LA FRASE

"LA CANTIDAD DE PERROS DEL PRESIDENTE ES UNA DE LAS CUATRO O CINCO COSAS EN LAS QUE LOS ARGENTINOS NOS TENDRÍAMOS QUE PONER DE ACUERDO." (MANUEL ADORNI)

martes, 15 de noviembre de 2011

GUITARRAS A LA OBRA


Por Raúl Degrossi

Parece que últimamente está de moda pelar la guitarra y decir cualquier cosa para pegarle al gobierno nacional, defendiendo un federalismo berreta, más bien un separatismo de la pampa húmeda, versión de cabotaje del discurso de los prefectos de la media luna boliviana.

Hace poco acá analizaba yo como se guitarreaba con el tema de los subsidios destinados a evitar aumentos en las tarifas de los servicios públicos (aunque realidad terminaban hablando de cualquier cosa), y ahora aparecen otros ladris que se meten con los números del proyecto de Presupuesto nacional 2012, y mandan fruta a granel.

Me refiero a este informe de la consultora Abeced que levanta el diario "Uno", en el que se vuelven a mezclar peras con manzanas, ya que de frutas estamos hablando.

Se habla allí de "obras públicas nacionales" y "transferencias" (a las provincias), como si fueran lo mismo, y se mezclan supuestas "transferencias discrecionales" con otras que no lo serían (como el Fondo Federal Solidario, vulgo Fondo Soja), y luego se incurre en el mismo error que el IARAF al tocar el tema de los subsidios: se van de cabeza a las partidas principales (incisos) del Presupuesto, y le meten por lo carpido: allá era "Transferencias", acá "Bienes de Uso".

Pero hete aquí que -si de obras públicas nacionales estamos hablando- nada tiene que ver todo lo que se financia con "Transferencias": en todo caso ese es dinero que el Estado nacional aporta a las provincias para que estas hagan con él obras; si son Transferencias de Capital, y si están afectadas específicamente a ese fin, como sucede con el Fondo Soja.

O sea: son obras provinciales (la provincia proyecta, licita, adjudica y ejecuta la obra), pero pagadas con fondos nacionales.

A su vez el distingo que se hace entre "discrecionales" y "no discrecionales" se basa en el informe de la consultora no en que el Estado nacional puede decidir enviar o no los fondos, sino en cuanto manda a cada provincia: por eso al Fondo Soja lo ponen entre las transferencias que no son discrecionales.

El criterio es -como mínimo- incompleto, por no decir erróneo: desde el punto de vista jurídico (y vaya si la discrecionalidad es un concepto jurídico) el Fondo Federal Solidario es la más discrecional de todas las fuentes de Transferencias de Capital de la Nación a las provincias; como que se conforma con el 30 % del producido de los Derechos de Exportación (las célebres retenciones) a las exportaciones de soja; y esos recursos son privativos del Estado nacional, y por ende no coparticipables, de acuerdo a los artículos 4 y 75 inciso 1) de la Constitución Nacional.

De modo que si Cristina quisiese, mañana mismo emite otro DNU igual al 206/09 que creó el FFS, y adiós Fondo Soja, pero no sólo no lo hace, sino que lo distribuye entre las provincias de acuerdo a los índices de coparticipación secundaria de la Ley 23.548: calidad institucional pura, vea señora.

Pero además omitir en el análisis (como hacen los amigos de Abeced) la incidencia del FFS en el financiamiento de las obras públicas provinciales es una trampa, porque oculta un dato central en el análisis de la famosa "discriminación": muchas provincias están financiando por esa vía y por las transferencias de capital del Estado nacional, buena parte de sus obras públicas.

Incluyendo Santa Fe, que por ambas vías costeó el 74,98 % del total de la obra ejecutada por el gobierno de Binner en el primer semestre de este año: que eso suceda en Formosa no debería llamar la atención, pero que pase en una de las provincias más ricas de la Argentina, y además se hable de "discriminación", es como demasiado.

En la entrada anterior, decía yo que el IARAF cometía el error de extraer demasiadas conclusiones de la clasificación geográfica del gasto público, porque es una de las más complejas de analizar, vean lo que les pasa al respecto a los amigos de Abeced:

          

A confesión de parte, relevo de prueba: si en el Presupuesto nacional figura nomenclado como gasto de capital en la Capital Federal las líneas de alta tensión NEA-NOA y Pico Truncado-Río Turbio-Río Gallegos-Calafate, hay que afinar la mira en el análisis, o buscar por otro lado antes de salir a gritar "me discriminan" o "la CABA es claramente la más favorecida en el reparto"; ahora que está de moda imputarle al kirchnerismo rosquear con Macri.

