(*)
Si Cambiemos gana las
elecciones de octubre, Mauricio Macri tendrá
la última oportunidad para demostrar que no es un presidente de transición,
sino uno que vino a transformar de verdad la Argentina. (Y si las pierde,
tendrá el boleto picado)
No dependerá, necesariamente, de la cantidad de votos de
diferencia que obtenga Esteban Bullrich sobre Cristina Fernández o Sergio
Massa. (No, por supuesto: siempre quedó en claro que lo importante es como
salga la elección en Formosa. Sh, no, pará, que ahí seguro que pierden también)
Ni del porcentaje de voluntades que el oficialismo consiga a nivel país. (Ah,
ya es holístico el tema digamos. ¿O imponen el voto calificado post electoral?)
No dependerá, tampoco, de la nueva relación de fuerzas en la Cámara de
Diputados o en el Senado. (Por supuesto, ni que fuera una elección
legislativa) Dependerá, casi exclusivamente, de la actitud política del
jefe del Estado. (Como diría Fito: es una cuestión de actitud) De si
quiere asumir, de una vez por todas, el rol de verdadero líder. (“Amado
líder” te faltó, Luis) De si decide poner en marcha las reformas
estructurales en las que cree, más allá de cualquier reacción coyuntural de la
volátil opinión pública. (O sea, de si le chupa un huevo la democracia y el
voto de la gente, y hace lo que se le canta, como toda su vida)
Quizás alguno de sus asesores debería
mostrarle el video de la asunción del flamante presidente de Francia, Emmanuel
Macron, en el Palacio de Versalles. (No tiene tiempo para perder en pavadas,
sigue unas series bárbaras en Netflix) Palabras más, palabras menos, el
presidente de Francia anunció que no venía a administrar nada, sino a poner en
marcha una verdadera revolución. (Considerando sus antecedentes y los de los
anteriores gobiernos franceses, la única guillotina que se puede esperar es a
los derechos y los empleos) Dio por descontado que esperaba el apoyo del
Congreso. (Que espere sentado porque en Francia no hay, se llama Asamblea
Nacional) Sin embargo, anticipó que si la oposición no se mostrara colaborativa,
(O sea si no tiene un Pichetto, un Massa, un Bossio) haría las reformas
de cualquier manera, (A puro DNU ponéle. Oia, eso es lo que hizo Mauricio
acá) llamando a un plebiscito o a un referéndum. (Uma sí, metéle, es
todo lo mismo, que vas a andar explicando la diferencia entre una cosa y otra) Es
decir: Macron no va a esperar ninguna encuesta; ni va a contar los like o
los ingresos en su página de Facebook. (Pasa que no tiene un Durán Barba ni
un Marcos Peña que lo asesoren. Menos un Majul) Lo que va a hacer, nada más
y nada menos, es ejercer el poder. No parece voluntarismo, sino determinación. (Más
bien obviedad, para eso lo votaron. Claro que “ejercer el poder” es como medio
amplísimo, Luis) Hasta ahora Macri no lo hizo. (Ajá, contános más) O
por lo menos no lo hizo de manera efectiva. (Depende como midamos la
efectividad: para los negocios de los amigos y la familia estaría rozando el
100 %) Parecía que se "iba a comer los chicos crudos" no bien
asumió, cuando tomó la decisión de levantar el cepo de un día para el otro. (A
lo mejor el problema es que con eso no arreglabas nada, y pensaron que era la
panacea. Igual, levantando el cepo lo que se comieron crudo fue el salario, por
la devaluación) Generó la percepción de que de veras cambiaría las absurdas
reglas de juego del populismo al aumentar las tarifas de la energía y mantener
la decisión contra viento y marea. (En lugar de “percepción” pareciera que
lo que generó fueron inconmensurables puteadas Luis, pero es una opinión nuestra nomás, habría que verlo) Pero
algo lo detuvo en el medio. Las medidas cautelares de la Justicia contra los
aumentos de tarifas en diferentes distritos pudieron haber sido un motivo. (Y
