EL ESFUERZO FINAL

Están desbocados, desaforados ensayando su esfuerzo final llevarse puesto al gobierno, con el caso Nisman como la bala de plata que -suponen- dará finalmente en el blanco, tras tantos intentos fallidos

Unos para cuidar sus negocios, para el eventual e hipotético caso en que sus tentáculos mafiosos en la justicia aflojen; y se vean obligados por fin a cumplir con la adecuación a la ley de medios.

En ese trance, se ponen a revolver tachos de basura (en más de un sentido, literal y metafórico) para especular sobre lo que Nisman pudo haber hecho y no hizo; y en su empeño de utilizarlo, no vacilan en dejarlo parado como un perfecto burro, que desconoce pautas elementales del Código Procesal Penal y la Ley 25.320; como bien apuntaba acá Barricada glosando los tuits de Graciana Peñafort, o alguien que firmó lo que le escribió otro. 

Otros, para cuidar sus propios culos revolean la causa por la insostenible denuncia de Nisman; que antes de su muerte fue descartada por insustancial por al menos dos jueces (Canicoba Corral y Servini de Cubría, ver acá), pero una vez muerto el fiscal es una papa caliente, y no precisamente para el gobierno.

Por supuesto que la negativa a tratar la denuncia resulta muy conveniente a crear la ficción "tengo miedo de investigar ésto porque Nisman denunció al gobierno, y miren como terminó"; cuando no hay un sólo indicio serio en la causa -al menos hasta acá- que apunte en otra dirección que no sea el suicidio.

La verdad es que los jueces se revolean la denuncia de Nisman porque ninguno quiere cargar con el costo de mandarla al canasto (donde a lo mejor irían a buscarla Wiñasky y Santoro, con algún contacto de la Federal), porque no existe delito, comprobado o comprobable: los huevos que les faltan a estos jueces no son para oponerse al gobierno (al que vienen acosando desde hace meses, en todos los frentes); sino a la presión mediática, y a la furia cacerola.

Por eso prefieren pasar por víctimas y hacer fulbito para la tribuna, como los impresentables fiscales que -haciendo la gran Nisman- denuncian a Esteche por tráfico de influencias; pero sin identificar ante que funcionario del gobierno las haría valer, basados simplemente en las escuchas (ilegales) al falso espía Bogado: un modo muy conveniente de excusarse luego en la causa por encubrimiento del atentado si les tocara llegar a intervenir; reiniciando así el círculo.

Que tiene por objeto demostrar que en éste país no existe justicia (que mejor argumento para fogonear el clima destituyente), y no es por culpa de jueces y fiscales impresentables, sino de las presiones del gobierno.

Mientras tanto, la oposición prolonga su ya desgastado stand up, que lleva 12 años en cartel, con el mismo guión: cual amante despechado un senil Solanas (convertido en una especie de versión 2015 de Guillermo Patricio Kelly) nos cuenta que él ya sabía que Carrió era amiga de Stiuso, porque Carrió se lo dijo; cuestión que al parecer no le molestaba, en tanto eran aliados.

Y mientras llega al Congreso el proyecto enviado por Cristina para reformar el sistema de inteligencia,  van a los tribunales a denunciar a Stiuso (luego de un año de silencio, a pedido de Carrió), pero no saben si van a ir al Congreso a debatir los cambios en la SI. 

Ellos están poniendo todo su empeño, haciendo su esfuerzo final porque todo se pudra, por eso también nosotros tenemos que hacer el esfuerzo final.

El esfuerzo de corrernos al costado de una banda de jueces y fiscales mafiosos, y un grupo mediático desorbitado, obsesionados con tumbar al gobierno para cuidar sus propios culos y negocios; y seguir gobernando para resolver los problemas del país.

Porque está visto que en éste momento no podemos esperar el más mínimo ejercicio de responsabilidad ni de los jueces, ni de los medios ni de la oposición.

Por eso -y porque tenemos un mandato popular al cual responder- somos nosotros los que tenemos que cargar con todo el peso de la responsabilidad, porque somos los únicos que estamos demostrando tener conciencia clara de lo que está en juego, y de que es lo importante y qué lo accesorio.

Ellos -como dijo Cristina- que hagan lo que quieran y les parezca, que inverstiguen hurgando en todos los tachos de basura del país, que revoleen carpetas y denuncias, que armen todas las operaciones que se les ocurran.