LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

jueves, 28 de enero de 2016

FORTALEZAS, OPORTUNIDADES, DEBILIDADES, AMENAZAS (1º PARTE)


* Macri llegó al gobierno con el respaldo de un bloque de poder enorme, como no se conocía en los tiempos de nuestra restauración democrática: multimedios, poder judicial, los principales grupos económicos y apoyos del exterior, que está tratando de consolidar.

Sin embargo, sería un error suponer que dentro de ese bloque no existen -en determinadas cuestiones- intereses divergentes, no siempre sencillos de armonizar: la disputa por el valor del dólar (precio decisivo en la economía, si los hay) entre los bancos por un lado y los grandes exportadores por el otro, es el ejemplo más notorio; que en la medida que no se encauce aportará tensión constante al conjunto del sistema.

* Como resultado de haber triunfado en un balotaje, Macri recogió apoyos electorales amplios pero diversos, con una mayoría construida en tres "capas" de electores: los de las PASO y los de las primera y segunda vuelta del año pasado.

Capas que marcan a su vez -de un modo esquemático, pero real- la mayor o menor intensidad de la adhesión a su gobierno; con un altísimo componente de electorado urbano de clase media, por definición volátil, maleable y fluctuante en sus opiniones y comportamientos electorales. Si bien lo segundo solo podrá medirse a fines del año que viene en las elecciones legislativas, lo segunda pesa en un gobierno que define políticas a partir de las encuestas y los "focus group".

* Las medidas principales y el rumbo general del plan económico afectan de un modo decisivo los intereses de las clases populares, en especial a los trabajadores y sectores de ingresos fijos; lo que supone -más temprano que tarde- la previsible reacción de las organizaciones sindicales; en un momento en que desde la principal oposición política (el FPV/PJ) están rotos los puentes con el sindicalismo, y la principal dirigencia de éste (con Moyano a la cabeza) viene protagonizando varios años ya de extravíos políticos en su agenda, su pliego de reivindicaciones y su estrategia de alianzas.

* El sindicalismo en todas sus vertientes y sellos organizativos se está enfrentando a otro universo distinto del que conocieron hasta hace poco, y que creyeron olvidado: de paros generales por Ganancias deberán adaptarse a defender con uñas y dientes puestos de trabajo, mientras dan la discusión en las paritarias atenazados por la inflación creciente, las presiones de las bases y las amenazas del gobierno (legitimando a su vez la que seguramente esgrimirán los empresarios) de imponer un "techo" de aumentos con la amenaza de despidos, o introducir criterios ajenos a la dinámica de la negociación colectiva hasta acá (productividad, metas de inflación).

Todo indica que -no obstante los empeños oficiales en contrario, y por fuerza de los hechos- la dinámica de la discusión en paritarias transcurrirá por los carriles habituales, con los sindicatos peleando por sostener el poder adquisitivo de los salarios, seriamente erosionado como consecuencia de las principales medidas económicas del gobierno de Macri.

* El mapa político post electoral se presenta fragmentado en las posiciones institucionales (gobernaciones, intendencias, el Congreso nacional) pero sobre todo en los alineamientos frente al gobierno de Macri y su programa, lo que a corto plazo juega a su favor, pero a mediano plazo supone un inconveniente; más para una fuerza que no tiene mayoría legislativa propia y deberá construirla, para cada tema. 

Si bien hasta acá Macri ha clausurado el Congreso (y con él el debate público de sus políticas, y la necesidad de rosquear para obtener apoyos), cuando esa instancia llegue --y llegará- no le puede deber más a sus adversarios, que a sus propios aliados: la tradición política nacional indica que los "cogobiernos" no existen, y terminan siempre en que nadie gobierna efectivamente.

* En ese sentido los sectores "dialoguistas" del PJ deben mirarse en el espejo de Massa, que sobreactuando su rol de "opositor responsable" corre el riesgo de ser (como decía Perón) aquél sofá cama en el que se duerme mal, y se sienta uno peor: absorber todos los costos que generan las políticas de Macri, sin participar de ninguno de los beneficios.

