LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

jueves, 11 de enero de 2024

¿LA CONSTITUCIÓN? ¡ME ARRUGA LA ROPA!

 

En medio del tsunami de barbaridades, idioteces y atropellos que es el gobierno de Milei, pasó casi desapercibido lo que dijo Rodolfo Barra en el Congreso en medio de las discusiones por la ley ómnibus: palabras más, palabras menos, algo así como que la Constitución es un lujo que solo podemos darnos en tiempos fáciles, tranquilos y de prosperidad; porque cuando las cosas se complican o transitamos alguna crisis, hay que dejarla de lado hasta mejor oportunidad.

O en todo caso y acorde al tono extorsivo con el que el gobierno viene manejando la discusión con la oposición por el DNU y la ley (en modo "es esto así, ahora, a libro cerrado, o explota todo"), formuló una amenaza no tan velada de lo que el gobierno estaría dispuesto a hacer si no prospera su plan o encuentra resistencias: llevarse puestas las instituciones de una buena vez, y listo.

Las pulsiones autoritarias de Milei y los libertarios son conocidas -y advertidas- ya desde la campaña electoral, cuando se dijo hasta el cansancio que se trata de gente sin demasiado apego a los límites jurídicos o al mismo pacto democrático (el hoy presidente se negó a decir, preguntado al respecto, si valoraba a la democracia como sistema político), y cuyo éxito pondría en serio riesgo el régimen de convivencia social trabajosamente construido durante 40 años.

La advertencia -como las concernientes a su modelo económico y social y sus implicancias- se quedó corta, y los riesgos son ya palpables, en términos de retroceso institucional y democrático. 

Pero lo que Barra está diciendo escala a otro nivel: nos advierte que si no se cede a las demandas del gobierno explotará todo -como si todo viniera funcionando normalmente-, y en ese caso el gobierno hará lo que crea conveniente y necesario, sin sentirse atado o restringido por ninguna norma que no sea su propio interés o deseo, incluida entre esas normas "prescindibles" la propia Constitución.

Pues bien, ése y no otro fue el fundante ideológico de todos los golpes de Estado habidos en éste país -donde no faltaron-, y solo el estado de shock que afecta desde hace un mes a buena parte de la sociedad argentina ha impedido una reacción acorde al tamaño del exabrupto. Eso, y que -como hemos dicho antes- el respeto por el pacto democrático está mucho menos consolidado socialmente de lo que solemos suponer.  

Que la Constitución es un adorno pensado para tiempos prósperos y felices -y no un programa para, entre otras cosas, alcanzar justamente, la prosperidad y la felicidad en una sociedad- es un absurdo que no merece siquiera discutirse, pero el argumento de Barra podría refutarse por reducción al absurdo: de ser así, no hubo años más prósperos y felices que los del kirchnerismo, que gobernó durante 12 años y medio sin un solo día de estado de sitio, y con plena vigencia de los derechos y libertades garantidos por la Carta Magna, incluso en medio de oposiciones cerriles, y crisis varias.

El gobierno parece dispuesto a cumplir con su programa a como de lugar, rifando a cada paso su legitimidad de origen e incluso con desprecio del daño que eso pudiera causar al consenso social que pueda tener a su favor. Y en ese trance, supone que la sociedad argentina -buena parte de la cual decidió cometer un suicidio electoral colectivo- lo soportará estoicamente sin resistir, cuando no lo apoyará explícitamente; aunque por el momento Milei haya archivado su desafío de plebiscitar sus reformas si encuentran obstáculos en el Congreso.

Algo -la compulsa de nuestra compleja historia, los indicadores de la economía cotidiana, el humor social- nos dice que podrían estar asomándose a una equivocación colosal, y costosa para todos. Como dicen, el que viva lo verá. Tuit relacionado: 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

🚁 ........Helicóptero.

El Colo.

Anónimo dijo...

✈ O avión.
El Colo.