LA FRASE

"ME DICEN QUE ESTÁ VINIENDO PARA ACÁ EL MINISTRO CAPUTO, ASÍ QUE TRÁIGANME ESA REMERA QUE DICE "NO HAY PLATA"." (KRISTALINA GEORGIEVA)

miércoles, 21 de febrero de 2018

EL CUENTO DEL POLICÍA BUENO Y EL POLICÍA MALO



Desde un tiempo a esta parte venimos señalando acá que en el socialismo santafesino vienen jugando al policía bueno y el policía malo, en su relación con el gobierno nacional: Lifschitz y la intendenta Fein (que gobiernan, y necesitan llevarse bien con Macri) serían los policías buenos, y Bonfatti (que no gestiona, y quiere volver a ser candidato a gobernador el año que viene), el policía malo.

Suponen ellos que el esquema les resulta funcional, porque unos mantienen una relación cordial con la administración nacional para obtener de ella beneficios, y el otro posa de opositor para capitalizar electoralmente en Santa Fe el descontento contra Macri.

Ya usaron el truquito cuando se discutió en el Congreso nacional la reforma previsional que era consecuencia directa del “consenso fiscal” firmado por Macri con los gobernadores, y lo volvieron a usar cuando la Legislatura provincial discutió su ratificación, aunque ese momentose acabó el paso de comedia: Bonfatti -que le había prometido a los gremios estatales que no ser aprobaría sin su consenso- presidió la sesión en la que se ratificó a tambor batiente, y sin debate.

Y ahora sucede lo mismo con los graves problemas de seguridad que afectan a la provincia, y el masivo desembarco de fuerzas federales en Rosario, otro clásico: mientras Fein celebra su llegada, Bonfatti dice que es una puesta en escena de Patricia Bullrich que no resuelve el problema; atendiendo así a los dos mostradores, el del electorado “manodurista” y el “progre”.

Pero acá también se le ven las patas a la sota, y no solo porque hace 10 años venimos entrampados en la misma discusión, que es si los elevados niveles de violencia e inseguridad en las grandes ciudades santafesinas (en especial en Rosario) son o no exclusivamente consecuencia del aumento del narcotráfico.

Asunto en el que el mismo socialismo va y viene todo el tiempo, según le convenga o como salga en los diarios: para exculparse dicen que es todo culpa del narcotráfico que es delito federal y por ende ellos nada pueden hacer, pero cuando los medios porteños ponen el foco en ese problema dicen que “estigmatizan a Rosario”, y se enojan cuando les hablan de “narcosocialismo”; y salen a aclarar que en realidad se trata de ajustes de cuentas entre bandas de poca monta, o riñas entre vecinos.

Sin embargo, las fuerzas federales no parece que vayan a desembarcar en Santa Fe solo para combatir a los narcos, sino para complementar a una policía santafesina totalmente desbordada por los hechos, y que no puede hacerle frente a la situación.

Y si esto es así, no vienen por gusto o por el solo capricho de Pato Bullrich, a la que ciertamente le gusta flashear “ocupaciones militares” con gran despliegue.

De acuerdo con el artículo 23 de la Ley 24.059 de seguridad interior, “El empleo de las fuerzas de seguridad y policiales nacionales fuera del ámbito de las normas que reglan la jurisdicción federal estará estrictamente sujeto al cumplimiento de alguno de los siguientes supuestos: a) Cuando estén en peligro colectivo la vida, la libertad y el patrimonio de los habitantes de una región determinada; b) Cuando se encuentran gravemente amenazados en todo el país o en una región determinada del mismo, los derechos y garantías constitucionales o la plena vigencia de las instituciones del sistema representativo, republicano y federal; c) En situación de desastre según los términos que norman la defensa civil.

Como la provincia no está inundada y tampoco estamos ante una crisis institucional en Santa Fe, concluimos en que se trata del primer supuesto.

Y así las cosas, el artículo 24 de la misma ley dispone que en esos casos los cuerpos policiales y de seguridad del Estado nacional se movilizan a requerimiento del gobernador de la provincia a la cual van, lo que supone que llegan porque lo pidió Lifschitz; y en ese caso es con él que Bonfatti tiene que discutir como y para qué vienen.

A menos que no sea ninguno de los casos de los que habla la ley, y más allá de un despliegue policial excesivo, estemos en presencia de una invasión a la provincia, como tituló algún medio. Por las dudas, ya le avisaron a Bonfatti que levante el pie del acelerador:


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