Oscurecido por el cierre de listas y las repercusiones de los actos en Rosario por el Día de la Bandera, salió publicado ayer en el Boletín Oficial el DNU 427, por el que Macri modifica la Ley 27.467, que aprobó el presupuesto nacional para este año (verlo completo acá).
La modificación más importante que introduce el decreto al presupuesto que votó el Congreso es elevar en 150.000 millones de pesos el monto que estaba autorizado a emitirse de Letras del Tesoro (LETES), que pasó entonces de los 800.000 millones de pesos originales, a 950.000 millones tras el DNU. Por todo fundamento de la medida, el decreto dice en sus considerandos que "...dada la modificación de los supuestos macroeconómicos contemplados al sancionarse la Ley Nº 27.467, se estima necesario adecuar el monto previsto en el artículo 41 de dicha norma para la emisión de letras del Tesoro, reembolsables en el mismo ejercicio financiero.".
Lo primero que se puede decir es que con ésta medida el Ejecutivo está admitiendo implícitamente que el presupuesto que remitió al Congreso es un dibujo, porque entre otras cosas, estimaba una necesidad de financiamiento por unos 600.286 millones de pesos (ya que contempla más gastos que recursos), y la emisión adicional de LETES que autoriza el DNU, cuando aun no se llegó a la mitad del ejercicio fiscal, es la cuarta parte de ese total. Además, claro, de mostrar un absoluto desprecio por las prerrogativas del Poder Legislativo para entender en el manejo de la deuda interior y exterior de la nación, que le otorga la Constitución: nada nuevo bajo el sol.
El DNU sale mientras el gobierno exhibe como un logro cinco meses consecutivos de superávit fiscal primario (es decir, antes del pago de los servicios de la deuda), como consecuencia de un ajuste brutal contractivo del nivel de actividad, y que hace caer la recaudación en términos reales; mientras que al mismo tiempo se conoce que el déficit financiero (es decir, una vez contados los pagos de deuda) creció un 41 % interanual, como consecuencia del peso de la devaluación de la moneda en los compromisos con los acreedores que deben ser saldados en dólares.
En parte, la brutal emisión de LETES tiende a fondear al Estado a esos fines (por la caída de la recaudación), y por otro lado, a "ayudar" al Banco Central a sostener el dólar planchado hasta las elecciones; sin comprometer más su ya complicadísima situación patrimonial consecuencia de la bola de nieve de pasivos no monetarios que viene emitiendo (como los LELIQ's) con el mismo fin: un combo de instrumentos destinados a fomentar la especulación financiera de corto plazo, sin que eso signifique que merme la fuga de capitales, por la que se están yendo por la canaleta los dólares de deuda aportados por el FMI.
Para poner las cosas en perspectiva, esos 150.000 millones de pesos adicionales en Letras del Tesoro que se emitirán por el DNU representan una vez y media el presupuesto del Ministerio de Salud y Desarrollo Social, o casi tres (3) veces el del Ministerio del Interior y Obras Públicas, que este año incluye los gastos electorales, ahora que está de moda preocuparse por el costo de las PASO.
Si se considera el total del endeudamiento público fiscal exclusivamente vía LETES (elevado, como se dijo, a 950.000 millones de pesos por el DNU), o sea pasivos que deben ser cancelados dentro del ejercicio, representa casi cuatro (4) veces el presupuesto del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, incluyendo en él al CONICET y las universidades nacionales de todo el país.
Que el modelo económico y social que gestiona el macrismo con el auspicio de campaña del FMI es un desastre en términos de economía real, empleo, salarios, pobreza, distribución del ingreso y nivel de actividad no caben dudas. Pero incluso medido desde la propia óptica con la que ellos lo miran para considerarlo "exitoso" (el presunto equilibrio de las cuentas públicas) no es menos peor. Como dice Cristina al concluir su libro "Sinceramente", así no se puede seguir.
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