LA FRASE

"ELCOMITÉ DE CRISIS POR LA GUERRA EN MEDIO ORIENTE LO DISOLVÍ AL DÍA SIGUIENTE DE CREARLO PARA QUE VEAN QUE VOY EN SERIO CON LO DE ACHICAR EL ESTADO." (JAVIER MILEI)

lunes, 30 de noviembre de 2020

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LAS FRASES DEL MES


1. "Tanto decirles a los kirchneristas que agarraran la pala y jamás pensé que lo harían en un campo mío." (Luis Etchevehere)

2. "Yo entendí que me habían nombrado al frente de la Comisión de Libertad de Presión." (Waldo Wolf)

3. "Cristina los vacunó de nuevo." (Aníbal Fernández)

4. "No es necesario gastar millones de pesos en comprar la vacuna rusa, habiendo millones de dosis de vacunas sin usar que dejamos nosotros." (Sergio Rubinstein)

5. "Si la elección en Estados Unidos no se define, yo podría hacerme cargo del gobierno como presidente encargado." (Juan Guaidó)

6. "No voy a reconocer los resultados hasta que no carguen la mesa 86 de Necochea." (Donald Trump)

7. "No podemos investigar un posible fraude en las elecciones de Estados Unidos precisamente porque fueron allí." (Luis Almagro)

8. "La vacuna rusa viene con un chip implantado para que los que la reciban puedan ser monitoreados por Cristina desde el Instituto Patria." (Jorge Fernández Díaz

9. "Joe Biden cometió el mismo error que Alberto: elegir una vicepresidenta con una K en su nombre, lo va a pagar muy caro." (Alfredo Leuco)

10. "Nosotros la única condición que ponemos para dialogar con el gobierno es que el gobierno sea otro." (Mauricio Macri

11. "El próximo banderazo será en el Congreso cuando se trate la fórmula de ajuste de las jubilaciones, se recomienda ir con piedras." (Patricia Bullrich)

12. "Desconozco por completo en qué circunstancias el señor Béliz contrajo coronavirus, desmiento que nosotros estemos empleando armas biológicas en Argentina." (Edward Prado)

13. "Si miran con detenimiento la miniserie "Carmel", verán que está muy claro que a María Marta García Belsunce la mandó a matar Cristina." (Alfredo Leuco)

14. "Nosotros queremos que la crisis la paguen los capitalistas pero no con un impuesto, sino de otro modo, como por ejemplo una rifa o algo así." (Nicolás Del Caño

15. "El 92 % de resultados positivos en la vacuna rusa contra el coronavirus es muy sospechoso: es exactamente el mismo porcentaje por el cual el Partido Comunista ganaba las elecciones en la antigua Unión Soviética." (Joaquín Morales Solá

16. "Ustedes no me van a creer, pero si los peruanos me lo piden podría encargarme de su gobierno." (Juan Guaidó)

17. "El actazo del otro día en Plaza de Mayo nos refuerza en nuestras convicciones: ahora en lugar de abstenernos, vamos a votar en contra del impuesto a la riqueza." (Néstor Pitrola)  

18. "Cuando se cierra la puerta del aula una nunca sabe si adentro el docente no les está haciendo leer "La razón de mi vida" a los alumnos." (Soledad Acuña)

19. "¿El pelotudo de Negri no encontró mejor argumento para oponerse al impuesto que decir que las grandes fortunas están escondidas en los paraísos fiscales?" (Mauricio Macri)

20. "Macri no me llamó más desde que dejó de ser presidente, ahora entiendo por qué cada vez que venía a "Los Piletones" afuera había un equipo de desinfección." (Margarita Barrientos

21. "Al helicóptero de Jorge Brito lo manejaba Fuerza Bruta." (Elisa Carrió)

22."Vamos a hacer 10 kilómetros de parquímetros por año." (Horacio Rodríguez Larreta)

23. "Lo de Página 12 es indignante: solo porque estudié en un colegio en el que el director era Priebke y se festejaba el cumpleaños de Hitler, no pueden suponer que fui adoctrinada en el nazismo." (Soledad Acuña

