Hace pocos días nos preguntábamos en ésta entrada cuanta viabilidad podía tener el cierre de una "lista de unidad" en las elecciones del PJ nacional, luego de que pasara por el Congreso el acuerdo con los fondos buitres si -como todo lo indicaba- el peronismo votaba fracturado, algunos a favor y otros en contra.
Dijimos entonces y en varias oportunidades que el tema era central para discutir el futuro del peronismo, de la coalición política más amplia que sustentó a los gobiernos kirchneristas y -por supuesto- del país; y que el acuerdo con los buitres es parte principal e inescindible del programa de gobierno de Macri: el propio gobierno lo está vendiendo como la solución mágica a todos los problemas; en términos de Prat ay, "es esto, o el ajuste brutal".
Desde esa óptica, juzgamos equivocado el enfoque (que se abre paso al interior del peronismo) de hacer "oposición responsable, apoyando lo bueno y criticando lo malo": una idea abstracta que no resiste el cotejo con la realidad concreta, y que la propia praxis del macrismo desnuda a diario, no dejando muchos resquicios para el "acompañamiento",
Aun así, supongamos por un momento que hacemos concesiones a la otra forma de ver las cosas (no al pragmatismo: nuestro enfoque es estrictamente pragmático, en términos de coherencia ideológica tanto como de estricta conveniencia política); y tratamos de comprender las razones de peso (y de pesos) que tienen por ejemplo los gobernadores para negociar con el gobierno el apoyo al acuerdo con los buitres, a cambio de cosas que los ayuden a sostener sus gestiones.
El problema es que los mismos datos de la realidad vienen marcando que se trata de un amor no correspondido, porque más que ellos quieran "ayudar" al gobierno, el gobierno no se deja ayudar, y por el contrario, les achica el espacio para argumentar a favor de "aportar a la gobernabilidad".
Por caso y tal como da cuenta la imagen de apertura, lo gobernadores descubrieron ahora lo que señalamos acá: el "programa federal" para devolver el 15 % de la masa coparticipable a las provincias es un cuento sujeto a "condicionalidades", Frigerio los estuvo boludeando y la promesa de fondos para obras es básicamente eso: una promesa. Porque hasta el famoso Plan Belgrano depende de guita que hipotéticamente vendría si arreglamos con los buitres.
No es el único caso: con los anuncios de Ganancias Macri hizo bastante para dinamitar los puentes que le tendieron Moyano y el "sindicalismo" dialoguista, con la única diferencia de que tal vez allí alguna moneda hubo, de los fondos de las obras sociales; como para justificar seguir subidos al submarino amarillo.
Según cuentan las crónicas de la reunión de ayer en el CFI, el discurso de Macri en el Congreso también "ayudó" a empiojar la cosa. Un discurso hecho a la medida del núcleo duro del voto propio (el cacerolismo ampliado), a pedido de sus aliados de "Cambiemos", la UCR y Carrió.
Después del discurso el gobierno de la chetocracia (la fracción interna que convive -no pugna- con la ceocracia) reapareció con su estrategia (no del todo conciente) de pelotudizar a Macri: Pinedo admitió que el discurso dificultó la negociación con el "PJ friendly" en el Congreso, y Peña volvió a desmentir al presidente a pocas horas de un anuncio; en éste caso a propósito de la discusión de los cambios en Ganancias.
En medio de todo eso y sin reparar en consecuencias, el gobierno tensa la soga con la estrategia duranbarbista de "te tiro la sociedad encima si no me levantás la manito, acusándote de ser parte de la máquina de impedir": el mismo Macri cuya palabra degrada su propio Jefe de Gabinete, ensaya pose de poronga para dejar trascender que no hará concesiones a cambio del apoyo legislativo al acuerdo con los buitres, ni aceptará cambios en el proyecto: lo aprueban a libro cerrado, o lo rechazan; y "se atienen a las consecuencias".
Quieren aparentar que juegan a fondo, y suponen que son tan pero tan piolas que pueden embaucar a un grupo de provincianos payucas; cuando más de uno de ellos ha demostrado sobradamente que es capaz de fumar en una garrafa, empezando por Pichetto. Dicho esto más allá de lo que cada uno piense de esos "provincianos".
La compadreada no se puede tomar en serio, a menos que estén empezando a preparar el manual de las excusas para subirse al helicóptero y empezar a desplazar culpas; como hicieron sus socios radicales en el 89' y el 2001; ocultando las propias y jugando con las ajenas -que las hubo-, en busca del "complejo de culpa" de los que dentro del PJ tengan el culo sucio.
La compadreada no se puede tomar en serio, a menos que estén empezando a preparar el manual de las excusas para subirse al helicóptero y empezar a desplazar culpas; como hicieron sus socios radicales en el 89' y el 2001; ocultando las propias y jugando con las ajenas -que las hubo-, en busca del "complejo de culpa" de los que dentro del PJ tengan el culo sucio.
Hace apenas un par de días Oscar Cuervo en ésta entrada describía con mucha precisión la imagen que dejó el discurso de Macri en el Congreso, su contenido y su contexto político. Señalaba ahí como los "dispuestos a colaborar de hoy" serán los primeros (y duros) críticos de mañana.
Salvo Massa (dispuesto siempre a ser un poco más indigno a cambio de caranchear cargos como éste) que hace malabares para disfrazar la entrega del marrón con "propuestas para enriquecer" (caso coparticipación) o "exigencias de información" (como en el arreglo buitre), no parece tener Macri muchos amores incondicionales, más allá de la chetocracia del Newman. Ni siquiera los recoge en la ceocracia de AEA o el Foro de Convergencia Empresarial a la que le abrió generosamente su gobierno: se están comportando como si su mandato no fuera a durar más que unos meses; rapiñando lo que puedan por si todo se pudre.
Y si no meten algún gol rápido, no está lejos el momento en el que Carrió abandonará el barco descubriendo algún caso de corrupción que le recuerda sus "límites morales", o los radicales -hasta acá contenidos con mendrugos- digan compungidos que el gobierno "abandonó el programa electoral votado por la ciudadanía".
Salvo Massa (dispuesto siempre a ser un poco más indigno a cambio de caranchear cargos como éste) que hace malabares para disfrazar la entrega del marrón con "propuestas para enriquecer" (caso coparticipación) o "exigencias de información" (como en el arreglo buitre), no parece tener Macri muchos amores incondicionales, más allá de la chetocracia del Newman. Ni siquiera los recoge en la ceocracia de AEA o el Foro de Convergencia Empresarial a la que le abrió generosamente su gobierno: se están comportando como si su mandato no fuera a durar más que unos meses; rapiñando lo que puedan por si todo se pudre.
Y si no meten algún gol rápido, no está lejos el momento en el que Carrió abandonará el barco descubriendo algún caso de corrupción que le recuerda sus "límites morales", o los radicales -hasta acá contenidos con mendrugos- digan compungidos que el gobierno "abandonó el programa electoral votado por la ciudadanía".
1 comentario:
Hace apenas un par de días Oscar Cuervo en ésta entrada describía con mucha precisión la imagen que dejó el discurso de Macri en el Congreso, su contenido y su contexto político. Señalaba ahí como los "dispuestos a colaborar de hoy" serán los primeros (y duros) críticos de mañana.
No creo,los dispuestos a colaborar son como la costurerita que dio el mal paso y lo pior de todo sin necesida....
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