A lo que hay que añadir dos detalles: la partida "Bienes de Uso" (con la que se pagan las obras públicas nacionales: o sea las que proyecta, licita, adjudica y ejecuta directamente el Estado nacional) no sólo se usa para obras públicas, sino para otros gastos de capital, como compras de maquinaria y equipo.

De tal modo, un nuevo tren para los ferrocarriles metropolitanos, o un nuevo avión de Aerolíneas Argentinas (si no se pagan con "Transferencias de Capital" a las empresas estatales) figurarán en el Presupuesto como un gasto imputable a "Bienes de Uso", hecho en la CABA; el ejemplo es al sólo título ilustrativo: si prefieren, pueden elegir las obras de ampliación del subte "E". En ese caso sí sería una obra, pero está en la Capital federal por una sencilla razón: sólo allí hay subtes.

El otro detalle es que la ciudad de Buenos Aires es la capital de la República, y por tal motivo se ejecutan allí muchas obras de magnitud en edificios del Estado nacional que son sede de reparticiones del gobierno central.

Para una visión más amplia (y no tan sesgada ni mezclada y confusa) del tema, acá pueden acceder al cuadro correspondiente del proyecto de Presupuesto nacional 2012 que muestra la clasificación geográfica del gasto (por distritos) y por carácter económico (gastos corrientes y de capital.

Si ven la apertura correspondiente a la CABA, de algo más de 16.000 millones de pesos de gastos de capital, más de 9000 son "Transferencias": allí están por ejemplo los nuevos trenes o aviones del ejemplo ilustrativo. Y en el caso de Santa Fe, las transferencias de capital del Estado nacional, más los proyectos de inversión que encara él directamente en la provincia, sumarán más de 1930 millones de pesos.

Pero el informe de la consultora del que habla la nota del diario alude a "obras nacionales", lo cual presupone (aunque luego su contenido lo contradiga como dije) que sean obras públicas ejecutadas por el Estado nacional; con lo que lo que es aconsejable leer es este otro cuadro correspondiente al proyecto de Presupuesto.   

Cuadro que contiene los proyectos de obras públicas en marcha que está ejecutando el Estado nacional en todo el país, y que permite a su vez puntualizar otro error del informe, en el caso de la provincia de Santa Cruz: la Nación prevé ejecutar allí 1057 millones de pesos en obras públicas en el 2012, de los que 941 corresponden a la Dirección Provincial de Vialidad, y de estos, 532 millones a la pavimentación de diferentes tramos de la Ruta Nacional 40; con lo que es ésas la principal inversión de la Nación allí.

Ahora, si lo que se quiere poner en discusión es la necesidad o no de pavimentar esa ruta (de ripio desde 1935 en que fue inaugurada, hoy protagonista de un importante corredor turístico promocionado en todo el mundo), o de que los recursos que se usan en eso se deben destinar a las provincias de la pampa húmeda, hay que decirlo sin subterfugios, ni informes amañados.

Y me quiero detener en el cliché de la "discrecionalidad": tanto las obras públicas nacionales en sentido estricto (o sea las que la Nación licita, adjudica y ejecuta ella misma) como las transferencias de capital a las provincias para financiar obras provinciales (excluido el Fondo Soja) son -en la mayoría de los casos- inversiones plurianuales; lo que implica que, una vez aprobado el proyecto ejecutivo, licitado, adjudicado y comenzado, debe asegurarse su financiamiento durante todos los años que dure, hasta terminarse.

Lo que implica que mal puede hablarse de "discrecionalidad" en ninguno de los dos casos, cuando de lo que se trata es de pagar directamente (si son obras nacionales) o transferir los fondos para pagar (si son obras provinciales financiadas por el Estado nacional) de acuerdo a las certificaciones y el ritmo de avance de obras ya iniciadas.

Y para terminar con estas cuestiones de federalismo de poca monta: si hay un aspecto en el que no debe primar el absurdo criterio devolutivo ("Santa Fe pone tanto, y le deben devolver tanto") a la hora de repartir los recursos nacionales entre las provincias, es el de las obras de infraestructura; como que las carencias que muchísimas provincias presentan en esa materia tras largos años de abandono, no son sino consecuencia de un modelo de país centrado en la pampa húmeda.

En ese sentido, la orientación de la invesrsión pública del Estado nacional desde el 2003 para acá (en caminos, escuelas, hospitales, energía, viviendas) ha sido uno de los aportes más contundentes realizados a la concreción de un federalismo efectivo en décadas.

Bastante más por cierto que tanto guitarreo que circula por allí sobre el tema.     

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