El Senado de la Nación sancionó finalmente la reforma a la ley de quiebras, para posibilitar que los trabajadores que vienen gestionando empresas recuperadas pueden darle continuidad a su esfuerzo, e incluso acceder a la propiedad de las empresas, capitalizando sus créditos laborales.
La ley será una herramienta importantísima para permitirles a los trabajadores (organizados o no en cooperativas) sortear innumerables obstáculos que los procesos concursales les planteaban, como por ejemplo no poder acceder al crédito para desarrollar la capacidad productiva de los emprendimientos, o renovar equipo y material de trabajo.
Tal como lo señaló en el recinto el senador Calcagno, la ley (originada en un proyecto remitido por Cristina que contó con el apoyo del Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas) implica un profundo cambio de paradigma: la ley de quiebras vigente -en especial a partir de la reforma impuesta por Cavallo en 1995- partía de la presuposición de que la finalidad de la quiebra, era liquidar la empresa, vendiendo los activos y pagando las deudas.
Con la reforma, los trabajadores tienen voz y opinión en todas las instancias del concurso, en paridad con la del síndico que representa a los acreedores; y a partir de allí pueden aportar elementos para demostrar la viabilidad de la continuación de la explotación, para conservar además los puestos de trabajo puestos en riesgo por imprevisión empresarial o contingencias económicas de las que ellos no eran responsables; además de lo ya apuntado respecto a la posibilidad de capitalizar sus acreencias laborales para convertirse en dueños de las empresas.
Muchos son los ejemplos -a lo largo y a lo ancho del país- de fábricas recuperadas por sus trabajadores, y muchas las organizaciones nacidas al amparo de esas experiencias, como el ya apuntado Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas y Fasinpat (Fábricas Sin Patrones).
Ejemplos gestados al calor de lo más produndo de la crisis del 2001-2002 cuando se derrumbó el sueño de la convertibilidad y el gobierno de la Alianza, y muchos trabajadores tuvieron que poner el hombro a la situación para salvar sus fuentes de trabajo.
Como sucedió antes con la nulidad de las leyes de la impunidad, la ley de medios o el matrimonio igualitario, el kirchnerismo suma un blasón mas a sus muchos logros producidos desde el 2003, porque además de haber generado las políticas macroeconómicas que posibilitaron que las fábricas recuperadas siguieran funcionando, como en los demás casos citados le puso el cuerpo del Estado y el músculo de la política a iniciativas surgidas de colectivos sociales que luchaban a brazo partido, contra las dificultades y la indiferencia.
Y ése no es un mérito menor, mal que les pese a Beatriz Sarlo y otros profetas de la impostura.
2 comentarios:
Blog: La frase del día es una infamia. Todos sabemos que Berlusconi es incapaz (Elabas)
Un gran paso adelante.
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