24. "Quiero desmentir que estemos pensando en expropiar el Parque de la Costa para que pase a llamarse "Peronolandia"." (Axel Kicillof)

25. "Me puse de novio de nuevo porque las cosas se dieron, no es que esté necesitando otro riñón." (Jorge Lanata)

26. "¿Me creerían si les digo que yo ni siquiera sabía que existe la AFI y para qué sirve? (Germán Garavano)

27. "Quisimos despedir a Diego con algo bien nuestro, como era él: la policía reprimiendo a los hinchas a balazos de goma." (Horacio Rodríguez Larreta)

28. "Me dan risa los radicales ofendidos porque tumbaron el busto de Yrigoyen de la Casa Rosada, cuando en el 55' lo pusieron a Zavala Ortíz en un avión para bombardearla." (Aníbal Fernández)

29. "Con Beatriz Sarlo estamos pensando en un programa de televisión en el que explicaremos como el fútbol es el opio de los pueblos, se llamará "Fútbol deprimente"." (Juan José Sebrelli)

30. "Levantar del piso al busto de Yrigoyen fue fácil, con la UCR es un poco más complejo." (Leopoldo Moreau

domingo, 29 de noviembre de 2020

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¿PA' ETO' TUDIARON UTEDE'?

 


Que cosa con los "intelectuales" che. Que cosa con esa gente que se cree "intelectual", o a la que alguna vez, alguien, no se sabe quien, los diplomó de tales, les colgó el cartelito y van por la vida con él pontificando desde un púlpito imaginario sobre todo: gustos, estéticas, pasiones, preferencias políticas, costumbres sociales.

Es gente que -vaya uno a saber por qué- cree que su opinión es importante, pedida, deseada. Que estamos todos conteniendo la respiración hasta que ellos se pronuncien como la esfinge del mito, para poder seguir con nuestras vidas con una luz que nos guíe. Unos pelotudes importantes, digamos. Y ni siquiera eso.

Sebrelli, Sarlo, y tantos otros han medrado por años con esa cáscara de supuesta profundidad que es una pose, porque si se los rasca un poco, adentro no hay mucho, tirando a nada. Y se especializan en la disección de lo popular, un mundo, una dimensión, que les es claramente ajeno: podrían intentar con más éxito comprender como sería la vida en otros planetas, que captar en su esencia (que es simple, solo es cuestión de sacarse las anteojeras) el hecho popular masivo; sea en política, en fútbol o en el arte.

Porque como decía Jauretche -que los describió muy bien, incluso a algunos sin haberlos conocido- su problema es que se manejan con un esquema mental en el que han decretado a priori la denigración de todo lo que sea popular por esa sola condición, como propio de personas culturalmente inferiores, incapacitadas para el pensamiento complejo o para captar las múltiples aristas de la realidad; cosas solo asequibles a espíritus superiores como ellos.

Poco les importa si, puestos a opinar de cualquier tema, jamás aciertan una: dentro de la superestructura que los ha creado y a cuyos propósitos sirven, se les perdona todo, porque se los necesita. Son los profetas del desánimo, los heraldos del pesimismo, los voceros del fracaso nacional perpetuo e ilevantable.

Esa es la misión que les toca cumplir, y a ella se dedican con mayor pasión que talento, desde siempre. 

Se sienten condenados al exilio en un país "real" al que odian, añorando otro, ideal, de hace un tiempo, indefinido, que se fue y no vuelve más. Y se enorgullecen de no dejarse zambullir nunca en lo popular: que otros lloren por Evita o Maradona, ellos están para explicarnos que están mal llorados porque son ídolos de barro, con muchos planos oscuros y contradicciones. 