Con sorprendente torpeza, Pichetto lanzó en público los términos de un posible "pacto" que involucre la coparticipación y los fondos para obras en las provincias, a cambio de la aprobación de los pliegos de la Corte, el endeudamiento y el presupuesto 2017; cuando las contraprestaciones del gobierno dependen (como diría Ubaldini) de "las efectividades conducentes" (la caja, bah) y las de la oposición, el gobierno ya las puso en marcha.

Tanto que Garavano presiona por los medios a la Corte para que les tome juramento a los jueces "designados en comisión", y el gobierno acaba de "readecuar" vía superpoderes el presupuesto 2016 votado por el Congreso en el mandato de Cristina: con solo prorrogarlo -llegado el caso- para el 2017 tendrá una herramienta para gobernar. Y si hoy no hay acuerdo con los fondos buitres no es por los escollos que plantea la "ley cerrojo" o las dificultades de Macri en el Congreso (que las tendrá cuando se plantee el tema), sino por la intransigencia de Paul Singer de cobrar todo cash, y casi sin quita ni sobre los intereses.

* Las metas del plan económico explicitadas por Prat Gay no cierran por ningún lado sin un brutal ajuste, del que los despidos en el Estado y el tarifazo en la electricidad son apenas el primer paso. 

Esa dura realidad choca frontalmente contra las posibilidades de las supuestas "palomas" del gobierno (Frigerio, Peña) de atar acuerdos con el sindicalismo y parte del PJ a cambio de "caramelos" como los fondos para obras (la coparticipación es de otra galaxia en términos políticos, por las exigencias constitucionales) o el manejo de las obras sociales; y en esos menesteres se necesitan cosas tangibles, no bastan los inventivos simbólicos como un asado en Olivos, o la fotito en la sala de conferencias de la Rosada.

* El proceso de elecciones internas que se abre en el PJ provee una oportunidad valiosa para explicitar proyectos, debatir posibles aliaznas y posicionamientos frente al avance del tren macrista, en un contexto desfavorable justamente por ese avance. De allí que una disputa "abierta" (campaña de afiliación y candidaturas alternativas mediante) aterra a buena parte de la dirigencia, acostumbrada a barrer ciertos temas bajo la alfombra; de allí que crezca la alternativa de la "lista de unidad" con todos adentro, salvo las previsibles exclusiones de Massa y -no tan segura ésta- de De La Sota.

Pero la oportunidad de la interna la puso la justicia electoral y el riesgo cierto de cancelación de la personería partidaria, no el ritmo de maduración de la discusión política interna del peronismo; que no ha hecho aun una autocrítica (al menos pública) por la derrota, aunque abunden los pases de factura entre sus dirigentes.

Lo que escasean por el contrario, son las miradas más a mediano y largo plazo sobre el futuro del peronismo (algunas que despuntan meten miedo, como la "funcionalidad competitiva" de Urtubey), con la sola excepción de lo que viene aportando Capitanich, y algunas definiciones del reaparecido Guillermo Moreno.

* Hay una movida "hormiga" similar a la de la campaña "puerta a puerta" del tramo final del cronograma electoral promoviendo la afiliación masiva al PJ de sectores kirchneristas de a pìe o encuadrados, para incidir en la disputa interna, que es bienvenida: allí es donde hay que dar la disputa, porque del destino del peronismo depende el de la oposición política al proyecto que encarna Macri, y por carácter transitivo, de sus posibilidades de consolidarse en el país.

Sin embargo, esa movida se instala bajo la suposición de que Cristina hará valer su liderazgo y jugará en la interna por sí o por interpósito candidato; una hipótesis que hasta acá no se ha visto corroborada. Lo que lleva a recordar que los liderazgos no se proclaman sino que se ejercen, y que la política no tolera el vacío: siempre tiende a llenarlo, para bien o para mal. 

(El orden de los factores no altera necesariamente el producto, y la puntualización de hechos es meramente enunciativa: la seguimos en otra entrada) 

1 comentario:

Anónimo dijo...

No quiero polemizar, pero me estarían queriendo decir algo?
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