LA FRASE

"ME DICEN QUE ESTÁ VINIENDO PARA ACÁ EL MINISTRO CAPUTO, ASÍ QUE TRÁIGANME ESA REMERA QUE DICE "NO HAY PLATA"." (KRISTALINA GEORGIEVA)

viernes, 31 de julio de 2015

GRACIAS POR SUMARSE A LA CAMPAÑA, MUCHACHOS


Hay gente que no tiene la capacidad de registrar los cambios de época, ni las variaciones del humor social.

Como la dirigencia de la Rural por ejemplo, que cree estar viviendo todavía en 1866 (ojo: hay algunos que todavía no se resignan a la revolución francesa), y que ellos son una especie de gobierno de facto (nunca tan bien empleado el término, dado los antecedentes) del país; ante el cual las autoridades de turno deben ir a rendir examen, y soportar estoicamente sus filípicas cuando no les gusta como gobiernan.

Nostálgicos de un país que -afortunadamente- ya fue, aunque eso no signifique desconocer que conservan un importante poder de fuego económico (como parte necesaria que son de eso que en tiempo se llamaba oligarquía), para tirar del mantel y empiojar la cosa cuando no rumbea para el lado que ellos quieren.

Con el fervor talibán que los caracteriza y ciegos a todo lo que ocurre fuera de su propio ombligo, mañana repetirán el rito garca que preservan generación tras generación, y escritura de campo tras otra: se subirán al púlpito, leerán su pliego de reclamos, apostrofarán con el dedito en alto sobre la moral pública, las instituciones de la república, la división de poderes y la necesidad de "liberar a las fuerzas productivas "del estatismo dirigista y agobiante que las aprisiona"; palabras más, palabras menos.

Esta última parte es la que verdaderamente les interesa, tanto que es desmontable de la primera, y pudieron repetirla en épocas en las que en el país faltaban muchas cosas, entre ellas las instituciones de la república, y la división de los poderes.

Creyéndose como se creen los dueños del país (y si los apuran, sus creadores) se atribuyen desde tiempo inmemorial el derecho de subir o bajar el pulgar como en las arenas del circo romano, y por vía de aplausos o silbidos consagrar a quiénes merecen o no gobernar el país, más allá de lo que decide la gente cuando vota.

Por eso seguramente mañana no se privarán de decir lo suyo, pretendiendo inducir u orientar el voto de los argentinos en un sentido determinado, que es claro: cualquier candidato (empezando por Macri) que no sea el del Frente Para La Victoria: un involuntario apoyo de su parte a la candidatura de Scioli, muy a su pesar.

Suponen que conservan una influencia sobre la sociedad argentina que -si alguna vez tuvieron- ya han perdido, y ni siquiera registran el dato objetivo de que desde hace varios años a esta parte deben anunciar uno tras otro "tractorazo" o corte de rutas; y posponerlos invariablemente para mejor oportunidad porque no logran el consenso social que tuvieron en la gesta del 2008, ni lo volverán a tener: cada vez menos gente elige incorporar el vidrio a su dieta; sobre todo cuando lo ha probado y el resultado no fue satisfactorio.

El cuadro descritpo no se modifica porque no falten las marionetas opositoras (como el propio Macri, Sanz y Stolbizer, como da cuenta la nota del Cronista) que se sientan obligadas a marcar tarjeta en el predio de Palermo.

Es que a esta altura de las cosas se puede decir -sin que esto sea inmutable, porque puede modificarse en el futuro, dependiendo de quien y como gobierne- que no se trata solamente de que han perdido la pulseada con la política por incidir en el humor de los argentinos.

Hoy por hoy están perdiendo con Tecnópolis. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

La Sociedad Rural es el origen , uno de los tres componentes fundantes de la patria misma: iglesia ,campo y ejército.
Pero desde la aparición del hecho maldito del país burgués,tienen épocas de profunda preocupación.Y tienen razón.
Que aprovechen por ahora, que siguen siendo los "dueños" por herencia de miles de hectáreas arrebatadas a sangre y fuego.
La tierra tiene que ser para el que la trabaja, no para el latifundista especulador arrendatario, repleto de dinero y que encima llora. En vez de perder el tiempo en actos patéticos, disfruten, que todo dulce se termina.
El Colo.