Precisamente así como Eva solía decir que ella nunca se dejó sacar el barro que arrastró de la calle, ellos parecen estar atentos a que esa barro ni siquiera los roce nunca, para no contaminarse. Salgan al sol, salames, a ver si se les orea un poco el cerebro. Y por qué no los calzones.

sábado, 28 de noviembre de 2020

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ESTÁBAMOS EN UN ERROR

 


En la larguísima transición de seis meses del año pasado entre las elecciones provinciales y la asunción de Perotti, la Legislatura aprobó una serie de leyes que pretendieron condicionarle de entrada la gestión, gestadas por la alianza entre Lifschitz y parte de los senadores del PJ.

Entre ellas, la Ley 13896 que aprobaba por ley el llamado "Plan Abre" para extenderlo a todas las municipalidades de la provincia (dejando expresamente afuera a las comunas), y con fondos para obras a ser distribuidos no por el Poder Ejecutivo, sino por una Comisión Bicameral de la propia Legislatura: una burrada institucional, y una forrada política, habiendo ya gobernador electo, para más con cambio de signo partidario.

Y hablando de forradas la otra ley aprobada entonces y con el mismo marco de acuerdos políticos fue mucho peor porque se trataba nada menos que del presupuesto provincial para éste año; votado apenas días después de que la misma Legislatura dictara la nueva ley de ministerios en base a un proyecto elaborado por los legisladores cercanos a Perotti, pero sin tenerla en cuenta.

Para que estemos en claro: le aprobaron al nuevo gobierno el presupuesto para su primer año de gestión sin dejarle elaborarlo, y no tuvieron en cuenta  el organigrama del Estado que ese mismo gobierno quería aplicar desde el inicio de su gestión. Todo este año de pandemia Perotti tuvo que gobernar con ese presupuesto.

Hasta que le llegó el turno de poder plantear su primer presupuesto propio como gobernador, que fue enviado a fines de octubre a la Legislatura. Ese presupuesto incluía unos 4000 millones de pesos para el denominado "Plan Incluir", para ejecutar obras y programas en todos los municipios y comunas de la provincia, en reemplazo del "Plan Abre" que, como se dijo, excluía a las comunas.

En la sesión del jueves pasado y en un minuto de debate, el Senado provincial le dio media sanción al presupuesto enviado por el Ejecutivo: lo que es tener el culo sucio por haber aprobado antes en veinte minutos, entre las dos Cámaras, las leyes que regulan el uso de los fondos reservados, y las incompatibilidades de los funcionarios del MPA.

En la votación en general del presupuesto los 19 senadores (del ¿oficialismo? y la oposición) votaron a favor, pero en la votación en particular hubo una diferencia: por 13 votos contra 6 (todos de la mitad del bloque de senadores del PJ más alineados con el Ejecutivo) resolvieron eliminar el artículo 53 del proyecto que envió Perotti, por el cual se derogaba la Ley 13896 del "Plan Abre" y se la reemplazaba por el "Incluir".

Los otros seis senadores del PJ comandados por el sanlorencino "Pipi"Traferri se sumaron a los siete senadores de la UCR para "salvar" aquella ley que gestaron siendo ya Perotti gobernador electo, y contra su voluntad: al parecer, para algunos "compañeros" hay lealtades previas a la vuelta del peronismo al gobierno provincial tras doce años, que pesan más.

El pacto Lifschitz-Traferri dio entonces otra muestra de vigencia, como si las elecciones del año pasado no hubieran sucedido, o como si en realidad las hubiera ganado Bonfatti. Ojo: por ahí no nos enteramos, es así y los equivocados somos nosotros, que pensábamos que había ganado Perotti.

O que contábamos doce senadores del PJ en la Cámara, cuando en realidad hay seis que son senadores de ellos mismos, incluido uno (Gramajo) que en el 2019 fue candidato a senador...por el Frente Progresista. Pensar que algunos de estos muchachos se la pasaron años diciendo que los que poníamos en riesgo la unidad del peronismo en Santa Fe éramos los kirchneristas, por sectarios.

