LA FRASE

"ME DICEN QUE ESTÁ VINIENDO PARA ACÁ EL MINISTRO CAPUTO, ASÍ QUE TRÁIGANME ESA REMERA QUE DICE "NO HAY PLATA"." (KRISTALINA GEORGIEVA)

lunes, 3 de enero de 2022

PERAS Y OLMOS

 

Leemos en Infobraden que los gobernadores de la UCR y el jefe de gobierno porteño Rodríguez Larreta decidieron en la mesa nacional de "Juntos por el Cambio" no asistir a la convocatoria del gobierno para que el ministro Guzmán les explique en que consistiría el acuerdo con el FMI, y pedirles su apoyo para aprobarlo en el Congreso. 

Solo alguien que viviera en una profunda nube de pedos -como buena parte del gabinete- podía suponer algo distinto. Hace exactamente un mes, decíamos en ésta entrada: "¿por qué razón la oposición compartiría los costos de medidas antipáticas aunque esté de acuerdo con tomarlas, y sobre todo en ese caso, si puede hacer que ese costo recaiga completamente sobre las espaldas del gobierno?. Recordemos como le fue a Cafiero cuando en 1988 acompañó el ajuste de Alfonsín: le costó perder la interna peronista frente a Menem.".

"Aquí el operador de la embajada que el gobierno sigue eligiendo para operar hacia la interna del FDT, Román Lejtman, lo pone claro transcribiendo las exigencias opositoras: que el costo del ajuste lo pague cualquiera, menos su electorado de clase media y -sobre todo- los sectores del poder económico cuyos intereses expresan. Si el gobierno acepta que el costo lo paguen los sectores populares, que son la base principal de su electorado, para ellos no es un problema, y a futuro, es pura ganancia.".

"Sorprende que se planteen las cosas ignorando estas verdades elementales de la política, y más aun con los resultados de las elecciones legislativas de éste año a la vista. La pelota, entonces y como siempre, está en el campo del gobierno; que es el que debe decidir quienes pagarán el costo de un acuerdo para refinanciar una deuda que favoreció a los mismos de siempre, que lejos están de hacer algún tipo de autocrítica por ello, y esperarla a esta altura de los acontecimientos, es ingenuidad pura, si no algo peor.".

"Como por ejemplo llevar adelante un plan para "asfaltarle" a Larreta o el que sea el candidato de la derecha, el camino de la presidencia, haciéndole el trabajo sucio de un ajuste impopular. Eso, y no otra cosa, es lo que sugiere el escurridizo Álvarez Agis -que muerde billeteras de los dos lados de la grieta- cuando suspira por la aparición de un "patriótico" nuevo Remes Lenicov.".

Macri fue al FMI en 2018 cuando se le cortó el chorro del financiamiento externo vía entrada de capitales especulativos, y obtuvo un decisivo apoyo de la administración Trump para obtener el mega-préstamo que financiaría su reelección, con un cronograma de vencimientos (que ahora debe afrontar el actual gobierno) que caían después de las elecciones legislativas de medio término; cuando se suponía que las políticas "pro mercado" darían sus frutos, la derecha se relegitimaría y pasaría a controlar el Congreso, y desde esa plataforma podría imponer sin restricciones el ajuste que demandaba (y normalmente demanda) pagarle al Fondo.

Pero pasaron cosas: el estropicio macrista fue tan grande que perdieron las elecciones en primera vuelta, en buena medida por eso y (a esta altura queda bastante claro) más por la memoria social de la bonanza de los años kirchneristas, que por la jugada de Cristina de correrse del centro de la escena para prohijar la candidatura de Alberto: los sectores de la "renovación autocrítica" que se fueron desgajando del kirchnerismo original y sus agregados posteriores con críticas de diverso tono siguen teniendo hoy el mismo volumen electoral y político que tuvieron siempre: escaso, tirando a nulo. Aunque sueñen con reelecciones inviables, y jubilaciones prematuras.

Y por eso estamos como estamos, con esa estrategia canallesca de la derecha indultada en forma de una deuda no investigada y legitimada, y la falta de decisión concreta de hacérsela pagar a quienes la contrajeron y se beneficiaron con ella. Siguiendo una hoja de ruta que nos condujo a la derrota en las legislativas del año pasado frente a una oposición más horrible aun que cuando le tocó gobernar, pero que no se suicidará compartiendo los costos del ajuste: prefiere que el gobierno se beba solo su cicuta, o termine en un evento (el posible defolteo de la deuda) que todos -unos y otros- describen como catastrófico.

La actitud opositora frente a la convocatoria presidencial (reiteramos: de manual, por lo previsible) es también el fracaso de la hoja de ruta "albertista", incluso antes del estallido de la pandemia, y nunca revisada después, pese a las múltiples advertencias que vinieron de adentro, empezando por la propia Cristina. Nunca hubo en una oposición bizarra, berreta y mandadera de los poderes reales, nada parecido a bolsones de racionalidad y responsabilidad institucional, y Larreta o Gerardo Morales no son amigos, ni siquiera entre ellos mismos.

Y si no nos creen, vean como se carpetearon, y como se destrozan por las candidaturas de un futuro triunfo que creen seguro, como perros por las achuras, mientras -eso sí- se ponen de acuerdo en lo sustancial: sabotear al gobierno, para medrar con los condicionamientos que crearon cuando fueron gobierno (endeudándonos por varias generaciones), y que esperan aprovechar en modo de descalabros, ahora que son oposición. 

La pelota está -como estuvo siempre- en el campo del gobierno: o hay un cambio en la estrategia política que hasta acá se reveló desacertada por concebida sobre supuestos falsos, o el porrazo electoral del 2021 será apenas un resbalón, comparado con lo que espera en dos años.  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mas catastrófico que un posible default, serìa un acuerdo asumiendo el pago de una deuda que es sencillamente impagable.
¿Durante 2022 vas a pagar 12.000 millones de dólares al FMI entre capital y servicios? ¿En 2023 vas a pagar 14.000 millones? ¿De donde van a salir?
¿De las jubilaciones? ¿De la asignación por hijo?. Es impagable. Que le cobren a Macri y a Caputto, el Messi de las finanzas.
El Colo.

Anónimo dijo...

La deuda externa, la deuda eterna.. El FMI
Argentina no va a defaultear. No es 2001. No vamos a tener cuasimonedas por 2 años. Los dólares no están. No hay corralito posible.
Se va a pagar con ajuste. Con crecimiento del pbi apalancado en el hambre del pueblo. Sube el PBI pero baja el salario en dólares. Bajan las importaciones y mejora la abalanza comercial.
Las divisas se fugan pero la deuda cae medida contra el PBI, así que aún cuando no baja en términos reales, disminuye en el chamuyo contable.