LA FRASE

"ESTADOS UNIDOS ES UN PAÍS LIBRE, ALLÁ UN TIPO DE PIEL NARANJA PUEDE SER PRESIDENTE DOS VECES, NO COMO ACÁ, QUE YO NI PUDE SER GOBERNADOR." (MIGUEL DEL SEL)

sábado, 16 de marzo de 2019

GENTE SIN CORAZÓN


Que un gobierno como el de Macri, que eliminó el Ministerio de Salud, haya cortado el envío de las partidas que llegaban a la provincia para realizar las cirugías para resolver cardiopatías infantines congénitas que se hacen en el Hospital de Niños "Orlando Alassia" de Santa Fe, no debería sorprender a nadie.

Lo hizo a través de una resolución de noviembre del año pasado, que dispuso la "recategorización" de los efectores públicos de salud de todo el país que atienden este tipo de prácticas, como resultado de la cual el Alassia fue dado de baja de la nómina, junto con el hospital San Roque de Paraná.

La cobertura con fondos nacionales de las cardiopatías congénitas infantiles viene desde 2010, durante el gobierno de Cristina; en el marco de la ampliación del programa Maternidad e Infancia, luego redefinido como SUMAR, al que se integraron las provincias argentinas, entre ellas Santa Fe.

Desde 2011 se hicieron en el Hospital de Niños de Santa Fe más de 200 cirugías de este tipo, y 14 en solo los dos primeros meses de éste año, quedando otro 45 pacientes en listas de espera para que les realicen la operación; cada una de las cuales tiene un costo promedio de 100.000 pesos, de los que el 80 % financiaba la nación a través del programa señalado, corriendo el resto por cuenta del Estado provincial a través del Seguro Provincial de Salud de la Ley 12.282 sancionada en 2004, durante el gobierno de Jorge Obeid.

Lo que sí sorprende a muchos es que, conocida la medida del gobierno nacional, no haya habido aun una respuesta contundente del gobierno de la provincia, ni de las autoridades del Ministerio de Salud provincial, ni del propio gobernador Lifschitz. Eso, pese a que la resolución es de noviembre del año pasado, y a que las autoridades provinciales fueron notificadas de ella hace dos meses.

Y para nosotros, la explicación del silencio (que contrasta por ejemplo con las justificadas quejas por el faltante de vacunas contra la meningitis y otras enfermedades comprendidas en el calendario obligatorio de vacunación), tiene que ver con las consecuencias de la medida: los pacientes que ya no puedan operarse en el Alassia serán derivados al hospital Vilela de Rosario; el único en la provincia y en la región que quedó habilitado para realizar las intervenciones, con financiación de la nación.

El Vilela es uno de los hospitales municipales de Rosario que desde el año 2009 viene siendo íntegramente financiado por el Estado provincial, de acuerdo con un decreto de Binner que homologó un convenio con la Municipalidad, nunca ratificado por la Legislatura.

Eso significa que la provincia financia la totalidad de sus gastos, incluyendo los que le cause tener que hacer las cirugías por cardiopatías infantiles congénitas, tanto las que ya venía haciendo, como las que deba hacer en reemplazo del Alassia. Y aparte de eso, podrá cobrarle a la nación a través del Programa SUMAR, el 80 % de su costo: un negocio redondo.

Pero por chiquitajes: si hablamos para este año de 59 cirugías (entre las hechas y las programadas en lista de espera) a 100.000 pesos cada una, son 5,9 millones de pesos: nada para un presupuesto provincial de salud de 23.307 millones de pesos (en cifras redondas), y para un presupuesto del Hospital de Niños "Orlando Alassia" de casi 984 millones de pesos. O para los 2584 millones de pesos que invertiremos este año todos los santafesinos para sostener los hospitales municipales de Rosario.

Solo del "Fondo Especial de Asistencia  a la Salud Pública" creado en 1990 por la Ley 10.520 con una parte del producido de los juegos de la Lotería de Santa Fe, el Alassia recibirá este año 8 millones de pesos: más que suficientes para absorber el costo de éste tipo de cirugías.

Si la decisión del gobierno nacional de recortar y ajustar en este tipo de cuestiones es repudiable, no lo es menos la del gobierno de Santa Fe de andar pichuleando en la chiquita de obtener una ventajita para los hospitales rosarinos; obligando a las familias del centro y norte de la provincia a trasladarse hasta Rosario (con los gastos consiguientes), para poder operar a su hijos de enfermedades tan delicadas. 

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