Le pedimos prestado al compañero Sergio Delfino un tuit para dejar acá abajo, como para refrescar algunos conceptos básicos sobre como deberían ser las cosas, y al que le quepa el sayo, que se lo ponga: 

viernes, 27 de noviembre de 2020

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ANTES NO, Y AHORA SÍ


Hace un semana contábamos acá como en un trámite express que duró cuestión de minutos, una entente entre los legisladores del Frente Progresista de ambas Cámaras de la Legislatura provincial y un sector de los senadores del PJ sancionó dos leyes, una modificando las incompatibilidades de los funcionarios del Ministerio Público de la Acusación (MPA) y la otra regulando el uso y la rendición de cuentas de los fondos reservados asignados a distintas unidades policiales y al programa provincial de protección de testigos.

Frente a las críticas de que se trata de leyes dirigidas contra el ministro de Seguridad Marcelo  Saín y por elevación contra Perotti, se defendieron diciendo que son avances institucionales que estaban pendientes, pero que recién ahora se lograron los consensos necesarios para concretarlos. También dijeron que nadie se puede oponer a que se controlen los fondos reservados. El tema es que estos muchachos gobernaron la provincia doce años y estas cosas nunca les preocuparon, como tampoco les preocupaban a los senadores del PJ que cogobernaron con ellos. Y si no veamos los antecedentes.

El primero que dijo expresamente que no quería que le controlaran el manejo de los fondos reservados (cuando los tenía la policía y no como ahora, que los maneja el ministro de Seguridad) fue Bonfatti cuando era gobernador. En el año 2012 y por el Decreto 3445 vetó lo que era la ley de emergencia en seguridad en ése punto, con estos argumentos (las negritas son nuestras): "Que en relación al Artículo 9º, sin perjuicio del criterio de mérito que pudiere tenerse con respecto a la Ley Nº 10.296 en tanto autoriza la afectación de “fondos especiales” a las dependencias policiales que se mencionan en el Artículo 1º, lo cierto es que la modificación ahora aprobada por el Poder Legislativo altera de tal modo el sistema previsto por aquella ley que elimina lisa y llanamente una herramienta necesaria en toda fuerza de seguridad para una eficaz labor de prevención e investigación de ilícitos, propiciándose en consecuencia el veto de este precepto;..." 

"Que ello es así, en tanto indudablemente el procedimiento propuesto por este dispositivo normativo redundará en el entorpecimiento de las tareas investigativas por cuanto dispone la aplicación del régimen administrativo normal y ordinario de rendición de cuentas a los fondos especiales previstos en la Ley Nº 10296 y modificatorias, lo cual importará mayor vulnerabilidad de la confidencialidad que debe guardarse respecto de esa información, con indudables efectos negativos en la eficacia del accionar de las fuerzas de seguridad alcanzadas por la norma, las que, vale la pena recordar, tienen a su cargo la labor de prevención e investigación de los llamados delitos complejos." 

"Que en esta misma línea, el mensaje de elevación del proyecto de ley que diera lugar oportunamente a la sanción de la Ley Nº 10296, consignó entre sus fundamentos que el procedimiento de rendición de cuentas previsto en el mismo permitía una “…acción confidencial destinada a preservar la labor de inteligencia y la programación de las operaciones, a fin de garantizar su óptimo y eficaz desempeño”, fundamentos estos que se entiende resultan atendibles en atención a la materia objeto de análisis."

En cuanto a los cambios en el régimen de incompatibilidades de los miembros del Ministerio Público de la Acusación (MPA), de acuerdo al proyecto aprobado será incompatible con la función de Fiscal General, fiscal regional, fiscal y fiscal adjunto, así como con la función de director de cualquiera de los órganos de apoyo -entre otras cosas- "El desempeño como Intendente, Ministro y/o Secretario del Poder Ejecutivo local, Provincial o Nacional o en el cargo de Legislador durante los dos (2) años inmediatamente anteriores al ingreso o reincorporación" y "...el desempeño como Funcionario de cualquier nivel a cargo de funciones relativas a la Seguridad bajo la dependencia de otro Poder del Estado durante los dos (2) años inmediatamente anteriores al ingreso o reincorporaciónTendrán dedicación exclusiva en sus tareas, no pudiendo ejercer cargos políticos por designación (a nivel provincial, municipal o comunal) durante los dos (2) años posteriores a su desvinculación de la función, así como tampoco acceder a la titularidad del cargo si en los dos años anteriores a su asunción ejerció cargos políticos por designación, con incidencia directa en materia de gobierno, seguridad y justicia, (con rango de Ministro, Secretario o Subsecretario Provincial o su equivalente municipal). " (otra vez las negritas son nuestras)