sí, consisten precisamente en eso: en detener cosas, como los aumentos de
tarifas, es lo que se suele pedir en una cautelar) La andanada de
acusaciones, escraches y denuncias judiciales que impulsaron los jefes de los
grupos de tareas de Cristina también pudieron haber influido. (Ay que piel
sensible, decíle que use Nivea. Igual, lo de “grupos de tareas” es medio como
fuerte Luis, fijáte que el fallo del “2x1” a los que sí estaban en los grupos
de tareas lo sacaron los jueces que puso él en la Corte)
Hasta
ahora, Macri ha explicado este escenario de estancamiento político (¿Cómo,
no hay brotes verdes, no estamos creciendo, no está pensando en la reelección,
qué pasó que de golpe se acabó la fe?) con el mismo
razonamiento con el que justificaba algunas de las cosas que no podía hacer en
la ciudad: que le falta poder o que grupos con más poder que él mismo le
estaban poniendo "palos en la rueda". (El tema es que al igual que
en la ciudad, los palos los pone él. En la cabeza de los que protestan contra
su gobierno, para ser más precisos) Se trata de un razonamiento ingenuo y
peligroso. Ingenuo, (Ingenuo, claro, contános más Luis) porque transmite
impotencia y, como se sabe, la impotencia es sinónimo de debilidad. (En esta
tenemos que confiar en tu palabra: tratándose de un experto en la entrepierna
presidencial nadie mejor calificado para hablar del tema. Igual, es feo andar
revelando intimidades del presidente) Y peligroso porque, si nadie lo pone
en cuestión, (¿Quién Luis, papá Franco?) la Argentina corre el riesgo de
quedar sumida en el limbo de la grieta, entre un presidente con buenas intenciones
(Ah sí, los registros de off shores de Panamá y las hijoputeces de este
gobierno están plagados de buenas intenciones) y la amenaza de volver a un
populismo extraviado, berreta y radical, (¿La UCR no está en “Cambiemos”?) pero
que todavía cuenta con el 30% de los votos en la provincia más importante del
país. (Viste como es la gente en el conurbano: le encanta comprar cosas
berretas, por eso armaron La Salada. ¿Pero no la habían desmantelado ya?)
Los asesores electorales de Macri confunden la demanda de
quienes pretenden que asuma su liderazgo con el voluntarismo típico del círculo
rojo. A veces parecen no comprender la diferencia entre ganar unas elecciones y
conducir y transformar un país como la Argentina, (Es que a ellos los
contrataron y les pagan para ganar elecciones, el resto no es su problema) que
está colapsado por donde se lo mire. (Avísale a Macri, que se empeña en
empeorarlo a diario) Y que precisa de profundas reformas estructurales ya.
Polarizar contra Cristina Fernández puede ser muy útil para ganar las
legislativas de octubre, (O para perderlas, si todo va como indican las
encuestas y esta y las cuatro o cinco notas anteriores tuyas) taponar el
futuro inmediato de Sergio Massa y otros dirigentes de su edad y manejar los
tiempos hasta llegar a una posible reelección que le permita a Macri completar
un segundo mandato. (Ah, volvió el optimismo, ya hablamos de reelecciones y
segundos mandatos. Igual, seguir afanando con pegarle a Cristina hasta el 2023
sería como mucho) Pero al país le habría hecho mucho mejor que la ex
presidenta ya fuera un recuerdo, (Que pena Gigena, no pudo ser) que no
contara con la centralidad de la que goza (Y que ustedes no hacen más que
reforzar a diario, hablando todo el tiempo de ella) y que los inversores no
estuvieran dudando entre arriesgar o no su capital ante la posibilidad de que
el delirante "proyecto nacional y popular de matriz diversificada e
inclusión garantizada" pueda regresar, como la peor de las pesadillas. (¿Y
en estos 19 meses en los que todos pensaban que Mauricio la dejaría chiquita y
se comía a los pibes crudos por qué no la pusieron, Luis, se les complicaban
las transferencias?)
