Y no chango, no tiene nada que ver una cosa con la otra, si no entendés eso tenés que irte a la mierda ya, no podés ser ministro de nada en un gobierno peronista, menos de Trabajo: https://t.co/inTy87VZ22
— La Corriente K (@lacorrientek) November 2, 2020
Perón fue Perón porque advirtió en los lejanos 40' que había una situación de injusticia social que reparar, y para eso puso manos a la obra transformando el oscuro Departamento Nacional del Trabajo en la Secretaría de Estado de Trabajo y Previsión, desde la que inició la obra reparadora que hasta hoy constituye por sí misma la justificación histórica del peronismo como movimiento político.
Así como tuvo por primera vez un Ministerio de Salud, la Argentina con Perón tuvo también por primera vez un Ministerio de Trabajo, jerarquizando desde la misma estructura del Estado y el gabinete presidencial, al área que debía velar por los derechos de los trabajadores, y tenía a su cargo todo lo relacionado en general con el mundo del trabajo y la seguridad social. Justo las dos áreas de gobierno que el macrismo rebajó de categoría (algo que ni las dictaduras militares habían hecho), y que el gobierno de Alberto Fernández repuso como Ministerios en el gabinete del Poder Ejecutivo.
Aunque estas cosas sean seguramente conocidas por todos, parece que algunos no terminan de entender cabalmente lo que significan. Como el propio Ministro de Trabajo Claudio Moroni, que refiriéndose al último aumento del Salario Mínimo Vital y Móvil señaló acá en Infobraden que para él "sueldo digno es aquél que estemos en condiciones de pagar y sostener".
Un equívoco conceptual -por decir poco- impropio de un funcionario de un gobierno que llegó al poder en nombre del peronismo. Nadie desconoce que las empresas (muchas de ellas, no todas) están atravesando dificultades como consecuencia de la recesión heredada del macrismo y agravada por la pandemia, pero la dignidad del salario en una concepción peronista nunca puede estar ligada a las posibilidades del patrón de pagarlo o no, sino al esfuerzo del trabajador por ganárselo, y sobre todo, a lo que le permite hacer ese salario en términos de subvenir sus necesidades elementales.
La Constitución de 1949 lo decía con meridiana claridad en su Artículo 37, al enumerar los derechos del trabajador, en el inciso 2): "Derecho a una retribución justa - Siendo la riqueza, la renta y el interés del capital frutos exclusivos del trabajo humano, la comunidad debe organizar y reactivar las fuentes de producción en forma de posibilitar y garantizar al trabajador una retribución moral y material que satisfaga sus necesidades vitales y sea compensatoria del rendimiento obtenido y del esfuerzo realizado.".
Para el peronismo, la dignidad aparece indisolublemente unida a la justicia, y más específicamente a la justicia social: un salario digno es un salario justo, y un salario justo es el que le permite al trabajador subvenir sus necesidades y las de su familia, y vivir decorosamente, precisamente con dignidad y sin pasar penurias.
El precepto constitucional reproducía literalmente la parte pertinente del Decálogo de los Derechos del Trabajador presentado por Perón el 24 de febrero de 1947 al cumplirse el primer aniversario de su triunfo electoral frente a la Unión Democrática; y luego plasmado en el Decreto 4865 del 7 de marzo de ese mismo año.
Pero como la pregunta puntual fue por el aumento del Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM), conviene recordar que en el tercer gobierno peronista, en 1974, se sancionó la Ley de Contrato de Trabajo 20744, cuyo artículo 125 (hoy 116) definía al SMVM como "...la menor remuneración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia, en su jornada legal de trabajo, de modo que le asegure alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y previsión.".
Es decir que aun tratándose del "piso" legal por debajo del cual no pueden existir salarios para los trabajadores registrados, para el peronismo debe permitirle al trabajador garantizar sus necesidades esenciales. De allí que es insólito que Moroni considere "digno" un salario mínimo que, aun con el aumento del 28 % en tres tramos de acá a marzo (la mitad de la inflación acumulada entre puntas de aumentos, o menos), seguirá estando por debajo de la línea de pobreza.
Menos con el argumento de que es el que "podemos" pagar, cuando no se estaba hablando de los salarios de los trabajadores bajo convenio colectivo, o de los que paga el propio Estado. Y aun así, como dijimos, el peronismo nació para subir el piso de dignidad de los trabajadores, más allá de lo que los patrones pueden o no pagar; porque si es por eso, siempre van a decir que no pueden, o pueden menos. Por eso hay un salario mínimo legal, paritarias y convenios colectivos de trabajo: Moroni parece no ya no entender para que existe el Ministerio del cual está a cargo, sino la esencia y el fundamento mismo del derecho laboral.
Reiterando: nadie desconoce las dificultades actuales que atraviesa el país y muchas de sus empresas, pero no mezclemos en esto a la dignidad, para rebajarla: lo que dijo Moroni bien pudo haberlo dicho Triaca, y para eso no hubiéramos celebrado haber recuperado el Ministerio de Trabajo. Tiene un escalofriante aire de familia con la teoría de los dos zapatos (el salario y el empleo) de Prat Gay.
La gestión de Moroni ha estado marcada hasta acá por la más absoluta ineficacia: no pudo garantizar la efectiva vigencia de los DNU que prohibían despidos y suspensiones, y legalizó la teoría de los dos zapatos, al crear un mecanismo de homologación express de acuerdos de rebaja salarial de hasta el 25 % de las remuneraciones por acuerdos entre empresarios y sindicatos, para evitar despidos. Ese mecanismo que publicaron de forma culposa y vergonzante en el Boletín Oficial, violatorio del artículo 223 Bis de la Ley de Contrato de Trabajo, y que acaba de ser declarado inconstitucional por la justicia del trabajo (fuero creado por Perón, digamos de paso).
Le preguntan a Moroni en la nota si se sintió aludido por las palabras de Cristina en su carta respecto a los "funcionarios que no funcionan", y por supuesto no se pone el sayo: hemos dicho acá que parece que para muchos, el funcionario que no funciona es el otro. No somos quienes para decir si está en la nómina de los que le inspiraron a Cristina ese párrafo, pero que hizo méritos para estarlo no caben dudas; a punto tal que hay quienes sostienen que sobrevive en su cargo exclusivamente porque es amigo del presidente.
2 comentarios:
Las que no podés atajar, listo. Pero no metás las que van afuera.
Y mientras tanto, el compañero Tomada en la casa.
El Colo.
Esto sorprende?
Tuvimos una segunda oportunidad y lo pusimos a patear a Alberso..
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