LA FRASE

"PARA LOS QUE DICEN QUE SOY EL MONJE NEGRO DEL GOBIERNO, EN EL ASUNTO DE LAS PREPAGAS NO ME DIERON NI CINCO DE PELOTA." (FEDERICO STURZENEGGER)

martes, 18 de noviembre de 2014

LAS EXEQUIAS DE LA UCR


Pasó el promocionado cónclave radical en San Fernando, en el que en teoría la dirigencia boina blanca debía decidir que hacer con su partido, o que bondi presidencial tomarse para tratar de tener un desempeño mínimamente decoroso el año que viene.

Por lo que surge de las crónicas (ver acá en La Nación) la cosa transcurrió mas o meno pacíficamente, sin que se revolearan sillas o tartitas de ricota, porque básicamente lo que resolvieron fue patear la pelota para adelante; aun cuando parezca que el rechazo a eventuales alianzas con Massa o Macri constituya un capítulo cerrado: tratándose de radicales, no se pueden pedir definiciones, y menos terminantes. 

Los radicales reunidos en San Fernando habrían acordado sostener un candidato presidencial propio (al menos, hasta marzo) aunque -como sabemos, y mal que les pese- el último que reunió la condición de taquillero fue "Chupete" De La Rúa, y ya sabemos todos como terminó la cosa por seguir los consejos de Ramiro Agulla; que hoy le orquesta la campaña a Massa.

Acá Pagni ayer les rezaba el responso, claro que si a alguien se le ocurriera leer algunas de las cosas que escribe en la columna en un velorio, seguramente habría que echar a alguno que se moriría de risa (ojo: el tipo las dice en serio, eh).

Las salidas radicales a la "encrucijada" de que hablaba Pagni son: rosquear con Macri, hacerlo con Massa o hacerlo con los dos, o con el que venga, para salvar la ropa. 

Las candidaturas de Cobos y Sanz son -en éste contexto- un chiste porque desde el propio partido se ocupan de bajarles el precio; no hablemos ya de que no mueven el amperímetro entre el electorado en general.

Tanto como es un chiste el intento de reflotar el experimento FAUNEN (herido de muerte desde su mismo inicio), pero pretendiendo imponerles desde el radicalismo reglas a los socios menores (léase el socialismo y las diferentes pymes electorales "progresistas"): traducido al criollo, los fumigarán de los lugares expectables en las listas; lo que es lo mismo que una invitación a retirarse, a costo o largo plazo.

Los radicales necesitan con desesperación colgar sus listas de legisladores de alguna boleta presidencial más o menos taquillera, para no correr el riesgo de desaparecer del Congreso, o por lo menos ver sustancialmente disminuida su representación legislativa nacional. 

Al respecto, leíamos también ayer en Tiempo Argentino: "El radicalismo tiene mucho más para perder que el FR e incluso que el macrismo. El 70% de las bancas del Senado que tiene hoy la UCR se disputará en 2015. En Diputados son menos las que pone en juego pero, si se descuidan, tanto el PRO como el FR pueden disputarle su condición de segunda fuerza. Si esto ocurriese, la traducción inmediata es, además de menos curules, pérdidas de presidencias de comisiones, contratos, vicepresidencia de la Cámara, contratos, puestos en el Consejo de la Magistratura, contratos, en la Auditoría General de la Nación, contratos, y otras instituciones donde hay representantes del Parlamento que representan, por supuesto, más contratos.

Es demasiado riesgo como para jugar a querer ser presidente sin un candidato que despierte entusiasmo, aunque más no sea en la militancia propia. De allí el repentino amor de la UCR por Massa o Macri, según sea el distrito. ".

Ahí está el huevo y no lo pise como diría Inodoro Pereyra, o la verdad de la milanesa; el resto es -casi todo- puro verso: hay que mantener esos quiosquitos porque proveen visibilidad mediática, y la infraestructura mínima para sostener el aparato partidario.

Hace rato ya que el radicalismo no constituye -como partido nacional- una opción de poder en la Argentina; principalmente por decisión del electorado (vistos sus espantosos gobiernos), y luego por la acción decidida de sus principales dirigentes, que se han empeñado con persistencia en hacer el ridículo.

Ante un rumbo ideológico y político creciente y definidamente conservador (baste ver el triste papel que han desempeñado en los años del kirchnerismo, oponiéndose a cosas que ellos mismos plantearon en su momento como la ley de medios o la estatización de las AFJP), no es de extrañar que sus electores opten por otras alternativas que expresan esas mismas ideas, pero con perspectivas de llevarlas al gobierno (o al menos eso parece), como el macrismo.

El sueño socialdemócrata de Alfonsín murió (había comenzado a hacerlo ya en vida del ex presidente, y por sus propias claudicaciones), y buena parte de los seducidos por la primavera alfonsinista engrosaron los resultados electorales del kirchnerismo en 2007 y 2011. 

De lo que se sigue que la crisis terminal del radicalismo no tiene que ver con un problema de estrategia política, sino de representación: lo que está en crisis es el famoso (y fabulado hasta la exageración) "voto radical"; sobre el que hoy han hincado sus dientes Macri (en mayor) medida) y Massa, con o sin acuerdo previo con la dirigencia nacional de la UCR.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El voto radical.El voto gorila irracional.15% del electorado.
Como vocación de contras, van a donde creen que hay capacidad de hacer algún daño.No se plantean otra cosa,porque no les da.Hoy van a Macri o Massa.A dos idiotas,como Cobos o Sanz,no los votan ni los hijos.

f dijo...

El "voto radical", o mejor dicho, republicano, se derramará hacia el FIT, como viene pasando sistemáticamente desde 2011. Ya lo vimos en Salta Capital: los gorilas "progres", desencantados con sus representantes históricos, se inclinan por casi la única alternativa no peronista que les queda además de Mauri. Que son los troskos, claro. Altamoria lo sabe y está encantado, ya que podrá seguir vendiendo humo con el "ascenso de la izquierda" por otro lustro.