LA FRASE

"NINGÚN PAÍS SALIÓ DEL POZO HACIENDO PAROS, SINO AGARRANDO LA PALA Y CAVANDO MÁS PROFUNDO." (MARTÍN MENEM)

viernes, 24 de julio de 2020

¿QUIÉNES SON "TODOS"?


El "Frente de Todos" fue una inteligente y exitosa construcción electoral, que cumplió cabalmente el objetivo para el que fue creada: ganar las elecciones, y desplazar a la derecha del poder. Para construirlo, fue necesario que todos los que confluyeron en él cedieran algo, porque no se trataba de que todos pensaran lo mismo, sino parecido; siempre y cuando todos en ese momento -el año pasado- quisieran lo mismo: desplazar al macrismo del poder, por las urnas.

Por haber formado el FDT e incluso por ganar las elecciones, ninguno dejó de ser lo que era. ni dejó de pensar como pensaba. Incluso podríamos decir que los que más tendrían que haberse replanteado sus acciones (durante el kirchnerismo primero, y con el macrismo después), salieron más favorecidos en el reparto, y tienen más peso en el gobierno de Alberto Fernández hoy. Pero ése es otro asunto

Antes y más que una simple coalición electoral,  el Frente es la expresión política de una coalición social, formada por todos los sectores que tenían algo en común: fueron agredidos en sus intereses objetivos y concretos por las políticas del macrismo. Si no hubiese logrado interpelar electoralmente a esos sectores, el FDT, por más unidad en la cúpula y masa crítica de dirigentes que hubiera conseguido acumular, no habría ganado las elecciones, así de sencillo.

Con un proyecto excluyente y de minorías como el gestionado por el macrismo, los que tenían buenas razones para no darles otros cuatro años más en el gobierno para desplegarlo eran muchos, y bastaba que tomaran conciencia de su rol político a través del voto para hacerlo, para que la última experiencia de derecha vivida en el país tuviera los días contados en la Casa Rosada. Tan sencillo como eso, aunque los artificios publicitarios del duranbarbismo (¿se acuerdan cuando a Durán Barba lo consideraban infalible, una especie de rey Midas electoral que convertía en oro todo lo que tocaba?) pretendieran convnecernos de otra cosa.

Dentro del FDT confluyeron sectores que, como dijimos, vivieron de distinto modo, con distinta intensidad y en diferentes lugares los 12 años del kirchnerismo primero, y los 4 del macrismo después. Y está claro que esa diversidad se trasladó al gobierno de Alberto Fernández, de modo que su gobierno es distinto en muchos sentidos a los de Néstor y Cristina, en un contexto también distinto a los de ellos incluso sin la pandemia (aspecto que a veces el propio gobierno parece desconocer, sobre todo en el plano económico), ni hablemos después.

Ahora bien, dentro de esa caracterización inicial del FDT como expresión electoral de una coalición social, hay matices: están quienes en su momento se desgajaron del kirchnerismo buscando su propio camino captando el "voto descontento" fluctuante (como Massa), y en la misma dirección se acercaron al macrismo, presumiendo que era insensato ejercer una oposición frontal contra lo que auguraban como una larga hegemonía de la derecha: había llegado la hora de la "oposición responsable".

La actitud descripta corresponde a la política, pero también al sindicalismo: en un trazo grueso la diferencia de visiones que puede separar al massismo del kirchnerismo duro, es correlativa en el plano sindical con la distancia que hay entre Hugo Moyano, la Corriente Federal de los Trabajadores, la CTA, o la dirigencia de la CGT. "De Todos" no significa "todos iguales". Y el distingo no solo vale para el interior del Frente, sino sobre todo para afuera, es decir para las relaciones de la coalición oficialista con los sectores sociales y del poder económico que no solo no lo conformaron, sino que fueron el soporte sustancial del macrismo que el FDT vino a sustituir.

Y es aquí donde surgen los interrogantes. ¿"De todos" significa lo mismo para "Todos", los "Todos" son todos lo mismo, cuáles son los límites al "Todos", es literalmente "con todos", incluso con los que apoyaron al macrismo?

Para que se entienda, repasemos los hechos recientes: la convocatoria presidencial a ciertos empresarios y sindicalistas al acto del 9 de julio, el tuit de Cristina recomendando una nota de Zaiat sobre el rol político del poder económico, el conflicto del Sindicato de Camioneros con Mercado Libre y la reacción de Daer, de la CGT, tomando partido...por Galperín, virtualmente. Hay un todos esos movimientos (puede que caprichosamente elegidos por nosotros para el análisis) un hilo conductor: se está poniendo en tensión el ancho y la profundidad del frente, antes opositor y electoral, hoy coalición de gobierno.

Hay sectores que resienten (resentimos) que los sectores gremiales y del empresariado que estuvieron en la génesis del "Frente de Todos" no sean parte frecuente de las convocatorias oficiales, y no aparezcan en la "escenografía del poder" con la frecuencia con que lo hacen los que hasta ayer militaban en nuestra contra y financiaban campañas (electorales y mediáticas) para que perdiéramos las elecciones y continuara Macri, y son tratados incluso con deferencia: "Héctor" o "Marcelo". O son amigos, como Horacio, ¿lo será en el futuro Marcos?

Y otros sectores del Frente entienden no solo que es necesario tender esos puentes -muchos siempre creyeron en eso, como Massa o Béliz, para ser justos-, sino captar "mascaritas sueltas" de la política sin votos propios, que solo pueden sumar a la balanza interna para los sectores más conciliadores de la coalición de gobierno, como Monzó o Massot, por poner dos ejemplos. Eso, mientras desde el establishment y sus medios se le pide públicamente a Alberto que rompa con Cristina, y se desembarace del kirchnerismo.

Ojo: la discusión no es solo política o internista, hace al rumbo del gobierno y del país. Con las coaliciones políticas pasa lo que pasa con una masa y los condimentos: si se le pone azúcar, aunque esta sea una parte ínfima en relación al volumen de la masa, ésta será dulce, pero si se le agrega sal en la misma ínfima proporción, será salada. 

O dicho de otro modo: se busca acumular, allí hacia donde se quiere ir: buscando el cruce entre los "opositores responsables dadores voluntarios de gobernabilidad" de ayer, con los macristas "desencantados y autocríticos" de hoy.


Es decir, no se trata de dialogar o confrontar, o de como se arma la agenda de invitados de los actos presidenciales, sino de una cuestión de representación: hay que asumir, en primer lugar y con las dificultades del contexto, las demandas de los que uno aspira a representar, con acciones concretas. Incluso es posible que, si uno aspirara a representar a los que más tienen y menos necesitan de la política y el Estado, no necesitaría esas acciones: bastaría que no haga nada, perpetuando el modelo de injusticia, exclusión y desigualdad.

"Frente de Todos" o "es con todos" pudieron ser (de hecho lo fueron) eficaces consignas electorales para transmitir la idea de una oposición que se unía deponiendo diferencias y viejas peleas, para ganar. Como consigna política que ilumine la acción de gobierno, es impracticable y por ende inconveniente. hay que elegir a quien se quiere representar, es decir cual es la bases social en la que se respalda la construcción política, y obrar en consecuencia.

2 comentarios:

canalla dijo...

Coincido: decía el que te jedi: las elecciones son un acto cuantitativo y gobernar un acto cualitativo. Para pensar. Y, dentro de lo posible, actuar.

gorila gorila dijo...

Tené cuidado que después te dicen que tirás piedras.