La decisión de haber terminado con la oprobiosa estafa de las AFJP fue -sin dudas- una de las medidas estructurales más importantes tomadas durante los gobiernos kirchneristas, corrigiendo sobre la marcha el error de haber permitido apenas un año antes que la gente optar por permanecer en el sistema de capitalización, o pasarse al de reparto: apenas un 11 % optó por la segunda alternativa, cuando el Estado ya venía pagando el 40 % del monto de las escasas jubilaciones "privadas" otorgadas.
La estatización de los fondos de las AFJP nos permitió capear el temporal que se desató con la mega crisis financiera internacional de las hipotecas sub prime, el mismo año en que se sancionó la Ley 26.425 que la instrumentó: imaginemos lo que podrían haber hecho los bancos (que eran los que manejaban las administradoras de los fondos de pensión) con esos recursos, y con las expectativas de los futuros jubilados.
Sin embargo, nunca se terminó de explicar bien como fueron evolucionando esos fondos a posteriori; a punto tal que en el imaginario colectivo son para muchos parte del "se afanaron todo" y "sakearon todas las kajas y las dejaron vacías", cuando la realidad es que los activos de las AFJP en manos del Estado se quintuplicaron, entre diciembre del 2008 y el mismo mes del 2015. ¿Habrían logrado lo mismo en manos de los bancos, en pleno terremoto financiero mundial?
Aun los títulos públicos (que siguieron siendo el activo principal de lo que sería el Fondo de Garantía de Sustentabilidad) mejoraron su rendimiento y valuación, por una simple y sencilla razón: los gobiernos de Cristina los fueron pagando puntualmente a su vencimiento, pese a los pronósticos agoreros de "los mercados", y los gurúes de la city porteña.
Esa realidad -insistimos, no siempre bien explicada- contrastaba con el reclamo de que los fondos se usasen para pagarles más a los jubilados, sin contraponer su tamaño (que es importante) con el de un sistema previsional ampliado por las políticas del kirchnerismo (moratorias de inclusión + ley de movilidad); para poner las cosas en perspectiva.
En efecto, durante todo el trayecto 2008-2015, el Fondo de Garantía de Sustentabilidad equivalió a un año o año y medio -como máximo- de jubilaciones y pensiones, y si se lo hubiera empleado en su totalidad para "pagar el 82 % móvil (uno de los planteos habituales) se agotaba en ese lapso.
Eso, de poderse, porque otra cosa que tampoco explicamos todo lo claro que era necesario es la diferencia entre "stock" (los activos del FGS) y "flujo" (los recursos ordinarios de la ANSES con los que atiende sus obligaciones corrientes, como las jubilaciones y pensiones); a lo que hay que añadir que una parte menor del Fondo (los plazos fijos en bancos) es de disponibilidad inmediata.
Pocas veces logramos superar el latiguillo de "la plata de los jubilados", que no es de los jubilados sino de los trabajadores (que son los que aportaron en su momento a las AFJP), para formar un fondo de reserva para pagar jubilaciones y pensiones, si no alcanzaran los recursos ordinarios de la ANSES. Todavía hoy hay quiénes creen que desde allí salen o salieron en algún momento los dineros para financiar el "Fútbol Para Todos", y no hay Cristo que los convenza de lo contrario.
Como tampoco machamos lo suficiente sobre la idea de que esos fondos (que algunos suponen guardados en una caja de zapatos, a la espera de "su" jubilación, como si aun estuvieran las AFJP) son más útiles inyectados en la economía real que "pagándoles a los jubilados el 82 % móvil"; lo que además como se dijo es técnicamente imposible.
Aunque la inyección de esos fondos en actividades productivas o generadoras de empleo (como el Procrear, por ejemplo) redunden en beneficio de los jubilados y pensionados (como muestra el gráfico de apertura); porque generan empleo registrado y mejores salarios, y por ende recursos genuinos a la seguridad social, para alimentar los componentes de la fórmula de movilidad, e ir mejorando progresivamente los haberes.
Quizás ahora sea oportuno retomar el tema, cuando el nuevo director de la ANSES deja una puerta abierta para la vuelta del sistema de capitalización; y advierte que no invertirán los fondos del FGS en la economía real.
Quizás ahora sea oportuno retomar el tema, cuando el nuevo director de la ANSES deja una puerta abierta para la vuelta del sistema de capitalización; y advierte que no invertirán los fondos del FGS en la economía real.
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