"Recientemente Milei, en el marco de la Conferencia de Acción Política Conservadora que se realizó en Buenos Aires, no solamente insistió en la necesidad, para la derecha en la que él participa, de sostener la famosa “batalla cultural”, sino que fue más lejos, citando a Lenin en aquello de que “sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario”. Lo decía en abierta confrontación con los liberales “blandos” que no atacan con todo a “los zurdos” y en cambio “les hacen el juego” al no contar con una ideología de confrontación radical como la que Milei encarnaría. Imposible de encontrar este tipo de citas marxistas en Mauricio Macri, que más bien era un repetidor de clichés neoliberales y baratijas democratoides de ocasión.".
"El mileísmo, en cambio, trata de introducir otro espíritu –correlato de otra acción política y otra profundización de las políticas neoliberales de demolición nacional- y otro vocabulario para una derecha que están intentando construir, mucho más extremista, y que asume una combatividad contra todo lo que sea “socialismo” en un sentido tan amplio y difuso que caen adentro los radicales convertidos en felpudos de las corporaciones y hasta el mismísimo Rodríguez Larreta.".
"Lo interesante es que en un período en el cual la Argentina ha sido asolada por la lucha de clases del capital contra el trabajo –del ´76 hasta aquí-, todos los intentos de explicación de la evolución del país y la dinámica de empobrecimiento material y cultural de los argentinos desconocen la dimensión político-material, tema que es sin duda un factor explicativo relevante de lo ocurrido en la política y la economía argentina.".
"No es que necesariamente tengan que considerar a la economía y las disputas sociales un motor último de todo lo que ocurre, pero todas las teorías sobre la “decadencia argentina” eluden llamativamente la acción política del gran capital para transformar a nuestro país.".
"La versión tradicional de la derecha argentina sostenía que la decadencia empezó con el peronismo, que al distribuir ingresos y poner reglas que desalentaban al capital, puso al país en retroceso. En el medio, esta versión se salteaba la cantidad de gobiernos de derecha o antiperonistas, que en los últimos 70 años no tuvieron relación alguna con el detestado “populismo”, pero contribuyeron al subdesarrollo, el endeudamiento y empobrecimiento colectivos.".
"No importaba la verdad histórica, porque se buscaba asociar pobreza y subdesarrollo con peronismo en la cabeza de la gente, y no enseñarle a pensar históricamente a la población.".
"Ahora Milei va mucho más lejos, 100 años para atrás, pero además desaparece en su discurso cualquier referencia política a las clases sociales y a los intereses económicos. En esa línea de ficción política, plantea la confrontación entre “los políticos que se enriquecen a costa de la población que sufre”. No hay más clases sociales.".
"Se reemplaza la lucha de clases por la lucha contra los políticos, los empleados estatales, los docentes, los científicos, que pasan a ser los opresores de la gente común. No es simple delirio, sino que es un discurso funcional a otro objetivo: socavar la idea de que las instituciones políticas, que los partidos políticos, que la democracia representativa -donde los intereses económico-sociales aparecen mediados por un cuerpo profesional específico-, están de más.".
"El embate es contra la democracia, y contra el Estado nacional. Ese Estado que, en la actual etapa del capitalismo, constituye un escollo, especialmente en la periferia, a las necesidades de las grandes corporaciones globales. ¿Cómo hacer partícipes a las masas de las necesidades de los grandes capitales? Precisamente con este discurso disfrazado de “anarcocapitalismo”. Y no sólo eso: los políticos y los servidores públicos son la explicación de todos los males, de la pobreza y de la decadencia argentina.".
"Con esa maniobra discursiva Milei trasciende la idea antiperonista, o antikirchnerista, y mete en la bolsa del “socialismo” a todos los que entienden que el Estado en el capitalismo tendría algunas funciones regulatorias, y que en la política pluralista la negociación y el acuerdo tienen una función útil para lograr cierta armonía social.".
"El Milei “leninista” toma del líder de la revolución bolchevique las expresiones más vinculadas a la confrontación contra el régimen tiránico de los zares, incluidas las alianzas internacionales que llevaban a Rusia a una guerra ruinosa y catastrófica, y a su impugnación radical a una democracia que había nacido completamente maniatada para realizar los cambios urgentes que necesitaban las sufridas masas del Imperio Zarista.".
"Pero a no confundirse: los que le escriben los discursos a Milei tienen una avidez ideológica limitada y condicionada, porque parten de un supuesto político no sometido a la discusión racional: ellos sirven a la derecha contra revolucionaria global, no a ninguna revolución a favor de ningún oprimido. Sus obsesiones políticas van en la dirección que el norteamericano Steve Bannon ha señalado: transformar las instituciones globales con determinación y audacia, abandonando los supuestos democrático-liberales, para profundizar el dominio del capital sobre todo el resto de los actores sociales.".
"Milei, con su parafernalia leninista, sólo expresa la determinación del capital local e internacional de ejercer toda la violencia que haga falta sobre el resto de la sociedad, para maximizar las ganancias de grupos empresariales muy reducidos, reproduciendo localmente la tendencia que se verifica en el capitalismo norteamericano. La separación de su discurso de la realidad representa una apuesta a una irracionalidad creciente de su audiencia, que por ahora no filtra lo que escucha.".
"Milei es el vocero de que se acabaron los buenos modos del “capitalismo democrático” en Argentina, porque es hora de forzar las cosas, y amedrentar a los gritos, insultos, amenazas y represiones a una población que oscila entre la credulidad y el estupor. Claro, esto puede ocurrir en el vacío de fuerzas políticas importantes que sean capaces de actualizar sus discursos y sus prácticas en consonancia con esta nueva realidad política e institucional salvaje que plantea el capitalismo actual.".
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