LA FRASE

"LA CANTIDAD DE PERROS DEL PRESIDENTE ES UNA DE LAS CUATRO O CINCO COSAS EN LAS QUE LOS ARGENTINOS NOS TENDRÍAMOS QUE PONER DE ACUERDO." (MANUEL ADORNI)

martes, 7 de junio de 2022

LOS LÍMITES DE UN MODO DE HACER POLÍTICA

 

No hacía falta que filtrara un off the récord por whatsapp a Infobraden para que se supiera que Kulfas era un pelotudo: bastaba con prestarle atención a sus declaraciones públicas en cuanto excedían la mera referencia a los asuntos macroeconómicos. Que el presidente haya creído que, porque escribió un libro pegándole al kirchnerismo estaba en condiciones de estar políticamente a la altura de las circunstancias -más allá del juicio de valor que merezca su gestión- es un problema de él, pero que nos afecta a todos.

Desde el sábado para acá, se han hecho muchas lecturas sobre las causas y consecuencias del affaire que concluyó con la salida de Kulfas del gabinete nacional, entre ellas que la entrega de su cabeza por Alberto fue una prenda de unidad con Cristina, para recomponer las cosas en el "Frente de Todos". Es posible, pero acá somos escépticos, y preferimos ver más cosas concretas en esa dirección, como para creer que es así.

Lo que pasó también es -previsiblemente- que la oposición se asió a la velada denuncia de favoritismo en favor de Techint que hizo Kulfas, como un náufrago a los restos del naufragio: desde ayer a la mañana temprano se atropellan en tribunales denunciando corrupción y pidiendo que se investigue; un efecto colateral de su pifiada que cuesta creer que Kulfas no contemplara. Daría toda la impresión de que sí, y le importó un choto: parece ser de la especie de los que priorizan defender su propio culo, sobre toda otra consideración.

Y no se trata acá de que el hombre sea un indignado por presuntos hechos de corrupción, porque si Cristina no decía lo que dijo en Tecnópolis sobre Paolo Rocca y Techint y la obra del gasoducto, no había off por Whatsapp, y siga siga como si nada: no hay que confundir las causas, con las consecuencias. 

Tampoco que estemos en presencia de alguien reacio a hacerle favores al capital, cuando de eso se trató toda su gestión de gobierno; de allí los lamentos en la AEA o la UIA por su partida. En ese sentido (y en más de uno) Kulfas recuerda a Lavagna, y su ida del gobierno de Néstor: ¿recorrerá a partir de ahora los medios explicando que no lo echaron sino que renunció, para no convalidar corruptelas?

Yendo más a fondo, el affaire Kulfas marcó -de modo brutal- los límites del "modo Alberto" de construcción y conducción política: la política de los operadores sin votos, que creen moverse como peces en el agua en los medios, los contactos con el periodismo y las terminales del poder económico, surfeando las olas para sacarles provecho. Pues no, mis cielas: son bastante más pelotudos de lo que creen, y Hadad -filtrando el off- se los recordó.

Otra viga maestra del "albertismo" (si es que tal cosa existe) crujió con la partida de Kulfas: aquélla máxima no escrita (pero vaya si vigente) que reza que haber tenido en su hora tirrias con Cristina o el kirchnerismo, es una credencial de acceso VIP al gabinete nacional, las posiciones expectantes de poder y la consideración presidencial. Es decir, ese "plus" que potenció a figuras que de otro modo jamás podrían haber llegado donde están, como Vilma Ibarra o Béliz, aunque en éste caso haya otros importantes valedores.

Cuando gobernaba Néstor y después Cristina, solo había "off" al periodismo desde adentro del gobierno mientras estuvo en él Alberto Fernández. El mismo que al integrar su propio equipo, eligió como vocero a Juan Pablo Biondi, básicamente para operar desde adentro en los medios en contra de Cristina y el kirchnerismo. Datos, no opinión; lo contrario de las columnas de Román Lejtman en Infobraden, que tienen precisamente ese origen.

¿A dónde vamos con todo esto? A que en la medida en que Alberto Fernández siga pensando que Cristina y el kirchnerismo son un problema para su gobierno (y obre en consecuencia), en lugar de los que hicieron posible que llegara donde llegó, habrá más Kulfas, porque el problema es de fondo. Como dicen que dijo Roberto Navarro: una cosa es un frente entre kirchneristas y otros sectores, y otra uno entre kirchneristas, y antikirchneristas.   

Tan de fondo es el problema como la degradación del poder político y la autoridad presidencial que consuma a diario Alberto, cuando se niega (como le dijo en la cara Cristina) a usar la lapicera, a favor de los que lo votaron. De esa degradación viene que los medios y la oposición estén hablando desde el sábado de corrupción, endilgándosela a Cristina y sin mencionar a Paolo Rocca o Techint, como si pudiera haber corruptos, sin corruptores.

Acaso sea precisamente lo que buscara Kulfas lanzando su "off" como flecha del parto antes de salir del gobierno, interpretación que en todo caso lo favorece: peor es pensar que lo hizo a sabiendas, pensando que lo favorecía en la disputa interna, y contaba con la venia presidencial. Elijan ustedes la que más les guste. Tuits relacionados:     

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Con los nùmeros de la economía en lo que va del 2022, tengo el boleto picado.
¿Si invento algún tema de corrupción para que lo instalen en los medios ¿cuanto hay?"(Kulfas).
El Colo.

Anónimo dijo...

Shakira está a punto de separarse y ustedes preocupados por Kulfas.
No tienen sentimientos.