Se desarmaron dos grandes mentiras que allanaron el camino de Macri y Vidal en 2015— PORTAL DE NOTICIAS (@NotiPortal) September 15, 2020
Aníbal no era "la morsa" y la tragedia de Once no sucedió como se relató. Dos operaciones mediáticas y judiciales capitalizadas por el macrismo para llegar al poder.https://t.co/NRIboOeUe8
Finalmente se supo que Aníbal no era la Morsa, y que el maquinista del tren de Once anuló el dispositivo de "hombre muerto". Como antes se había sabido -porque lo dijeron los peritos en la causa- que los frenos del tren funcionaban correctamente, que Máximo Kirchner y Nilda Garré no tenían cuentas en las Seychelles, ni Kicillof cobraba un sueldo abultado de YPF siendo ministro.
Antes se había sabido que los fondos buitres colaboraron con la campaña de demolición de Lanata y financiaron la campaña de Macri, que les retribuyó generosamente el apoyo apenas llegó a la presidencia, pagándoles sin chistar aun más de lo que reclamaban en los estrados judiciales.
Como también se supo que Cambridge Analytica intervino en la camaña presidencial del 2015 para generar "fake news" que perjudicaran al gobierno y favorecieran las chances de Macri, o que las alertas rojas de Interpol por el atentado a la AMIA jamás se levantaron, o que Nisman no fue asesinado sino que se suicidó. Con el tiempo, todo se sabe, tarde o temprano, y la listase queda corta: podríamos agregar las causas judiciales contra Cristina y los funcionarios de su gobierno, y las mil y una falacias utilizadas como parte de las estrategias de "law fare" para descalificar a los adversarios políticos, y sacarlos de carrera. Es posible que con el tiempo sepamos quien escribió realmente los cuadernos de Centeno, y muchas cosas más.
No se puede volver el tiempo atrás, retrotraernos al 2015 y que se hagan de nuevo las elecciones y votemos de nuevo sabiendo que todas esas cosas que se dijeron eran mentiras; como tampoco podemos aseverar que, aunque quedando eso claro, los resultados serían distintos y nos libraríamos de Macri y de Vidal. En tiempos de post verdad, muchos no necesitan hechos ni pruebas para confirmar sus certezas previas.
Pero lo real y concreto es que en unos meses más volveremos a tener elecciones, y los actores políticos serán los mismos, y los medios que juegan un rol decisivo y deliberado para influir en la opinión pública también. De hecho, el mapa de medios está mucho más concentrado hoy que en el 2015, sin ley de medios (al menos sin sus cláusulas desmonopolizadoras) y con la mega fusión entre Cablevisión y Telecom que refuerza la posición dominante del grupo Clarín.
La oposición será la misma que en el 2015 se benefició de esas noticias falsas, y tiene los mismos anclajes y alianzas locales e internacionales que entonces. Y como podemos comprobar a diario, es una peor como oposición de lo que lo era entonces, y de lo muy malos que fueron siendo gobierno. No volvieron al llano mejores, ni han hecho autocrítica de nada: ni de los desastres que perpetraron siendo gobierno, ni de las canalladas a las que apelaron para enturbiar el debate, y ganar una elección. Ni cabe esperar que la hagan.
La pregunta entonces es que pensamos hacer nosotros, para evitar que estas cosas se repitan, o que si vuelven a pasar, existan anticuerpos sociales para evitar que vuelvan a pesar en la balanza, a la hora de votar. No es un problema del actual oficialismo como colectivo político, sino un problema de la democracia argentina, para evitar ser carcomida desde adentro por prácticas delincuenciales.
Está, por supuesto, el difícil y espinoso camino de los tribunales para recorrer por aquellos que, como Aníbal, quieran reparaciones para su honra afectada por imputaciones falsas. Pero no alcanza: en éstas miserias han estado involucrados periodistas, medios, dirigentes políticos (como Carrió o Laura Alonso), jueces,empresarios, grupos económicos y hasta países extranjeros o sus agencias gubernamentales.
Por allí anda el flamante presidente del BID, valedor de Macri ante el FMI para destrabar el gigantesco préstamo destinado a financiar su reelección que ahora deberemos pagar todo, advirtiendo que "no tolerará otra década perdida", refiriendo a la protagonizada por gobiernos no alineados automáticamente con las directivas de Washington, en América Latina. Y por allí anda también el embajador norteamericano (ex juez él) ofreciendo "ayuda" que nadie pidió, para "mejorar el sistema judicial argentino".
Ese es el panorama en el que, podemos saberlo ahora, se desarrollará en su momento la competencia electoral. Y vuelve otra vez la pregunta, para la que no tenemos una respuesta clara: ¿qué pensamos hacer nosotros, para neutralizar esos factores perturbadores de la competencia democrática?
Porque no alcanza simplemente ya con ensayar una modificación del mapa de medios para generar voces alternativas, siendo además que el propio presidente ha dicho reiteradas veces que no está en su lista de prioridades. Hay, ciertamente, que concentrarse en la labor de gobierno para reparar los estropicios del macrismo; y en el fortalecimiento y cohesión del "Frente de Todos" en tanto herramienta política y electoral de la alianza social que desplazo al macrismo del poder en las urnas, hace casi un año.
Pero nos sigue quedando la sensación de dudar si con todo eso (que no es sencillo) será suficiente, y que más hacer, si subsisten ciertas prácticas, métodos y estrategias de ciertos actores políticos y económicos que no juegan con las mismas reglas con las que jugamos nosotros. Se aceptan sugerencias.
3 comentarios:
No sé si seré yo, pero el último párrafo me suena derrotista, pero no sin razones.
Está complicada la cosa: la crisis previa, la pandemia y ahora una oposición desembozadamente destituyente.
Ojalá tuviera una sugerencia para aportar, no se me ocurre nada.
Saludos y ánimo.
Una no deja de renovar la esperanza, pero analizándolo friamente, cada día me convenzo más de que Argentina perdió definitivamente el rumbo en 2015... Vamos camino a la desaparición lisa y llana como Estado-Nación.
Somos un pueblo muy cobarde que no va a hacerse cargo de la reconstrucción. Nos va a llevar puesta la resaca.
Es triste, pero lo veo así.
Hay demasiado qwert dentro del barco haciendo agujeros en la bodega.
Todo lo que se haga no es más que un desesperado esfuerzo para revivir un cuerpo que ya ha empezado a oler mal.
No juegan con las mismas reglas, eso es claro. La incorreccion ya no se cuestiona y pasó a ser una praxis. Hay que volver a los viejos métodos: movilización, chequera y látigo, y no olvidar en ningún momento a nuestro electorado. El único concepto que rescato de MM es el famóso circulo rojo...solemos confundir "la realidad" con lo que debate a diario esta elite de la que formamos parte. Dejemoslos que se entretengan con estas giladas, mientras tanto tratar de mejorarle la vida material a millones de tipos que la viene pasando para el orto. Transferencia directas por un lado y giro productivo a la econia rel. Y si se pierde que sea "haciendo lo que hay que hacer".
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