O sea: Saín no puede volver al cargo que ganó por concurso durante el gobierno de Lifschitz como Director del Organismo de Investigaciones del MPA creado en el 2014 por la Ley 13459. Lo curioso es que se crea ahora una incompatibilidad para ingresar o reingresar al MPA habiendo ocupado cargos políticos que no se estableció ni en el 2014 (gobierno de Bonfatti) cuando se creó el Organismo de Investigaciones, ni menos aun en el 2009 (gobierno de Binner) cuando por la Ley 13013 se reglamentó el funcionamiento del Ministerio Público de la Acusación.

Es decir, ahora sería mal visto ingresar al MPA o volver a trabajar allí si uno ocupó un cargo político, luego de que durante los doce años de gobierno del socialismo en Santa Fe decenas de funcionarios políticos de Binner, Bonfatti y Lifschitz saltaran a ser funcionariosdel MPA e incluso del Poder Judicial.

Y en esos doce años tampoco fue mal visto que ingresaran al MPA sin concurso y provenientes del Poder Ejecutivo montones de gente, como los 195 "traspasos" que hizo el ex Fiscal General Baclini cuando ya estaba vencido el plazo de la Ley 13459 para disponerlo. Al parecer, hay movimientos entre la justicia y la política que "contaminan" a la justicia, y otros que no. O estamos ante otro caso de "antes no estaba mal, ahora sí".

jueves, 26 de noviembre de 2020

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miércoles, 25 de noviembre de 2020

ADIÓS BARRILETE CÓSMICO

 

Leías en las redes "Murió Maradona" y la primera sensación era de incredulidad: debe ser una "fake news", de las tantas que lo acompañaron en su vida. Pero no: esta vez era cierto, y fue como si de repente la realidad entrara en pausa; acaso la necesaria para asimilar la idea y para entender que aunque le dijéramos "Dios", era un mortal como nosotros.

Porque con el Diego se va una parte de nuestras vidas, cruzadas por esa magia incomparable que desplegó en una cancha, y por todo lo que significa él, lo que en él se reflejaba como un espejo gigantesco de buena parte de nuestra idiosincracia nacional: en éste país de millones de directores técnicos potenciales y otros tantos millones de crack frustrados, todos soñamos alguna vez ser él, y manejar una pelota como una extensión del cuerpo. Y muchos también soñamos plantarnos como él frente a los poderosos, para cantarles cuatro frescas.

Diego no necesitaba morirse para ser un mito, porque ya en vida lo era; tanto que -sin temor a equivocarnos- podríamos decir que al momento de partir, era el ser humano vivo más conocido del planeta. Basta leer los titulares de la prensa en todo el mundo para advertir la magnitud del fenómeno, que no puede ser comprendido solo desde la popularidad global del fútbol como deporte, hay muchas cosas más en juego allí.

Hay un profundo fresco sobre la condición humana, sus grandezas y sus miserias, sus triunfos y sus derrotas, sus mil y uno tránsitos de la agonía al éxtasis, de la gloria al abismo. Diego vivió como jugaba, sin especulaciones, a fondo, pero también -como todos- como pudo y como le salió. En su caso, tambien como lo dejaron: cuesta imaginarse como se debe haber sentido un día en la piel de Maradona.

