LA FRASE

"ME DICEN QUE ESTÁ VINIENDO PARA ACÁ EL MINISTRO CAPUTO, ASÍ QUE TRÁIGANME ESA REMERA QUE DICE "NO HAY PLATA"." (KRISTALINA GEORGIEVA)

lunes, 16 de mayo de 2011

TRENES, PUERTOS Y CAPRICHOS PROGRESISTAS


El sainete del tren urbano de Barletta -ya reflejado en este blog- oscureció por aquí por Santa Fe los avatares que atraviesa la obra del Puerto de la Música en Rosario, que ni siquiera pudo comenzar por la agudización de un conflicto sindical.

Los dos episodios no tienen -en apariencia- vinculación entre sí, pero nos dicen sin embargo mucho sobre la metodología política de socialistas y radicales que conforman el Frente Progresista; tanto como sobre la sinceridad de algunas zonceras que forman parte de su discurso habitual.

Para empezar, ambos proyectos cumplen una importante finalidad distratciva: si a alguien le preguntaran si son necesarios nuevos espacios para darles cabida a las expresiones musicales, o medios de transporte accesibles y baratos, pocos responderían negativamente.

Pero si se les preguntara si lo primero se cumple ejecutando una obra faraónica que costará más de 140 millones de pesos, y lo segundo con un tren que recorre "casualmente" el corredor urbano que Santa Fe muestra a los turistas, las respuestas ya no serían tan unívocas.

Y ni que decir si la pregunta fuese más amplia, y se indagase sobre las prioridades a considerar en la acción de un gobierno, sea el de la ciudad de Santa Fe o el de la provincia; y que lugar ocupan en ese contexto el tren de Barletta y el puerto de Binner. 

Ambos -radicales y socialistas- forman parte del coro de críticos de los "modos" políticos del kirchnerismo, al que entienden prepotente, crispado y alejado de los buenos modales, y al que acusan de llevarse puestas las reglas y no preservar la "calidad institucional".

Y sin embargo, tanto el tren urbano de Santa Fe como el Puerto de la Música de Rosario demuestran que en todos lados se cuecen habas.

Las dos iniciativas distan bastante de reunir en torno suyo un amplio "consenso" fruto del "diálogo" que tanto se ensalza, y más bien reflejan cierto nivel de capricho -tanto de Binner como Barletta- que las han convertido en "proyectos emblemáticos" de sus propias gestiones. No les falta algo de razón: en un punto lo son.

Cuando el Concejo Municipal de Santa Fe discutía el Presupuesto 2011, Barletta licitó y adjudicó la compra del tren urbano, que ni siquiera figura presupuestado, ni entonces ni ahora, ni cuenta con estudio de costos alguno, ni marco regulatorio del servicio; ni siquiera se sabe quien lo explotará, si el propio municipio o lo concederá a un tercero, como se cuenta aquí

Y hasta son capaces de organizar un "abrazo ciudadano espontáneo y autoconvocado" para darle un barniz de "consenso" al disparate. Si ven la foto que ilustra la nota, se darán cuenta que los boludos -como decía el Diego- son como las hormigas: están en todos lados. 
El Puerto de la Música -al decir de Binner- es parte del denominado Plan Estratégico de Rosario, pero lo cierto es que la cosa fue al revés. el intendente Lipschitz gestionó la modificación del Reglamento de Zonificación de la ciudad, para desafectar del uso portuario los terrenos en que se construiría la mega-obra, para allanarle el camino en ese sentido a su líder político el gobernador de la provincia.

Y el proyecto socialista avanzó contra viento y marea, sorteando las críticas de la Legislatura, prometiendo aportes privados que nunca llegan para acallar las críticas por el costo, con una licitación que terminó favoreciendo a una empresa B (¿o S?) -a menos que solo haya "empresas K"-, múltiple adjudicataria de obras en la gestión provincial iniciada en diciembre del 2007; como contáramos en este blog en detalle.  

Ambos proyectos vienen además "flojitos de papeles", porque han avanzado pese a no contar con los permisos y autorizaciones necesarias, en ambos casos de áreas del gobierno nacional, lo cual ghace pensar en algo más que una simple coincidencia: tanto Binner como Barletta han buscado en estos casos sacar "chapa de guapos" frente a Cristina y su gobierno, para halagar a su electorado principal. Y si no nos creen, vean la interpretación que sobre el particular hace un plumífero de los oficialismos provincial y municipal.

¿Quién dijo que solo en el kirchnerismo había "periodismo militante", tal como lo señala muy bien aquí Barricada?  

Vemos entonces como el "progresismo" vernáculo se pasa a nado su propio discurso cuando de lo que se trata es de concretar lo que les importa para "hacer ver que gobiernan", o ¿por qué no?, para que alguna moneda quede en algún bolsillo.

No vamos a ser nosotros los que les exijamos aprobar un curso de buenos modales, ni los que critiquemos que alguien gobierne según su plan, abandonando la falacia del "diálogo y consenso".

Es solo que nos gustarían dos cosas: que mintieran un poquito menos, y que alguna vez se sacaran los guantes y se embarraran las manos, pero por algo que valga verdaderamente la pena, no por pavadas cosméticas o caprichos "progresistas".


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