Desde que empezaron (allá por el 2011, tras el triunfo de
Cristina) las medidas de restricción del gobierno para acceder a comprar
dólares (vulgarmente conocidas como “cepo” cambiario) desde la fuerza que
conduce Mauricio Macri se opusieron frontalmente, sin ninguna consideración
respecto al contecto en el que las medidas se disponían.
Hasta allí nada que reprochar: la
oposición era consistente con la visión neoliberal que se opone a todo tipo de
control o regulación estatal en la economía, y con la idea de que el tipo de
cambio lo tiene que fijar el mercado.
Durante todo este tiempo se vino
diciendo –por parte del propio Macri, sus economistas y referentes en el
Congreso- que el tipo de cambio estaba atrasado, que el gobierno lo utilizaba
como “ancla” de la inflación pero que como ésta era mayor al ritmo de
devaluación del peso admitido por el Banco Central en el mercado legal, se
perdía competitividad para la exportación.
Reclamaban una devaluación sin
pedirla con todas las letras, y cuando se produjo (en enero del 2014) la
criticaron porque iba a acelerar el proceso inflacionario.
Ya lanzado Macri a la carrera
presidencial prometió que iba levantar el “cepo” desde su primer día de
gobierno, y fue públicamente corregido al día siguiente por Melconián (al que
por entonces no escondía), que dijo que era una forma de decir, pero que no era
tan sencillo de implementar.
Con el transcurso de los meses y
conforme se acercaban las elecciones, el mercado del dólar ilegal fue marcando
una aceleración de la suba de la cotización del billete verde y ampliando la
brecha con el oficial, mientras las propias consultoras privadas y los
institutos de estadística provinciales (es decir no el INDEC) constatan una
desaceleración del ritmo inlacionario, de un 40 % anual en promedio para el 2014, a un 25 % anual
promedio para éste año; y hay quiénes dan aun menos.
Lo que comprueba (por si hiciera
falta) que la devaluación de enero del año pasado efectivamente fue trasladada
a precios, como ha sido siempre en nuestro país; y explica que desde “Cambiemos” se
haya empezado a negar que la apertura del “cepo” implique una mega- devaluación
del peso, y que eso impacte de lleno en los precios.
Ratificada la promesa de apertura
inmediata e irrestricta del “cepo” en el primer día del gobierno de Macri, sus
economistas (los que muestra y los que esconde) salieron a tratar de
convencernos de que el “pass trough” (traslado a precios de una devaluación) no
se producirían porque los precios ya estaban alineados con un dólar ilegal en
torno a los 15 o 16 pesos.
Y también de que la
mega-devaluación ya la había hecho éste gobierno, que “fue el que más devaluó
en la historia”, según ellos en un porcentaje que oscila entre el 300 y 500 %
(pequeña diferencia) desde el 2003, o vaya uno a saber desde cuando; porque
entre diciembre de 2001 y marzo de 2002 el dólar pasó de un peso a 3, o sea una
devaluación del 200 % en tres meses.
Además de mentir con los datos
que ellos mismos proporcionan y son notorios (mientras el “blue” subió éste año
mucho más que el pasado, la inflación siguió el proceso inverso, aun siendo
alta), de a poco empezaron a admitir que van a devaluar, o que ése es el efecto
inmediato y directo del levantamiento del “cepo”.
Prat Gay no tuvo más remedio que
admitir que “subirá el dólar oficial”, no supo precisar en que nivel se
encontraría con el ilegal (que bajaría), aunque la quiso dibujar diciendo que
“el oficial no le interesa a nadie porque no influye en su situación”, porque todos los precios están referenciados al blue,
lo que es una falacia: todas las operaciones de comercio exterior (que se
llevan en concepto de importaciones la mayor parte de los dólares no destinados
al pago de deuda) se hacen al valor del dólar oficial. Y las operaciones del
dólar ahorro (que son más mes a mes, pese al "cepo") y del dólar turista también, con los
adicionales por Ganancias que son reintegrables luego.
Si el dólar oficial "no le interesa a nadie" ¿por qué los amigazos del campo retienen granos a la espera de la devaluación?
Del mismo modo que primero
dijeron que no iban a devaluar y luego no tuvieron más remedio que admitirlo,
el propio Macri dijo que al valor del dólar “lo iba a determinar el mercado”,
para luego pasar a hablar de “flotación sucia” (es decir con intervención del
Banco Central para que no se dispare) como si nada.
Eso sí: no sin antes aclarar que
las reservas ya no existen y por eso el “cepo” (que era para cuidarlas) no
tendría más sentido, aunque piden levantarlo desde que se lo impuso; cuando la
situación de las reservas no era la actual.
Si las reservas no existen ¿con
qué recursos piensa administrar en un eventual gobierno macrista el Banco
Central la “flotación sucia” para contener la aceleración de la devaluación, la cosecha del campo va a ser de dólares?
Y si esa devaluación no se
trasladará a los precios (algo que están diciendo hasta Orlando Ferreres y Espert, no Kicillof ni Aldo Ferrer) ¿por qué estudian como alternativa para contenerlos la
apertura de las importaciones?
¿En qué parte de todos estos
virajes hay que creerles?
4 comentarios:
"con los adicionales por Ganancias que son reintegrables luego."
No estamos reintegrando mucho que digamos.
Lo cual no es necesariamente culpa del gobierno porque el trámite en la AFIP lo hacés por Internet con comunicación directa al empleador y agente de retención, en el caso de la cuarta categoría. Igual, si nos preguntás a nosotros, es prioridad un millón ese problema en el contexto de lo que plantea el post.
"¿con qué recursos piensa administrar en un eventual gobierno Macrista el Banco Central la “flotación sucia” ?
Con la plata de Macri. A mí Mauricio me dijo que la va a poner él.
Es clarísimo: si hace falta salir a comprar para calmar el precio del dólar, y el Central no tiene, la pone Mauricio. Listo.
El Colo.
Colo: Recién veo su comentario. Gracias por la info. Esta noche voy a poder dormir (Toquesano)
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