Pero como decía el genial "Negro" Fontanarrosa, lo que importa con Diego no es lo que él hizo con su vida, sino lo que hizo con las nuestras. Pocos jugadores de fútbol que llegaron a lo más alto como él, conservaron hasta último momento ese espíritu del potrero, del que juega para divertirse él y divertir a los demás, y casi ninguno alegró a tanta gente, en todo el mundo, como el Diego.

Se dirá que la enorme identificación popular con Maradona y su idolatría rayana en lo religioso son un caso más del fenómeno del "workin class hero": el hombre común elevado a las cumbres de la fama por su talento, pero que nunca olvidó sus orígenes, ni renegó de ellos. Mientras vivió, Diego siguió siendo el Pelusa de Fiorito, aunque se codeara con reyes, presidentes o magnates: era uno que -como Evita- nunca se dejó arrancar el barro que llevaba de la calle.     

Pero no es el momento para teorizaciones sociológicas, sino para observar con respeto el dolor popular por su muerte, que da la medida del cariño que justamente se ganó en vida. Esa dimensión social (en su caso, mundial) del afecto accesible solo a unos pocos elegidos, que pasaron por éste mundo cambiando para bien la vida de otras personas, o haciéndoles vivir momentos inolvidables de felicidad; que para muchos quizás fueron los únicos de vidas desventuradas.

Sospechamos que los que no lo quisieron y celebran su muerte (porque los hay) en el fondo son incapaces de querer a nadie, incluso a sí mismos. E intuimos que ese odio a Diego es solo una cara del odio a lo popular, a lo que pueblo quiere y se apropia como suyo; y poco tiene que ver con los deslices o vaivenes de su vida personal: odian a Diego porque odian lo que representa, y porque si alguna vez se equivocó en la elección de sus amistades (quien es uno para decir de quiénes tienen que ser amigos los demás), jamás se equivocó cuando tuvo que elegir con quien pelearse, fueran Havelange, Blatter o Macri.

Entre sus múltiples talentos -acaso esa intuición nata del que aprende a jugar al fútbol en los potreros esquivando guadañazos, y a gambetear al hambre y a la pobreza con lo que había a mano-, el Diego fue un infalible detector de soretes y garcas. Por ejemplo esos que hoy no pueden comprender que un pueblo entero lo llora, porque lo sintió suyo: allá ellos con sus miserias; incapaces de sentir pasión por nada, se creen con derecho a juzgar las pasiones de los otros. 

Para el resto -es decir, la inmensa mayoría del país y por que no, del planeta- el mundo es desde hoy un poquito más triste. Adiós, Pelusa, barrilete cósmico. Gracias por todo.

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LA CRÍA DEL PROCESO

 


Todas las dictaduras militares que hubo en el país trataron de generar su descendencia política, para que el proyecto de país que representaban los sobreviviera. De hecho, eso no fue sino consecuencia del hecho de que en cada golpe, las fuerzas armadas actuaban simplemente como los ejecutores de los planes de sectores poderosos de la sociedad, y contaban a su vez con un consenso más o menos extendido entre los diferentes estratos de la misma sobre la necesidad de interrumpir los procesos democráticos.

El autodenominado "Proceso de Reorganización Nacional" no fue la excepción, a punto tal que las cúpulas militares que lo protagonizaron ensayaron distintas salidas políticas condicionadas instando a los sectores civiles que los impulsaron y proveyeron de cuadros para el gobierno, a organizarse para la competencia electoral. Como consecuencia del carácter marcadamente sangriento que alcanzó la represión y la magnitud de las violaciones a los derechos humanos, la reivindicación abierta y pública de la última dictadura quedó reducido a pequeños grupos vinculados a los acusados en las causas de lesa humanidad: no hay una "Comisión Permanente de Homenaje y Reafirmación" del Proceso, como si la hay por ejemplo de la Revolución Libertadora.

