Por Cristina Ambrosio
Es increíble como la historia se repite una y otra vez en nuestra querida Argentina. Y lo más increíble es como los actores, personajes y personeros son los mismos, así como las palabras que los oímos pronunciar.
Desde el impertérrito Schoklender alegando inocencia y negando lo innegable y visible, a las Madres reclamando justicia y castigo a los culpables (palabras de Hebe al salir de Tribunales luego de presentar la querella)
Y como siempre, los personajes turbios, que transforman a las víctimas en victimarios, que acusan a quienes en realidad han sido defraudados en lo más profundo de su ser.
Ante la pérdida de un ser querido no reaccionamos todos igual. Hay quienes no quieren desprenderse de sus cosas y mantienen intactos placares, roperos, cajones. Los que los nombran todo el tiempo y llenan las casas con sus fotos, los que los mantienen vivos en la descendencia y los que constantemente recuerdan los momentos compartidos y las ideas, la ética y las enseñanzas que en vida dejaron, para mantenerlos presentes y vivos .
Los derechos humanos han sido invocados, defendidos y exigidos por diferentes agrupaciones a lo largo de éstos 35 años. Cada una intenta recuperar a los desparecidos y traerlos a la vida desde diferentes lugares. Unos marchando con sus fotos, otros buscando sus descendientes, otros manteniendo viva las ideas por las que les arrebataron la vida.
Así las MADRES generando ese formidable emprendimiento que es Sueños Compartidos mantienen con vida a sus hijos, fructíferos para la sociedad, contagiando sueños, alegría y deseos de crecer en un país más justo y más libre.
El Sueño cada vez fue COMPARTIÉNDOSE con más compatriotas, y llegó a ser admirado por todo el mundo, y de todas partes del mundo se brindó apoyo a ese sueño. Un sueño que no se vende, que no se transa, no se entrega. Un sueño que se contagia, que se difunde, que mitiga penas, que iguala, que dignifica y hace crecer.
Ese sueño que se comparte con la gratuidad y la alegría de entenderlo como llave para la vida en un mundo mejor, tiene un costo financiero. Crear Universidades, radios, construir casas, armar cooperativas de trabajo, abrir centros culturales, comedores, etc., cuesta dinero y mucho. Pero eso no las detuvo y con optimismo y confianza lo pudieron realizar.
Y en la realización de los sueños todos estuvieron invitados, más aún los excluidos y estigmatizados. Personas a las que les dieron la posibilidad de volver a ocupar un lugar en la sociedad, (como el caso de los hermanos Schoklender), confiando en que sus sueños, su pasión, su amor al prójimo los podía atravesar, los podía impregnar. Que el contacto con los pobres desvalidos y marginados, les abriría el alma, sanaría sus mezquindades.
A las Madres hoy las traicionaron, una vez más secuestraron a sus hijos al ensuciar tan vilmente sus sueños, una vez más un sector de la sociedad y los medios levanta el dedo y las acusa, las culpa y estigmatiza.
Una vez más se ponen los pañuelos, se levantan, toman la ley en una mano y las fotos de sus nuevos hijos en la otra ( todos los destinatarios de los sueños que realizan) y salen a la vida con la pena en el alma al ver tanta miseria humana, para pedir justicia, para limpiar los sueños, con ese combustible mágico que las impulsa, la memoria VIVA de sus AMADOS HIJOS.
Y no dejan que les maten los sueños, y con los ojos llenos de lágrimas, y con las manos arrugadas y sus pies cansados, desde cualquier pantalla, desde cada radio, cada universidad, comedor, centro cultural, fábrica recuperada, nos siguen invitando a SOÑAR.
2 comentarios:
Un personaje oscuro como Schoklender no va a cambiar la historia (solo la cambia en la realidad virtual de Clarin o TN).
La obra seguirá, y las madres pasarán éste obstáculo como pasaron tantos otros.
Y el traidor se quedará con su miseria.
El Colo
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