Para que vean que no fue Reutemann el único gobernador de Santa Fe interesado en el automovilismo, hace un tiempito Binner le dio un subsidio (corregimos: "aporte no reintegrable") a su amigo Miguel Lifschiz, el intendente de Rosario, para que arregle el autódromo municipal y pueda organizar una carrera de TC 2000; para no ser menos que Barletta.
Acá vemos el decreto, del cual se deduce que las obras de reacondicionamiento del autódromo rosarino costarían más de 14 millones de pesos, de los que la provincia pone casi 7 con el subsidio (perdón: "aporte no reintegrable) de marras.
No faltarán los agoreros de siempre, que critiquen que toda esa plata -que alcanzaría fácilmente para construir una escuela por ejemplo- se destine a otros fines, pero así es la máquina de impedir.
Nosotros no nos vamos a sumar a la crítica fácil, pero le decimos a Hermes que lo sí está muy mal es que, mientras tanto- lo deje solo a Ricardito Alfonsín empujando el auto de la fórmula progresista, como podemos ver acá:
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