ZAPATERO A TUS ZAPATOS

Estamos a casi cinco meses de haber asumido el gobierno, y tal parece que algunos funcionarios no se enteraron: piensan que todavía están en la etapa en la que recorrían los medios comentando la realidad, para criticar al gobierno de Macri o para decir -como Arroyo- que "se acabó la changa".

O peor aun, para hacer "sugerencias" que no pueden tener otro destinatario que el propio gobierno del cual son parte, creyendo que de ese modo salvan la ropa frente a un tema urticante instalado en la agenda pública por los medios, sobre la base de noticias falsas. 

Como hace el mismo Arroyo, con los cacerolazos urbanos (fundamentalmente porteños) de días pasados, en reacción de los hámsters macristas a las tapas falsas de los diarios, sobre un presunto plan de liberación masiva de presos, orquestado por el gobierno.

Pues bien, en nuestra modesta opinión, a ese tipo de reacciones no hay que prestarles ninguna atención, considerando de donde vienen, y como se originan. Y sobre todo, a donde conducen: a nada; porque se trata de gente que necesita indignarse por todo, todo el tiempo, porque no puede digerir el motivo principal de su indignación: volvió el peronismo al gobierno, y no lo soportan.

Eso sin entrar siquiera en consideraciones de fondo sobre el asunto de los presos, sus condiciones de detención, el hacinamiento en las cárceles o la cantidad de reclusos que están detenidos con prisión preventiva y sin sentencia firme.

Es mucho más productivo, en cambio, dedicarse a las funciones propias del cargo de cada uno, que en el caso de Arroyo involucran nada menos que la ejecución de las políticas sociales; que tienen que llegar efectivamente a los que la estaban pasando peor antes de la pandemia, ni hablemos después. Porque entre otras cosas y como a él mismo le gusta decir, se cortó la changa y carecen de sus mínimos medios de subsistencia.

Dedicarse por ejemplo a resolver el problema de los sobreprecios en las compras de alimentos del Ministerio para no tener que declarar desiertas las licitaciones; y si sólo no lo puede resolver porque excede a su competencia (lo que sería comprensible hasta un punto), coordinar con otras áreas del gobierno, como por ejemplo las que tienen que controlar los precios máximos, o disciplinar a los formadores de precios, para que no pase.

Eso sí: de las puertas del gobierno para adentro, como debe ser, y no para ganar una que otra tapa de diario o foto. Porque lo que tiene a su cargo como responsabilidad concreta, y las obligaciones del gobierno en general (en especial con los más humildes, parte sustancial de su base electoral es bastante más importante que el salvataje personal.

Al menos en nuestra modesta opinión. Tuit relacionado:

Vos mejor prestále atención al precio de los fideos, bobo: https://t.co/YBICWEK5so

— La Corriente K (@lacorrientek) May 2, 2020