LA FRASE

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sábado, 16 de septiembre de 2023

¿AVANZA LA LIBERTAD O LA IMPUNIDAD?

 

Leíamos en la semana en ésta nota de La Nación que Patricia Bullrich envió una carta a los miembros de las Fuerzas Armadas en la que -entre otras cosas- promete "una solución justa" para los condenados en causas por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura.

Entre sus párrafos más sobresalientes podemos leer: "Compartimos desde hace mucho tiempo una misma vocación que es la grandeza de nuestra Patria y el orden en nuestro querido país”, se lee al comienzo de la misiva. Cualquiera podría repetir estas palabras, pero en el caso de ustedes y en el mío propio ya fueron probadas en la fragua de la vida y en el cumplimiento del deber en la función pública y el servicio a la comunidad. Porque después de todo eso es lo probidad, el valor probado en la conducta de quién lo sostiene”, remarca Bullrich.".

"Todos son conscientes de mi defensa del orden frente al caos y de los efectivos de las Fuerzas de Seguridad contra los embates de los falsificadores de derechos humanos cuando fui ministra de Seguridad de la Nación”, dice el texto en el cual la candidata de JxC remarca: “Hablamos un mismo idioma”.". 

Lo primero que uno podría preguntarse es por qué Bullrich dirige una carta por ese tema a los actuales integrantes de las fuerzas armadas, la mayoría de los cuáles no participaron personalmente en la represión ilegal de la dictadura, ni están involucrados en causas judiciales por violaciones a los derechos humanos cometidas en ése contexto. Se podrá decir que en el caso de los militares hay lazos de afinidad ideológica y hasta familiar entre el personal en actividad, los retirados y los sometidos a procesos o condenados en ellos.

Sin embargo eso no basta para explicar el sentido de la carta de Bullrich, que más bien hay que buscarlo en sus propios términos: Bullrich les está diciendo que los necesita de su lado para imponer el orden, y cuenta con ellos porque les ha demostrado que no los abandona. En rigor, lo dijo textualmente en el caso de los policías de gatillo fácil como Chocobar, o de los gendarmes implicados en el caso Maldonado, a los que prometió "no tirar por la ventana", y cumplió.

Es el mismo mensaje -nefasto- que transmite acá Pullaro cuando dijo que había gente que iba a tener que pedirles disculpas a los policías juzgados por la desaparición y muerte de Franco Casco: los tipos se ofrecen como abogados de todo el que porte un uniforme y un arma provistos por el Estado (poco importan sus funciones o el color del uniforme), a cambio de que cuando los necesiten, puedan contar con ellos.

De allí que no sorprenda que estén planteando involucrar a las FFAA en la seguridad interior, o dando señales claras de consentir (si no propiciar) la violencia institucional para garantizar un supuesto orden, aun al precio de retroceder en una de las conquistas morales y jurídicas más importantes de nuestra democracia y por la cual es reconocida en el mundo, como fue el juzgamiento de los responsables de los crímenes de la dictadura.    

Lo que nos están diciendo -en todos los idiomas y por todos los medios posibles- tanto ellos como Milei es que se viene un tiempo de palos y represión, y no precisamente para los que delinquen, sino para los que protesten, o salgan a defender sus derechos. O sea que se viene un tiempo en que habrá motivos para protestar, o derechos que estarán en riesgo.

Que es precisamente lo que decíamos hace unos días en ésta entrada, a propósito del acto apologista de la dictadura (porque decirle negacionista es faltar a la verdad, y bajarle el precio) de Victoria Villarruel, la cantidata a vice de "La Libertad Avanza": "Ellos (Milei, Villarruel, los negacionistas y apologistas de la dictadura) van más allá de postular el olvido o la "memoria completa": van por la reivindicación de la dictadura, sus métodos y sus resultados, y no es casual: nos están diciendo que llegado el caso y si lo creyeran necesario, lo volverían a hacer.

Y es allí cuando la cuestión se vuelve de acuciante actualidad política y social, y se mete en el corazón de la disputa política y electoral. Porque en el fenómeno Milei -como en la dictadura del 76'- la visión ideológica, el modelo político, los límites que están dispuestos a traspasar y el proyecto económico son una sola y misma cosa, en la que todos los primeros son funcionales a la implementación del último.". 

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