LA FRASE

"ME DICEN QUE ESTÁ VINIENDO PARA ACÁ EL MINISTRO CAPUTO, ASÍ QUE TRÁIGANME ESA REMERA QUE DICE "NO HAY PLATA"." (KRISTALINA GEORGIEVA)

jueves, 20 de octubre de 2022

DESVIACIONES DE COLUMNA

 

La misma conducción de la CGT que perdió un atril a manos de los trabajadores enfurecidos porque no convocaba a un paro general contra la política económica del gobierno de Macri eligió un estadio cerrado en lugar de la plaza histórica para conmemorar el Día de la Lealtad; acaso homenajeando a otra conducción, la de aquel octubre del 45', que había dispuesto un paro para el 18 sin  pedir la libertad de Perón, y fue sobrepasada por las masas que decidieron por su propia cuenta marchar un día antes, con ése único objetivo.

Y en ese acto, en lugar de reclamar por la inflación, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios o de la participación de los trabajadores en la distribución de la renta nacional, optaron por reclamar lugares en las listas del "Frente de Todos" y posicionarse en la interna de la coalición oficialista pugnando por la candidatura presidencial de Massa; cuyos blasones actuales son ejecutar a rajatabla un plan económico derivado del acuerdo del gobierno con el FMI, en el que la prometida guerra contra la inflación devino en guerra efectiva contra los salarios.

Esos son los hechos puros y duros, y a la hora de valorarlos es difícil no caer en las mismas o parecidas críticas a las que se le formula a la conducción de la central obrera desde la izquierda, porque cuando alguien tiene razón, hay que prestarle más atención al argumento que a quien lo enuncia. Y la CGT hace mucho -años, gobiernos- que ha perdido el rumbo, y viene siendo poco más que un sello sin mayor valor que el de la evocación histórica que despierta.

De hecho, el reclamo por  lugares en las listas -absolutamente ajeno a la pésima imagen de sus dirigentes, con las derivaciones electorales del caso- "sin el dedo de nadie" como se dijo en el acto, no es más que una muestra de extravío: ¿alguien puede pensar en su sano juicio que los "gordos" como candidatos pueden hacer una perfomance más o menos digna en una PASO, o no arrastrar a la pérdida de votos a una lista que integren?

Esta misma conducción de la CGT -con la posible excepción de los Moyano y algún otro dirigente de su sector- no ha hecho la más mínima autocrítica de su rol de desgaste durante el segundo mandato de Cristina, con cinco paros generales por Ganancias, y hoy guarda un estruendoso silencio frente a los exabruptos cada vez más desbocados de la derecha en todas sus variantes, abogando por la eliminación o supresión radical de los derechos laborales, como solución a los problemas del país.

Le dedican más tiempo a hacer lobby frente al gobierno por los fondos de las obras sociales, que a pelear por los salarios y los derechos de los trabajadores, a punto tal de que se han opuesto de plano a un aumento salarial de emergencia que recomponga el poder adquisitivo más allá de lo que cada sindicato obtenga en las paritarias; tal como otros sectores sindicales reclamaron en la movilización en Plaza de Mayo.

Su sintonía con el modelo que propugna para el país el capital concentrado en todas sus fracciones es, en los hechos y por acción u omisión, absoluta; de lo que resulta que a su deserción en la defensa de los derechos de los trabajadores se suma su absoluta deriva política, con una única entidad aglutinante: el anti-cristinismo y anti-kirchnerismo  visceral con el que se vienen subiendo a cualquier colectivo que se ensaye dentro del peronismo para la construcción del "post kirchnerismo". Lo que tampoco les impidió -por ejemplo- estampar su firma en un documento conjunto con la AEA.

Y acaso sean -junto con el entorno presidencial- los sectores que menos han revisado sus posiciones frente a la experiencia kirchnerista en sus distintas etapas, pese a que en lo formal formaron parte de la "unidad hasta que duela" que se expresó en la conformación del Frente de Todos. El propio reclamo por la candidatura de Massa -mientras en la plaza se pedía por Cristina, la indiscutible referencia del movimiento popular en la Argentina- lo demuestra.

Alguien podría acotar que reclaman lugares en las listas porque éste es "su gobierno", pero la hibridez política actual de la CGT (que no es sino consecuencia de su absoluta y deliberada inacción en lo específicamente gremial) determina que, en el fondo y por paradójico que parezca, ningún gobierno le resulte propio, y al mismo tiempo todos los sean, como lo demostró su pacífica convivencia con el experimento macrista.

Todo lo cual representa un problema y grave no ya para la propia organización de los trabajadores o el movimiento sindical, sino para las fuerzas populares en su conjunto; porque lo que en otros tiempos fuera "la columna vertebral del movimiento nacional" hoy es un sello sin mayor valor, en una sociedad en la que el trabajo como lo conocimos (registrado, sindicalizado, con paritarias) ha perdido centralidad, y no pocos trabajadores se expresan electoralmente adhiriendo a propuestas que van en contra de sus propios intereses de clase.

Lo cual es atribuible en buena medida a una dirigencia gremial que, debiendo ser parte de la solución, es percibida por ellos como parte del problema, porque con su conducta dan pábulo a que permee el discurso antisindical, que hace hincapié en los dirigentes -muchos de ellos ciertamente cuestionables-, pero en rigor se dirige contra las organizaciones que fueron creadas para defender los derechos y los intereses de los trabajadores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que desperdicio sería no incluír en las listas a los dueños de millones y millones de votos como Daer y Acuña.
El Colo.