Macri ya se equivocó, y mucho, (Es lo que mejor le
sale: equivocarse) al no explicitar, no bien asumió, que en la Argentina
estaban a punto de chocar dos locomotoras de frente, a 200 kilómetros por hora,
(Ah, era eso: la crisis que no vimos, que vino antes del crecimiento que se
nos escapa) y que el levantamiento del cepo y el pago a los llamados fondos
buitre, (“Llamados”. A cobrar los llamaron, a comerse al cadáver y no dejar
ni los despojos) lejos de constituir decisiones insensibles, lograron
evitar el impacto. (¿Y entonces por qué no lo evitaron Luis? Porque si no no
se entiende la “vigencia y centralidad de Cristina y el populismo berreta”) Ahora
es tarde para hablar de la herencia. (No creas, eh, acá nos dice Marcos que
de hecho ellos piensan seguir hasta el 2019, por lo menos) Sin embargo,
nunca será suficientemente tarde para decir la pura verdad. (¿Qué sería cual
Luis?) Este país está, literalmente, destruido y desintegrado. Se mire la
actividad o el aspecto que se mire. (Bueno, tampoco hay que ser tan duro con
Dujovne y el mejor equipo de los últimos 50 años, dáles un poco más de tiempo) Podríamos
empezar por lo básico: no tiene la infraestructura mínima suficiente. Ni rutas
en condiciones de ser usadas. Ni trenes. El transporte terrestre, marítimo y
aéreo es uno de los peores del mundo. (Todo basado en datos de “Consultora
andá a chequearlo a la concha del mono”. Igual, la familia presidencial anduvo
metida en negocios en todos esos rubros, los últimos 40 años. Se sabía que son
unos tanos ladris) La pobreza ya es estructural y va pasar por lo menos una
década para que descienda de manera considerable. (¿Vos decís entonces Luis
que no habrá derrame, que la promesa de “pobreza cero” que hizo Macri en
campaña fue una chantada absoluta? Qué desilusión) Los convenios colectivos
de trabajo son expulsivos. (Ah, por eso las empresas despiden gente: por los
convenios colectivos. Raro, porque suelen decir que les dificultan despedir) Sólo
sirven para que los anacrónicos dirigentes sindicales se sigan enriqueciendo y
para que las pequeñas y medianas empresas elijan entre cerrar o tomar personal
en negro. (Decí que el gobierno ayuda con las tarifas, las importaciones,
las tasas de interés y apostando al crecimiento del salario para generar
consumo, que si no. Ah, no, pará...)
El
aumento exponencial del narcotráfico es proporcional al delirante incremento
del juego legal e ilegal. (Pero cómo Luis ¿No estaban ya Pato Bullrich y
Mariú Vidal tomando cartas en eso, combatiendo a las mafias, vos decís que es
todo chamuyo entonces? Dolor ley de derribo) El problema de la inseguridad
parece inabordable. (Claro, por eso la pusieron a Pato Bullrich: para algo
que no tiene solución, nada mejor que una inútil, así no desperdiciás tipos
útiles para otras cosas) Recién ahora se están empezando a confeccionar
estadísticas más o menos confiables, pero mientras la cantidad de delitos baja
con cuenta gotas, la violencia y la crueldad se agravan cada vez más. Hace rato
que la salud y la educación están en emergencia. (Sí, más precisamente desde
que asumió Macri, suspendió el Remediar, la paritaria nacional docente, el
Conectar Igualdad, el Plan Qnita y otras lindezas por el estilo) Y su
deterioro es tal que ya casi no se distingue entre la involución de la
educación pública y la privada, (Como lo comprueba el caso del mismísimo
presidente, educado en colegios y universidades privadas carísimos, que no sabe
ni leer de corrido) o la salud pública y la privada, porque no parece un
problema exclusivamente económico, sino más integral y complejo de lo que se ve
en la superficie. (Ahora sí, cuando te tiran cosas concretas apoyadas en
datos comprobables, la cosa cambia De la Justicia mejor ni hablar. (¿Cambiaste de rubro,
