LA FRASE

"DE MI ASCENSO A SECRETARIO DE ESTADO SOLO DIRÉ QUE SI UNO ES BUENO EN LO SUYO, EL RECONOCIMIENTO SIEMPRE LLEGA." (MANUEL ADORNI)

martes, 3 de septiembre de 2019

POR OTRO "NUNCA MÁS"


Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, y los argentinos redoblamos la apuesta para confirmar la veracidad del dicho: desde el 76' para acá tropezamos al menos tres veces con el neoliberalismo económico, y seguimos insistiendo; con vocación masoquista.

En efecto, un análisis técnico más preciso quizás podría detectar diferencias entre las políticas económicas de la dictadura, el menemato y su continuación en el gobierno de la Alianza y el actual experimento macrista en fase terminal, pero en sus grandes trazos son todas iguales: apertura y desregulación económica, eliminación de todo tipo de trabas o controles a los movimientos del capital financiero, endeudamiento para la fuga de capitales y apuesta a tres o cuatro nichos (sobre todo del sector primario) capaces de sostener el crecimiento del país; al menos en teoría.

Los resultados, podemos saberlo hoy con certeza indubitable aunque muchos los intuíamos y advertimos, son siempre los mismos: destrucción del tejido productivo, primarización de la economía, pérdida de empleos y salarios, avanzada flexibilizadora, recorte de los recursos y las funciones esenciales del Estado, disminución de los pisos de protección social, sobreendeudamiento que condiciona a futuro todo el conjunto del modelo de desarrollo. No es necesario abundar al respecto, porque los efectos del desastre están a la vista de todos, todos los días.

Y también como pasó las veces anteriores, ya salieron los talibanes del neoliberalismo a decir que en realidad no fracasó el modelo, sino sus ejecutores y su instrumentación, porque no respetaron su "pureza" e incurrieron en desviaciones: de hecho, la candidatura de Espert no es sino la explicitación política de ese modo de pensar; o para ser más precisos, de intentar sostener el curro, que atiende esencialmente a los intereses de los bancos y capitales financieros especulativos, que son sus sponsors y para los que trabajan.

Si se miran los resultados de las PASO, se puede decir que al menos un 65 % de los argentinos estamos de acuerdo en que la economía no puede funcionar absolutamente regida por el mercado, y sin ningún grado de intervención o regulación estatal. Al interior de ese colectivo social podemos diferir en modos, grados o herramientas de política económica, pero acordamos en eso todos los que no votamos a Macri o a Espert, por decir algo.

Y esa constatación tiene que tener, alguna vez, un correlato político y social: tanto decir que es necesario "tener políticas de Estado a largo plazo", o que "los argentinos tenemos que ponernos de acuerdo en tres o cuatro grandes cosas", alguna vez tendremos que generar el consenso necesario para poner una barrera al retorno del neoliberalismo: algo así como un "Nunca Más" de los modelos de valorización financiera, con deuda y bicicleta para la fuga de capitales.

Discutamos todo lo que quieran sobre como hacer "sintonía fina" con las tarifas de los servicios públicos, o cuales son las herramientas más eficaces para generar un modelo de desarrollo que nos permitan superar el cuello de botella de la restricción externa, hablemos de la productividad, de todo lo que haya que hablar. Pero pongamos un límite: nunca más discutir si los controles de capitales son o no necesarios, si las divisas son una simple mercancía a la que cualquiera debe acceder cuando y como quiera o un activo estratégico cuyo uso y disponibilidad debe regular el Estado, si el comercio exterior debe ser completamente libre o administrado En función de un modelo explícito de desarrollo.

Definamos claramente que si se toma deuda, sea exclusivamente para financiar infraestructura necesaria para que la economía crezca, se diversifique y nos permita exportar para generar divisas genuinas con las que atender las necesidades prioritarias de la economía. Nunca más para que los mismos de siempre la fuguen, y a nosotros nos quede pagarla con menos salud, educación, jubilaciones o desarrollo científico.

Fuera de eso, queda un tercio de nuestra sociedad que se niega a admitir las evidencias históricas y actuales de cuáles son las consecuencias de la aplicación del corpus de ideas centrales del neoliberalismo; o que las admite, pero las comparte, u orienta su voto por otras coordenadas ideológicas, en especial el antiperonismo; y la corte de los econochantas que -insistimos- seguirán insistiendo en que el modelo no fracasó, y sus ideas siguen teniendo vigencia; y más aun: son las únicas que sirven para resolver los problemas.

El estruendoso fracaso del modelo macrista, si para algo sirve, es para poder ver, en vivo y en directo, quienes son los talibanes cegados por una ideología que se niegan a ver la realidad; que se resisten a ver como esa ideología solo puede funcionar como ellos dicen en el laboratorio, pero nunca en la vida real. Eso, siendo benévolos con estos encantadores de serpientes, que sirven a intereses bien concretos.      

Y que probablemente se manden a guardar por un rato cuando asuma el nuevo gobierno (como hicieron entre el 2001 y los primeros años del gobierno de Néstor), para luego volver a reciclarse, presentándose como alternativa, como si nada hubiera pasado, con el mismo libreto de siempre, el que otra vez -como era previsible- nos llevó al fracaso y la catástrofe social. 

Que no tengan éxito en ese seguro nuevo intento de estafa social, depende exclusivamente de nosotros. Tuits relacionados:

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