En su "Manual de Zonceras Argentinas" Arturo Jauretche dedica un capítulo completo a lo que llamaba "la autodenigración". Decía allí: " "Sirva saber que la tesis despectiva de nuestra América y su hombre, tenía el respaldo eurocéntrico de la ciencia para comprender en cierta manera esta autodenigración que caracterizó la "intelligentzia" en los primeros pasos del país y aun en el período en el que el eurocentrismo se afirmó en todos los terrenos durante el siglo XIX".
"La deformación producida por el esquema de civilización y barbarie, explica en gran parte una actitud de pajuerano deslumbrado por las luces del centro y hace inteligible el descastamiento despectivo del propio origen, de la propia cultura y de las propias posibilidades. Pero lo que fue un error propio en el mejor de los casos, al que se sumaba la "leyenda negra", ahora es un crimen deliberado y conciente que se continúa practicando masivamente por la "intelligentzia" a través de todos los nstrumentos de información y cultura.".
Y en "El medio pelo en la sociedad argentina", hablando del "tilingo" ese arquetipo social tan típico del "medio pelo" que describió con pluma maestra, señalaba don Arturo: " "Y se envenenan contra el país. De ahí sale esa expresión ya clásica: "Este país de m...". Es una actitud disminuida, como argentinos: están acechando los baches de la calle, el corte de luz o de agua corriente, la falta de horario del transporte, el vidrio o la ventanilla rota, para dar satisfacción a su masoquismo....Si por casualidad hacen un viaje al extranjero, en sus comparaciones del retorno nunca recuerdan aquello en lo que estamos en ventaja, y si todo lo que en la comparación nos es desfavorable. Y nunca buscan como término de comparación un país de nivel aproximado al nuestro. Siempre el modelo es uno de primera."
Escrito hace más de 50 años, parece de ayer, sobre todo si nos atenemos al modo como los opositores (mediáticos, políticos, sociales) al gobierno de Alberto Fernández tratan de rebatir un hecho incontrovertible: la actual administración viene manejando razonablemente bien la pandemia, y las cifras así lo demuestran; pero por supuesto algunos bajo ningún concepto lo reconocerán, al menos en público.
El fenómeno es parte de una tara cultural muy arraigada en nuestra sociedad, porque incluso ya Jauretche en sus tiempos no la inventó, sino que constataba su existencia: un complejo de inferioridad muy arraigado por el cual siempre lo que hacen otros, afuera, en otros países, es mejor, y nosotros estamos condenados irremediablemente al fracaso: tan arraigado que en clave actual lo registra Capusotto en su humor sagaz, como refleja el video de apertura. Son incapaces de ver las cosas de que los argentinos (o al menos buena parte de ellos) somos capaces, o las cosas de las que tenemos que estar orgullosos.
Y así no es de extrañar que disputen con científicos, recelen de los epidemiólogos, o intenten bajarle el precio a sus avances; o que todos los días nos propongan un modelo de país distinto como el metro patrón a tener en cuenta, para manejar la actual crisis. Ahora es Uruguay, como antes fueron Brasil o Chile, o algún país europeo (de allí la referencia de AF al caso de Suecia), y uno tras otros van cayendo, y con la misma velocidad son reemplazados.
El caso de Uruguay es emblemático: pasó a servirles como ejemplo de como manejar la pandemia no tanto por sus cifras, sino porque cambió de signo político, por uno que les resulta más grato. Por tamaño y población, es una provincia argentina, y si lo comparásemos con alguna comparable (Santa Fe por ejemplo), nuestros números son mejores. Quizás en realidad el ejemplo que nos están invitando a seguir son los tarifazos y rebajas salariales de Lacalle Pou, en plena pandemia.
Obcecados como están en una postura que ya es ideológica y política (el antiperonismo, en sus distintas vertientes) parecen no caer en la cuenta de que terminan haciendo el ridículo, con argumentos insólitos que se desvanecen en el aire. O no les importa, porque lo suyo es cuestión de fe, y como tal no requiere de datos que lo corroboren: han sentenciado que somos un país de mierda, cuya mayor desgracia han sido el peronismo o los gobiernos populares, en el que ellos están condenados a vivir porque no les queda más remedio.
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De esto hablamos https://t.co/AZu1ojL41D— La Corriente K (@lacorrientek) May 22, 2020
3 comentarios:
Este es el momento para aprovechar tantos cruceros y aviones sin uso, y embarcar a los profetas del odio, que igual que el coronavirus, el 70% está en Capital Federal.
El Colo.
El artículo es sencillamente EX-TRA-OR-DI-NA-RIO. Felicitaciones. Tuve en los últimos'60 o primeros '70 la suerte de conocer personalmente a Don Arturo en la CGT enfrente de la Facultad de Derecho. Estamos hablando de un patriota nacional,popular,culto,cojonudo, irrepetible. Abrazo fraternal compañeros.
De acuerdo, con un agregado: en general, se trata de la "autodenigración del otro". Por poco que lo analices, nunca la frase se va a referir al que habla. Nunca es "yo soy peor porque soy argentino".
El caso emblemático es el chacarero o ganadero, que dice que "la industria argentina es una porquería"; jamás te va a decir que la ganadería argentina es una cagada, ni que nuestra agricultura da asco. Cuando el cheto habla mal de "los argentinos", está hablando de los que no son chetos, por supuesto, no de sí mismo.
Los que no se dedican a la política hablan pestes de los políticos. Y los chicos PRO también hablan pestes de los políticos, pero se refieren a los otros partidos, claro. Ellos se consideran fuera del subconjunto.
La autodenigración de los demás.
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