LA FRASE

"NO ES TAN DIFÍCIL DE ENTENDER: ESTELA DE CARLOTTO ES GOLPISTA Y EL GENERAL VIDELA LO ÚNICO QUE HIZO FUE COMBATIR AL TERRORISMO." (VICTORIA VILLARRUEL)

viernes, 11 de noviembre de 2011

MANO NEGRA


El cipayismo del diario La Nación y sus principales columnistas ya es patológico: no existe la más mínima posibilidad de que, cualquiera sea el tema de que se trate, hagan el menor intento por asumir el punto de vista de la Argentina, o de disentir con cualquier reclamo de los Estados Unidos, por más ridíiculo o desproporcionado que parezca.

Desde el famoso ultimátum de Escribano para acá, parece que a los muchachos de la tribuna de doctrina ya no los conformaría ni siquiera la vuelta a las relaciones carnales: preferirían la lisa y llana anexión de la Argentina a los EEUU, como la estrella 51 de la bandera, o peor aun: una especie de Estado libre asociado como Puerto Rico; con eso deben soñar.

Pensemos en el caso Antonini Wilson, el episodio del avión militar, las visitas de Morales Solá a la embajada, y ahora las presiones por la ejecución de las sentencias del CIADI o atender los reclamos de los fondos buitre que no entraron en ninguno de los dos canjes de deuda.

Más aun: cada vez que algún sector del gobierno yanqui parece ensayar un gesto de distensión hacia el gobierno argentino, ellos se encargan de ir concienzudamente en busca de los "halcones" (sean del Pentágono, del Departamento del Tesoro, de la Secretaría de Estado, de la embajada o del Congreso) para que dinamiten toda posibilidad de entendimiento.

Y si no existe lo inventan, o traducen lo que los funcionarios yanquis dijeron o en realidad quisieron decir, como si no pudiese acceder a las ediciones de los medios internacionales como para enterarse de lo que verdaderamente pasó.  

La columna de Oviedo que ilustra el post va en esa línea, y en un lugar destacado: ahora resulta que nosotros estamos muy mal, al borde de la quiebra, los yanquis están bárbaro, viviendo un proceso de expansión económica indetenible y -de puro generosos que son no más- nos ofrecen su ayuda desinteresada para que nos sumemos al tren del progreso que ellos conducen.

Obama nos extiende generoso su mano negra, y al parecer, nosotros no lo aprovecharíamos de puro testarudos que somos nomás, y persistimos en seguir recetas que nos llevan al fracaso.

Porque el amigo Oviedo (que parece que tiene línea directa con Obama) aprovecha la bolda para colar otra vez -ocho años después- el pliego de Escribano remixado: reducir el gasto público, eliminar subsidios, aumentar las tasas de interés y volver a aceptar el monitoreo y supervisión del FMI.
Eso, o volver a endeudarnos, que sería de un modo extrañísimo: tendríamos más deuda pero pagaríamos menos intereses.

Pasemos por alto que las tasas de interés están subiendo y hay igual inflación y fuga de capitales, y que al meter el asunto de los fallos del CIADI se le cae la careta de que está haciendo lobby para empresas que no cumplieron sus contratos como Azurix, o para los fondos buitres.

Lo que impresiona es el tremendo desprecio que tiene toda esta gente por la democracia y la voluntad popular del pueblo argentino que hace apenas 19 días votó con una contundencia y claridad que no admite dudas, para que el gobierno haga exactamente todo lo contrario de lo que ellos proponen.

Impresiona tanto como el grado de alienación mental en el que viven, del que ni siquiera el urnazo de Cristina los sacó. 

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