Luis? Porque hasta ahora era de lo único que hablabas) Sólo basta con
mencionar que los fiscales y los jueces federales siguen trabajando con el
Código de Procedimientos de 1938. (Claro, porque en el 2014 se aprobó uno
nuevo y Macri lo suspendió por DNU) En las últimas horas un fiscal y un
magistrado me dieron el mismo ejemplo: en esa época, el torno de los
odontólogos era de madera. (Como los jueces y fiscales) Eso no lo
explica todo, (En realidad, no explica nada) pero sí la enorme lentitud
con que la mayoría de los juicios se llevan adelante. (Claro, se atrasan por
los turnos de los médicos y los fiscales en el dentista, que tiene un torno de
madera. Se entendió clarísimo)
Algunos politólogos ya no saben si definir la Argentina
como un país en crisis o colocarlo en la categoría de país extravagante, cuyas
autoridades hacen cosas inexplicables, (Como directa consecuencia de que
previamente sus electores hacen cosas inexplicables, como votarlo a Macri) distintas
a las de los demás gobiernos del mundo, (Seguro, jamás ninguno aumentó las
tarifas, rfecortó derechos sociales o despidió empleados públicos, y jamás a
nadie se le ocurrió endeudarse. ¿De dónde sacaremos esas ocurrencias?) y
esperan resultados exitosos, como si eso fuera posible. Todos los datos están
dislocados. (¿Y la “emergencia estadística”, y el INDEC de Todesca, y
Candela, y la moto?) Los precios, distorsionados. (No diga “se fueron a
la mierda”, diga “distorsionados”) El sistema financiero, demasiado
sensible y volátil (Es que es como el presidente y el electorado) para
la escala de transacciones y el volumen de negocios. Desde hace tiempo batimos
récords que confirman hasta qué punto estamos en la lona. Para muestra basta un
botón: somos una de las cinco naciones con más alta presión impositiva, muy
cerca del nivel de Suecia o Dinamarca, pero el Estado presta a sus habitantes
los servicios de países como Uganda. (Primero, el dato es absolutamente
trucho además de no citar fuente alguna. Segundo, el problema es exactamente a
la inversa: los tipos que pretenden los servicios de Suecia o Dinamarca,
pagando los impuestos de Uganda. Y como son más altos, evaden la diferencia
entre unos y otros)
Para volver a ser viable, la Argentina tendría que
contar con un presidente dispuesto a asumir grandes riesgos (Eso, que vuelva
Cristina de una vez y terminemos con éste mamarracho) y a hacer acuerdos con los dirigentes que hay. (Claro, exacto, con
esos mismos con los que vino haciendo acuerdo hasta ahora. Pasa que viste como
son, cuando sienten olor a cala y a nardo, nadie te firma un puto papel) Un
presidente capaz de explicar con claridad a los argentinos que no hay plan B. (Lo
cual sería muy tranquilizador, en las actuales circunstancias) Un presidente
menos pendiente de las próximas encuestas de opinión. (Claro, para que se
mantenga animado y no se deprima) Incluso uno dispuesto a perder las
próximas elecciones, (¿Tan resignado estás Luis, no hay vuelta, no hay caso?
Vamos, zonzo, arriba ese ánimo y a timbrear) pero con la determinación
suficiente como para empezar a dar vuelta este desastre de casi medio siglo. (En
el cual el “populismo berreta” solo gobernó unos 15 años, Luis, a menos que
metás a Menem -que hizo todas las “reformas estructurales necesarias” que
pedís- en esa columna. O sea que los responsables hay que buscarlos por otro
lado)
1 comentario:
Majul ya le roba a Lanata: "todo es una mierda. No valemos nada. Si no hacemos un pacto de la Moncloa para que todos(*) le pongamos el hombro a los inevitables sacrificios, encolumnados detrás del Querido Líder, este país se va (más) al carajo".
Etc.
Sí, claro, Luisito. Última oportunidad. Seguro.
(*) Todos los negros de mierda, of course. La Gente Biaaannn quedaría preservada.
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