retroceso de la masa salarial, sino también, y en consecuencia, una caída del costo laboral con relación al valor de la producción. Los casi 51 puntos que alcanzó el excedente bruto de explotación lo explican, en su mayor parte, el complejo agroexportador y los bloques minero e hidrocarburífero. Los mismos con los que el gobierno busca acordar mayores beneficios y ventajas impositivas a cambio de inversiones. También lo explican las ramas industriales más concentradas, como la alimenticia. La contracara del proceso es la caída de 9,8 puntos en un año en la participación de los trabajadores en el PIB. Aquí, la explicación pasa por la devaluación, el veloz traslado a los precios de producción y la suba internacional de los commodities.".

"Está claro que el crecimiento de la participación asalariada en desmedro de las ganancias siempre despertó cuestionamientos desde los sectores empresarios. Algunas veces como críticas al rumbo económico. Otras veces, directamente como reticencia inversora, una forma de veto político. La historia es conocida. El norte empresario también: el aumento del excedente bruto de explotación por la doble vía de la baja del costo laboral y la mayor productividad. El modelo noventista. El que sustentó las crecientes ganancias empresarias en el período 1993-1998 y que pasó a un segundo plano tras la devaluación de 2002 por las altas tasas de crecimiento del PIB, que permitieron que se expandieran los beneficios del capital y la participación asalariada.".

Esta cuestión es, en nuestra opinión, la más relevante en términos políticos, económicos y sociales, acá y en cualquier lado: como se distribuye el ingreso en una sociedad, y quien se apropia y en que medida de la riqueza generada. Es, digámoslo así, la contradicción fundamental de la que las demás resultan subordinadas, y explica la pobreza por el lado que hay que explicarla: por el de la riqueza.

Y es también la auténtica madre de la verdadera grieta (la de la injusticia social, y la inequidad en la distribución de la riqueza), y la fuente de todas las tensiones sociales, políticas y económicas en el país, desde 1945 para acá; en un doble sentido: la injusticia genera inestabilidad social y política, y cuando se intenta repararla, los que deben ceder participación en la renta para que otros -usualmente postergados- la mejoren, resisten con uñas y dientes en la defensa de sus posiciones de privilegio. Pasó con las retenciones móviles en el 2008, pasa ahora con los controles de precios, y seguirá pasando cada vez que se ponga éste asunto en discusión.

Adviértase que, pese a la crudeza de los números y a que estamos hablando de poder o no satisfacer necesidades esenciales o consumos básicos mientras otros se apropian obscenamente de mayores márgenes de ganancias, nos quieren entretener con debates teóricos sobre las causas de la inflación como si ésta no fuera resultado de la puja distributiva; o con llamamientos a grandes acuerdos nacionales en los que -curiosamente- éste tema nunca está puesto en el tapete: ¿cuanto de su participación en la renta nacional está dispuesto a ceder el capital en beneficio del trabajo, para construir una sociedad más justa?

En su libro "Peronismo. Filosofía política de una persistencia argentina", trae José pablo Feinmann la opinión de Milcíades Peña, negándole carácter revolucionario al primer peronismo en estos términos: "Sindicalización masiva e integral del proletariado fabril y de los trabajadores asalariados en general. Democratización de las relaciones obrero-patronales en los sitios de trabajo y en las tratativas ante el Estado. Treinta y tres por ciento de aumento en la participación de los asalariados en el ingreso nacional. A eso se redujo toda la "revolución peronista"." (las negritas son nuestras)

Concluye Feinmann: "¿Treinta y tres por ciento de aumento en la participación de los asalariados en el ingreso nacional? Milcíades, hoy, eso, sería más que el Palacio de Invierno." . Y agregamos nosotros: eso, ese 33 %, le costó al peronismo el bombardeo de la Plaza, el golpe del 55, los fusilamientos del 56', los 18 años de proscripción y después del 76', 30.000 desaparecidos al conjunto de la sociedad argentina: mirá si será asunto de importancia.

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