LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

martes, 29 de marzo de 2022

GAMBITO DE DAMA

 

Cristina movió, y cambió la agenda: los puso a todos a discutir lo que ella plantea, como sucede siempre; lo cual debería bastar por sí como hecho contundente, para que ya no le discutan ni su volumen político, ni su centralidad absoluta, para bien o para mal. Es el hecho ordenador de la política argentina, hace años.

Al impulsar que el bloque de senadores del FDT presente dos proyectos de ley para levantar el secreto bancario e imponer una contribución especial a los que tienen bienes o activos no declarados en el exterior para conformar un fondo destinado a pagar (en dólares) los vencimientos de la deuda con el FMI, está planteando la respuesta correcta a la pregunta que ella misma viene haciendo de modo insistente desde 2018, cuando Macri contrajo el mega-préstamo: quienes lo van a pagar.

El gobierno no pudo sino salir a apoyar la iniciativa, más allá de sus convicciones íntimas o especulaciones sobre la "correlación de fuerzas" en el Congreso: lo contrario hubiera significado ahondar aun más la grieta con la principal figura política del Frente, y -sobre todo- con su propia base electoral: si alguien se niega a que la deuda sea pagada como plantea Cristina, tiene que sincerar quienes y como la van a pagar.

La oposición -al igual que pasó en su momento con el impuesto a las grandes fortunas- no pudo evitar la celada, y salió rápido y de pálpito a defender evasores de impuestos, fugadores de capitales y lavadores de dinero de dudoso origen, dándose vuelta en el aire de su arsenal teórico ensayado contra el kirchnerismo: ahora, de pronto, se volvieron garantistas y creen firmemente en la presunción de inocencia, no les interesa tanto "recuperar lo robado" y se oponen a un impuesto que -dicen- es imposible de aplicar. Esto es lo que son y lo que fuero siempre, en todo caso la astucia de Cristina es exponerlos a la luz, en toda su miseria.

Aunque pasó desapercibido porque se discutían otras cuestiones más acuciantes como las tarifas de los servicios públicos, las normas y mecanismos para combatir el lavado de dinero también fueron parte de las negociaciones entre el gobierno y el FMI para renegociar la deuda. Precisamente de esa supuesta preocupación del Fondo sobre el tema, se agarró Cristina para tratarlo con el embajador de Estados Unidos: otros que se verá forzados a tomar posición, a ver que tan comprometidos están en la cruzada.

Más allá de las dificultades que el proyecto pueda enfrentar en el Congreso y hasta de las legítimas dudas que pueda plantear sobre su factibilidad, cualquiera medianamente avispado se da cuenta que Cristina no ignora lo que pueden llegar a hacer o no los yanquis "cooperando" en detectar evasores, fugadores y lavadores: en su propio gobierno trasladó al país las normas y recomendaciones del GAFI a pedido del G20 (incluyendo la llamada ley antierrorista) buscando el apoyo de Obama en la disputa con los fondos buitres, sin conseguir ni una cosa ni la otra: ni ayuda para enfrentar a Paul Singer y sus muchachos, ni condenar a nadie por lavado de dinero; esa omisión inveterada de la justicia argentina que a nadie parece molestarle, porque nunca hubo sospechosos kirchneristas.

De esto no debe inferirse que el planteo que subyace en los proyectos sea ingenuo, sino todo lo contrario: no se le puede pedir a Cristina (que ni siquiera integra formalmente el Senado como para votar) que adopte decisiones concretas que corresponden al Congreso o al Poder Ejecutivo. Pero si se le puede pedir (como le pidieron cuando se opuso al arreglo con el FMI en los términos en que estaba planteado) caminos alternativos, para salir de los laberintos a los que nos condujeron Macri con su espantoso gobierno primero, y Alberto con sus vacilaciones y reculadas, después.

Y eso es precisamente lo que Cristina está haciendo, con la misma línea de discurso y el mismo horizonte de rumbo político que viene planteando, cada vez que opinó al respecto, hace cuatro años. Y haciéndolo acaba de hacer el mayor aporte a la tan reclamada unidad que se hizo desde las PASO del año pasado hasta acá, como mínimo: si Alberto y el gobierno están convencidos que el proyecto marca el camino y lo apoyan con convicción -es decir, no para la tribuna- hay un montón de discusiones que se pueden dar por saldadas. Es como si CFK les preguntara "¿Y vos chabón , de qué lado estás?".  

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una goleadora inagotable. Y también irremplazable.
El Colo.

Daniel de Argentina dijo...

Es una brillante estratega, hasta Sun Tzu la admiraría.