Lo cual no quiere decir -ni mucho menos- que no exista un amplio "procesismo" social y político, que más temprano que tarde termina apareciendo. Por ejemplo cuando desde algún lugar del Estado o la política se pretende alertar sobre riesgos de "adoctrinamiento ideológico" en la escuela por parte de "docentes militantes", o cosas por el estilo: para rastrear la veta profunda que expresa Soledad Acuña no era necesario remontarse a su paso por el colegio alemán de Bariloche bajo el influjo de Erich Priebke, siempre estuvo allí, como marca de orillo del PRO.

Salvo para los que creyeron ver en el macrismo algo parecido a una "nueva derecha moderna y democrática", está claro que pueden reclamar, por derecho propio, ser la auténtica "cría del Proceso", y aunque traten de disimularlo, se les nota. Aun ensamblados con retazos dirigenciales de la estructura del PJ y la UCR porteños, su núcleo duro proviene de los que apoyaron a la dictadura, sin mencionar que los mismos grupos económicos que fueron el sustrato social del poder de ella, aportan al experimento amarillo.

Cuando las derechas (acá y en todos lados) alertan sobre el riesgo de "adoctrinamiento" desde los aparatos ideológicos del Estado como las universidades y las escuelas, en rigor lo que está haciendo es reclamar para sí el monopolio del formateo del sistema de ideas de la sociedad. El país de la oligarquía (ese que buena parte de los votantes del PRO añoran) se construyó sobre un inmenso ensayo -concretado, con buen éxito- de adoctrinamiento ideológico, desde la escuela pública y con un "relato oficial": la falsificación histórica del mitrismo.     

Hoy además esos aparatos ideológicos del Estado compiten en condiciones desventajosas con los medios de masas, que a su vez "son" la derecha: expresan su discurso, lo vertebran, lo difunden socialmente y lo organizan en forma de agenda política. De la misma forma que llama a la pacificación y unión nacional cuando se quedó sin municiones, la derecha reclama una asepsia ideológica que es imposible en el hecho educativo, cuando siente amenazadas las posiciones conquistadas.

Las palabras de Acuña (de las que no se arrepintió y por el contrario, ratificó redoblando la apuesta tras el apoyo de Larreta) tienen un inconfundible tufillo aquellas campañas de la dictadura en las que instaban a los padres a vigilar de cerca a sus hijos, para asegurarse de que "no anduvieran en nada raro". No es de extrañar por la misma fuerza que espió sistemática y compulsivamente a propios y extraños, o que hace un tiempo atrás habilitó en la provincia de Buenos Aires una línea 0800 para denunciar a docentes "meloneadores".

El "por algo habrá sido", "si vos no estabas en nada raro no te pasaba nada" de aquellos años están grabados a fuego en su sistema de ideas, y solo los límites de la corrección política o social -estos menos, por la cloaca de las redes- los mantienen en la intimidad, sin ser verbalizados públicamente. Pero desde allí mucha gente opina, toma partido y vota, y desconocerlo sería un gran error.

No son difíciles de detectar: usan palabras como "militancia", "política", "adoctrinamiento" o "ideología" con sentido y connotación peyorativa y sinónimo de algo peligroso o contaminante, de lo que hay que huir como la peste, o erradicarlo. Como hacían los dispensadores de la muerte en la dictadura.

Cuando uno se pregunta como es posible que un proyecto de exclusión que solo atiende los privilegios e intereses de una ínfima minoría e hizo un gobierno social y económicamente desastroso, obtuviera el 40 % de los votos en su intento de perduración en el poder, las explicaciones quizás haya que buscarlas por ese lado: aunque nos conforte pensar lo contrario, y aunque la causa de los derechos humanos haya sido asimilada por muchos por la lucha incansable de los organismos, la "cría del Proceso" sigue vivita y coleando, camina entre nosotros y nos la cruzamos a diario en el barrio, en el trabajo, en la escuela.

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martes, 24 de noviembre de 2020

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PERIODISMO FUNCIONAL

 


Desde los lejanos tiempos del menemismo para acá, debe haber pocos periodistas más funcionales a los intereses del poder real que Jorge Lanata. Ya por entonces, cuando soñaba con ser nuestro Bob Woodward ensamblado en La Salada adquirió todo un arte para dotar de cierta seriedad la irrelevancia de su discurso político, simplón, pavote y plagado de lugares comunes de la antipolítica.

