LA FRASE

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viernes, 4 de junio de 2021

INTERROGANTES PORTUARIOS

 


Como parte del desguace del Estado ejecutado durante el menemismo, en 1992 se sancionó a instancias de Cavallo la Ley 24093, que regula el funcionamiento de los puertos en el país; y a partir de la cual florecieron los puertos privados, y se transfirieron a las provincias la mayoría de los puertos que estaban en manos del Estado nacional, a través de la Administración General de Puertos (AGP).  

De acuerdo con el artículo 12 de esa ley, en el caso de los puertos de Buenos Aires, Rosario, Bahía Blanca, Quequén y Santa Fe, la transferencia se efectuaría con la condición de que, previamente, se hayan constituido sociedades de derecho privado o entes públicos no estatales que tendrán a su cargo la administración de cada uno de esos puertos. Es decir, no se podían transferir de la administración del Estado nacional, a la administración de las provincias; sino que debía dejárselos en manos privadas.

En ese marco (que ni siquiera los gobiernos del kirchnerismo modificaron) en Santa Fe se sancionó en 1993 la Ley 11011 que creó los Entes Administradores de los Puertos de Santa Fe y Rosario, y con la misma estructura jurídica en 1994 (en ambos casos, primer gobierno de Reutemann) se sancionó la Ley 11229 para los puertos de Reconquista y Villa Constitución. 

El puerto de Reconquista cobró notoriedad a mediados del año pasado, cuando, en medio del escándalo Vicentín, Perotti lo intervino por inactividad manifiesta (no registraba operaciones desde 2004) e irregularidades en su funcionamiento: estaba en manos de Ríos del Norte SA, una sociedad controlada por el gigante aceitero que compitió en la licitación promovida durante el socialismo para quedarse con la concesión...con una UTE formada por Vicentín SAIC y Buyatti SAIC, es decir con ellos mismos.   

En el caso del puerto de Rosario, el Ente Administrador le otorgó la concesión de explotación de la terminal en el año 2000 (segundo mandato de Reutemann) a Terminal Puerto Rosario (TPR) con vigencia del contrato hasta 2032, pero a fines del año pasado y ya con Perotti electo nuevo gobernador de la provincia, la gestión de Lifschitz intentó prorrogarle la concesión por otros 25 años, hasta 2057. Como se ve, hay cosas que no cierran: con el mismo marco legal y el mismo modelo de negocios (puertos manejados por "entes públicos no estatales" con predominio de los sectores privados en los directorios), en un caso un hólding de empresas estuvo 16 años operando el puerto sin registrar operaciones (en blanco al menos), y en el otro a ese mismo hólding le fue tan bien, que buscaba extender su concesión durante 25 años, 13 años antes de que se venciera.

El puerto de Santa Fe no fue ajeno a estos negociados "con mano muerta" del socialismo en retirada: el hoy homenajeado Lifschitz, a menos de dos meses de la elección de su sucesor, le otorgó al ente el usufructo de los bienes (que de acuerdo con la ley son patrimonio de la Provincia) por 50 años y con retroactividad al 2014; pretendiendo de ese modo darle un barniz de legalidad a los desarrollos inmobiliarios privados situados en el puerto, que están muy flojitos de papeles: venden departamentos de lujo construidos sobre terrenos que son públicos, y no de los desarrolladores inmobiliarios privados.

Y ya en los meses finales de gestión del hoy fallecido antecesor de Perotti, hubo un intento por concederle por 30 años la explotación de la terminal de contenedores del puerto a una de las principales empresas contratistas beneficiada con obras públicas durante los gobiernos del socialismo, cuyo propietario es a la vez presidente de la delegación local de la Cámara de la Construcción. 

Los entes portuarios tienen en todos los casos un directorio integrado por un presidente que es el representante de la provincia designado por el gobernador, un representante designado por la municipalidad o comuna del lugar de su sede, y representantes de los sectores gremiales y empresariales ligados a la actividad portuaria. Las "fuerzas vivas" o el "círculo rojo" de cada lugar, digamos. 

No fue raro incluso que los gobiernos designaran a empresarios ligados a esos sectores, en su representación: acá en Santa Fe con los gobiernos del socialismo fue presidente del directorio (propuesto por la UCR) Marcelo Vorobiof, cuya gestión terminó con escándalos de corrupción, y causas en la justicia. El actual presidente (el segundo designado por Perotti en ese cargo porque el primero renunció) estuvo ligado durante muchos años al Centro Comercial de Santa Fe.

Sin embargo y con todo eso a favor, e incluso durante un gobierno "business friendly" como el de Macri, el puerto santafesino, manejado por el "círculo rojo" local casi a voluntad, no registró un solo embarque de cargas salido desde sus muelles, ni ninguna operación portuaria concreta entre 2014 y 2020. A partir de entonces -es decir, con el nuevo gobierno provincial- durante el año pasado se reactivó la actividad, al punto de verificarse embarques por 60.000 toneladas en todo el año, una cantidad que no se registraba desde hace muchos años. Y éste año, tal como lo señala el tuit de apertura de la Ministra de Infraestructura de la provincia, en los primeros cinco meses del año ya se superó ese nivel de operaciones; y desde enero el puerto santafesino volvió a despachar embarques de trigo.

Uno podría preguntarse que cambió, aparte del signo político del gobierno provincial. Porque el modelo productivo predominante en Santa Fe (con eje en la producción agropecuaria y la exportación de sus productos y derivados) es el mismo hace 140 años, el "círculo rojo" local sigue tallando, y no todo puede explicarse por el ciclo alcista de los commodities exportables, si no existen otros factores, o ventajas comparativas generadas desde la operatoria de la terminal, para que la prefieran a otras por las que exportar la producción. Reiteramos: en los años del macrismo, fuerza favorable al modelo agropexportador si las hay, del puerto de Santa Fe no salió ni un solo barco con destino al exterior.

Lo que sí floreció en todos esos años fueron los negocios inmobiliarios, a partir del "Master Plan" aprobado por la municipalidad, con la idea de ir desplazando progresivamente las actividades específicamente portuarias, al mismo tiempo que el "círculo rojo" local promovió frente a los distintos gobiernos, el traslado del puerto a un nuevo emplazamiento, a la vera del río Paraná. Un proyecto abortado por la coyuntura económica tanto como por su propia inviabilidad técnica, del cual nadie habla ya.

Así como en el caso del intervenido puerto de Reconquista se puede aventurar que operaciones había, pero eran en negro (el decreto de Perotti de intervención así lo deja traslucir), no puede pensarse que en Santa Fe pasara lo mismo, porque el puerto está a pocas cuadras del centro de la ciudad. Y durante años el único barco surto en la terminal era el famoso "Sampán", que fue recibido con bombos y platillos por Barletta y Vorobiof prometiendo "que sería el primero de muchos", y terminó como chatarra y desguazado: al menos el tren urbano (de la misma época inolvidable) se salvó de esto último, por ahora.

Lo que podría suceder es que en los años en los que el socialismo gobernó la provincia y la UCR la ciudad "dejó hacer" (en una interpretación benévola) al "círculo rojo" santafesino para privilegiar en el puerto local los negocios inmobiliarios o los permisos de ocupación de terrenos para empresas por un precio vil (que en muchos casos ni siquiera pagaban); mientras se seguía haciendo lobby para trasladar el puerto al Paraná, y valorizar los terrenos comprados en la zona donde se emplazaría por poderosos empresarios locales, entre ellos los dueños de "El Litoral": una posibilidad que no podríamos descartar.

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