LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

viernes, 18 de agosto de 2023

NO DISCUTIR CON DEMENTES

 

Hace un tiempo decíamos en ésta entrada que la función esencial de Javier Milei era correr el debate político lo más a la derecha que fuera posible, para que, por contraste, candidatos como Larreta o Patricia Bullrich parecieran sensatos, y sus propuestas razonables. Esa función la cumplió con creces y con sus disparates terminó marcando el tono de la campaña, en la que entre todos ellos compitieron a ver quien decía la burrada más grande, o proponía la barbaridad más perjudicial y dañina.

No solo tuvo eficacia en ese rol, sino que además los números de la elección demostraron que fue el que canalizó mejor las broncas y frustraciones del electorado con las propuestas políticas tradicionales, sacándoles votos a todas ellas. A todas, a nosotros también.

Luego de la elección y tras el envió anímico propio del batacazo, el tipo empezó a matizar algunas de sus afirmaciones contundentes, como si hubiera tomado conciencia del teorema de Baglini y la posibilidad real de llegar al gobierno. Pero eso no significa que el camino a seguir para impedírselo sea discutir con él sus burradas, con la esperanza de demostrar que tenemos razón: sus siete millones de votos vienen de otro lado, se definieron con otros parámetros.

O dicho de otro modo: si alguien lo votó habiendo dicho y prometido lo que dijo y prometió, ¿qué nos hace pensar que lograríamos infundirle miedo advirtiéndole de los riesgos que entrañan sus propuestas? No obstante, si alguno quiere intentarlo, adelante y suerte en la empresa.

Por nuestra parte diremos que poniéndonos a discutir con dementes, es poco probable que arribemos a una conclusión racional, que sea válida también para los dementes. Ya una vez aceptamos discutir la expropiación de Vicentín con un tipo con un Duna, y así nos fue.

Cuando el tipo dice que el Estado gasta plata al pedo, no miente, porque lo hace: la guita que se gasta en pauta publicitaria en los medios, por ejemplo. La trampa es que para él la plata gastada en salud, educación, ciencia y técnica o las jubilaciones, también es al pedo; y es a la que le apuntaría si fuera gobierno, porque no es zonzo y sabe que si no recorta ahí, es lo mismo que si no recortara en nada.

Todo lo que Milei ataca -o casi todo- es digno de defenderse, pero hay que defenderlo siempre, en toda circunstancia, y con políticas públicas concretas y eficaces, más cuando uno es gobierno. Sea la política de investigación científica y desarrollo tecnológico, la educación y la salud pública, la legislación laboral protectoria, los salarios o la intervención del Estado en la economía. 

De modo que sus delirios caigan en el vacío de un sentido común contrario a sus afirmaciones, porque la realidad las desmiente. Tal como hasta ahora cayeron en terreno fértil, precisamente porque la realidad concreta que padece la gente de a pie, contribuye a darle verosimilitud a sus disparates, entre mucha gente. 

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