Mientras el país era desguazado por un modelo brutal de exclusión social y saqueo del patrimonio nacional, Lanata adquirió experticia en conducir a parte de la audiencia "progre" a la vía muerta de la indignación moralista, poniendo el foco en la corrupción o las declaraciones juradas de los funcionarios.

Siempre amenazando con desatar el escándalo que conmovería los fundamentos del régimen (en tiempos que estábamos tan escasos de recambio político, que tras Menem llegó De La Rúa), para después terminar poniendo el foco en algún ignoto concejal del conurbano que amontonaba colchones en un galpón para los tiempos de elecciones, o en la declaración jurada de Barrionuevo -con el que luego serían grandes amigos-, mientras el futuro del país era hipotecado por décadas.

Y el cuadro no cambia porque alguna vez haya cometido la osadía de escribir libros de historia plagiando (mal) a otros, o firmara un documental sobre la deuda externa: siempre pensó -e intentó denodadamente que los demás pensaran- que la política es una mierda, que todos los políticos son iguales y que lo único que les interesa es la guita, sin tener la honestidad de admitir que, al menos en eso, tenía con ellos un fuerte rasgo en común.

Cuando comprendió que su público no era tan numeroso ni tan idiota como para financiarle sus aventuras empresariales y su holgado estilo de vida, dejó de lado todo escrúpulo -si es que alguna vez lo tuvo- y aceptó vivir de la billetera de Magnetto, como antes lo había hecho con la de Gorriarán Merlo. El kirchnerismo -como a tantos- lo "desangeló" y no fueron pocos los que se sorprendieron entonces descubriendo que debajo de la cáscara de piola, no había mucho más que un busca.

Acomodado en los medios del grupo más importantes de la Argentina(del que hasta el día anterior de aterrizar hablaba pestes), aceptó cumplir su papel en la demolición del kirchnerismo, y se jactó de haber contribuido a su derrota, y al triunfo de Macri. Durante los cuatro años de estropicio macrista, eligió dejar de lado el periodismo político de actualidad (que suponía hablar del gobierno al que ayudó a llegar al poder y su desastrosa gestión), para hacer revisionismo...del kirchnerismo.

Otra vez, como en los 90' o como cuando, en pleno 2001, fogoneaba el "que se vayan todos" y se entusiasmaba -como los troscos, con los que comparte más cosas de las que ambos están dispuestos a admitir en público- con las asambleas populares de las plazas porteñas, otra Lanata acudía en auxilio de los más poderosos, hablando de Cristina y la corrupción K, para no hablar de Macri y como su gobierno hacía mierda el país, concienzudamente.

Hoy, como tantos, fingen demencia y actúan como si esos cuatro años no hubieran pasado, la gente no hubiera votado como votó y no estuviéramos en medio de una pandemia; y desde su triste presente en el que pierde en el ráting -la medida de valor con la aceptaba ser juzgado, parafraseando a Macri y la pobreza- contra huevos crudos y bifes quemados, otra vez intenta levantar la mano y dar el presente, para lo que le gusten mandar. 

Por ejemplo para oponerse a un impuesto que él no deberá  pagar pero sus patrones sí, con argumentos propios de un monólogo de Enrique Pinti en "Salsa criolla". Es funcional así no ya el descrédito de la iniciativa o del gobierno que la impulsa, sino de la política en su conjunto: el mejor modo de disimular que la última apuesta política de Lanata y sus empleadores terminó en desastre, es generar una anomia anti-política, donde "son todos lo mismo".

Cosa que no es casual: en esas situaciones de excepcionalidad en las que se instala la idea de que la política es una gran farsa incapaz de dar respuestas a las demandas sociales, es donde los mandantes de Lanata (los que lo sostienen allí pese a los pobres números de audiencia) suelen obtener sus mayores beneficios. Tuits relacionados: