LA FRASE

"EL IPC ES UN DESASTREY MIDE MAL LA INFLACIÓN, PERO NO LO PODEMOS CAMBIAR HASTA DESPUÉS DE LAS ELECCIONES, QUE ESPERAMOS GANAR PORQUE BAJAMOS LA INFLACIÓN." (MARCOS LAVAGNA)

martes, 7 de noviembre de 2023

SALIR DE LAS TRINCHERAS

 

Estos días que faltan hasta el balotaje de las elecciones presidenciales transcurrirán bajo el misma clima de trinchera en el que estamos desde diciembre de 2015, cuando concluyó el segundo mandato de Cristina: intentando articular respuestas políticas frente al avance de la derecha, más que viendo como profundizar las transformaciones pendientes, para construir un país más justo y soberano. Y en un punto no está mal que así sea: la amenaza es real y concreta, los riesgos son altos, y lo que está en juego no es ya solo un modelo de país con el que comulgamos, sino la misma existencia de la democracia tal como la conocimos estos 40 años. Y no es una exageración.

Ese contexto y las cifras que arrojó la primera vuelta electoral determinan el tono de la campaña, los guiños a determinados sectores de la dirigencia política y (lo que es más importante) del electorado, ciertas ideas/promesa a futuro como las de un "gobierno de unidad nacional"; ideas y promesas que habrá que ver si tienen éxito en el propósito buscado (ganar la elección), pero que no serán inocuas para el futuro, si ese objetivo prioritario y primordial finalmente se consigue: como ganemos (si ganamos) o como leamos el triunfo, perfilará el gobierno que emerja de las urnas.  

Pero también fueron y son parte del contexto de ésta campaña ciertos comportamientos de los actores extrainstitucionales cuando mínimo sospechosos, o sugestivos: desde la corrida cambiaria que llevó el dólar "blue" cerca de los 1200 pesos hasta el desabastecimiento de combustibles, pasando por las remarcaciones de precios. Es como si esos actores jugaran a que todo se pudra, como si eso no incidiera en las elecciones, o precisamente por eso. O a mostrarle los dientes al futuro gobierno, sea cual fuere.

Es que esa cultura de la trinchera en la que vivimos desde hace ya unos años moldea las líneas de fuerza a uno y otro lado de esa otra trinchera: un poder económico cada día más fuerte y robustecido para imponer sus exigencias, frente a un poder político cada vez más fragmentado y débil para resistirlas, e intentar disciplinarlo. Hay ciertas actitudes de Massa frente a ésto (como pasó con la corrida o el desabastecimiento de nafta), volviendo incluso sobre sus propios pasos anteriores, que invitan a un moderado y prudente optimismo, y marcan una dirección posible y deseable a futuro.   

El mismo día de las PASO, allá por el mes de agosto, decíamos en ésta entrada: "Esta campaña electoral -tan parecida en muchas cosas a la del 2015- transcurrió bajo el eje de "votemos para que no vuelva la derecha", y la perspectiva (o amenaza) de que eso suceda es real, y concreta. Y por si alguno no sabe lo que eso significa, ellos mismos se ocupan de recordárnoslo a a diario, corriendo las fronteras de su horriblidad.".

"Dicho todo esto, lo cierto es que el peligro cierto de que vuelva la derecha se ha convertido en la principal -si no la única- razón para votar por "Unión por la Patria" hoy, y en las generales de octubre. No es poco, y una de las justificaciones históricas del peronismo y sus distintas construcciones frentistas ha sido siempre cerrarle el paso a la instauración de la Argentina gorila. Sin embargo, queda la sensación de que con eso solo no alcanza, y que si nos limitamos solo a esto, estamos conduciéndolo -al peronismo, al movimiento nacional y popular en su conjunto- hacia su definitiva esterilización histórica.".

"Algún día -no necesariamente hoy, pero más temprano que tarde- tendremos que reflexionar en forma colectiva como es que nos hemos colocado en ésta trampa, de la que parecemos no poder salir desde aquel 9 de diciembre de 2015 en que Cristina se convirtió en calabaza: constreñidos siempre a votar más por temor que por convicción, o por el mal menor para evitar uno mayor, más que con la esperanza real de transformar esta realidad injusta.".

"Nadie está pidiendo imposibles, ni el asalto del Palacio de Invierno, ni revoluciones inimaginables en la Argentina de hoy. Simplemente llamamos a la reflexión sobre un fenómeno que no puede llegar para quedarse, porque los resultados serán los que estamos teniendo. Incluso una derrota a manos de esa derecha que ya nos venció una vez, y lo volvió a hacer en las legislativas del 2021.".

Las reflexiones -se nos ocurre- tienen la misma validez hoy, a menos de dos semanas del día en el que los argentinos elegiremos a nuestro próximo presidente. Que sea la oportunidad no solo para frenar a la derecha, sino para empezar a salir de las trincheras y pasar a la ofensiva, construyendo de una buena vez por todas las herramientas políticas y el programa de gobierno que posibiliten un país en el que esa derecha o esperpentos como Milei no tengan cabida, ni anclaje social, ni puedan convertirse en el vehículo de la frustración y el descontento social.

lunes, 6 de noviembre de 2023

TWEETS POLÉMICOS

 

domingo, 5 de noviembre de 2023

EFEMÉRIDES

 

Un signo inequívoco de que la derecha teme perder una elección, es que empieza a ver fraude en todos lados, hasta en los feriados nacionales. Como si el hecho de que la gente se vaya de viaje aprovechando un fin de semana largo (y el Pre Viaje) y se olvide de ir a votar, fuera una práctica fraudulenta.

O como si los feriados nacionales o la fecha de las elecciones se supieran recién ahora, cuando pasaron las PASO y la primer vuelta de las elecciones generales, y como resultado de ellas, el macrismo se quedó afuera del balotaje y de golpe tiene que apostarle todas sus fichas a la candidatura de Milei, para no volver a perder contra el peronismo.

Lo cierto es que están pidiendo que se corra el feriado del lunes 20 (el día posterior al balotaje) por el Día de la Soberanía Nacional, que fue establecido en conmemoración de la batalla de Obligado en 1974 por la Ley 20770, y como feriado nacional en 2010, por el Decreto 1584 de Cristina.

Para peor, en 2017 (es decir, en el gobierno de Macri) se dictó la Ley 27399 para regular los feriados y días no laborables entre los que se lo incluyó como "trasladable" en su Artículo 1°; y por el Artículo 6° de la misma ley se dispuso  que "Los feriados nacionales trasladables establecidos por el artículo 1° de la presente cuyas fechas coincidan con los días martes y miércoles serán trasladados al día lunes anterior. Los que coincidan con los días jueves y viernes serán trasladados al día lunes siguiente.", o sea que cayendo en lunes, no hay necesidad de trasladarlo.

Pero lo más importante a tener en cuenta en éste caso no son solo los eventuales feriados, sino las normas que establecen las fechas en las que deben realizarse las elecciones nacionales, y donde y desde cuando están establecidas. 

Como por ejemplo el artículo 148 de la Ley 19945 (Código Electoral Nacional), que dispone que la convocatoria de la elección presidencial "...deberá hacerse con una anticipación no menor de noventa (90) días y deberá celebrarse dentro de los dos (2) meses anteriores a la conclusión del mandato del Presidente y Vicepresidente en ejercicio.".

Y si de acuerdo con lo que dispone la Constitución hubiera que hacer segunda vuelta (como ocurre en éste caso), el artículo 150 de la misma ley dispone  que se realizará dentro de los treinta (30) días de la elección general, según el texto introducido por la Ley N° 24444 en 1995. 

El artículo 53 del Código Electoral Nacional dispone que la convocatoria a las elecciones será hecha por el Poder Ejecutivo nacional fijando el día de la elección (según el texto de la Ley 25983, vigente desde el 2004), y es lo que hizo Alberto a través del Decreto 237 del 27 de abril, publicado el 28 de abril en el Boletín Oficial. 

En el artículo 3° de ese mismo decreto ya se fijaba (hace más de seis meses) el 19 de noviembre como la fecha de un eventual balotaje.  

sábado, 4 de noviembre de 2023

TWEETS POLÉMICOS

 

viernes, 3 de noviembre de 2023

APOYO CRÍTICO

 

Los otros días hablábamos acá del "voto vergonzante" del electorado gorila de cara al balotaje, habida cuenta de que sus candidatos -si no se incluye a Milei como tal- quedaron afuera, y podrían verse compelidos a votar al candidato del peronismo. 

Desde que se conoció entre quienes se definiría el balotaje, comenzaron los posicionamientos y manifestaciones públicas de "intelectuales" y de los dirigentes y fuerzas políticas que se quedaron afuera -de izquierda a derecha- que, salvo algunas excepciones (como Macri y los "halcones" del PRO con Milei, y ahora el socialismo con Massa) se definieron...evitando definirse, fuere "dejando en libertad de acción a sus votantes", o señalando que no acompañarán a ninguno de los dos candidatos.  

Incluso en algún caso en el que se han manifestado a favor de alguno de ellos -como el caso del socialismo- lo han hecho con tantas prevenciones, aclaraciones, salvedades o cortapisas que hasta se puede poner en duda cuan convencidos están de lo que definieron, o cual es la postura que en definitivas les interesa dejar en claro, y a quienes.

A su turno socialistas, radicales y la izquierda dejaron en claro -con argumentos casi calcados- que la candidatura de Milei entraña un riesgo cierto para la democracia, por su discurso autoritario y por la reivindicación (que ya no simple negacionismo) de la represión ilegal violatorio de las derechos humanos, durante la última dictadura. Eso, sin entrar en otras consideraciones sobre sus propuestas en materia social y económica.

Una calificación correcta y una advertencia que no exagera una ápice, cuya única conclusión lógica posible, en una elección en la que competirán solo dos fórmulas y que debe resolverse a favor de una de ellas, sería un apoyo explícito, directo y sin cortapisas, a la que se le oponga y lo puede vencer, impidiéndole acceder al gobierno. Que no es otra que la fórmula del peronismo que encarnan Sergio Massa y Agustín Rossi.

Y ahí está precisamente el problema, en nuestra humilde opinión: como leímos por estos días en las redes sociales, parece que hay gente en la que, de un modo u otro, su odio por el peronismo se termina sobreponiendo a su (presunto) amor por la democracia.   

O en todo caso no terminan de metabolizar que, con las reglas de juego conocidas por todos de antemano y como se puede observar cotejando los resultados de las PASO con los de la primera vuelta de las elecciones generales, cuando millones de argentinos entendieron -como ellos- que la candidatura de Milei entrañaba un riesgo cierto para la democracia y para ciertos bienes públicos y derechos socialmente relevantes, como la salud o la educación públicas y gratuitas, eligieron al peronismo para ponerle freno, y preservarla.

Y no a ellos, que se asumen como sus guardianes y custodios, lo que es una tarea colectiva, no propiedad de ningún sector. Lo único que falta es que le terminen endilgando esa decisión al peronismo, en lugar de hacerse cargo de la parte que les toca. Tuits relacionados:  

jueves, 2 de noviembre de 2023

TWEETS POLÉMICOS

 

miércoles, 1 de noviembre de 2023

EL ÁNGEL EXTERMINADOR

 

Habrá que esperar que se abran las urnas y se cuenten los votos en el balotaje para confirmar la percepción, pero en principio es una muy buena noticia para "Unión por la Patria" y la candidatura de Sergio Massa, el protagonismo que ha adquirido Macri como virtual jefe de campaña de Milei, opacando incluso al propio candidato en sus apariciones en los medios en los últimos días.

Aun para alguien con nulo registro de la realidad como Macri, sorprende que así lo hay hecho creyendo que le suma algo al libertario, cuando no es muy difícil colegir que alrededor de un 60 % (si no más) de los 8 millones de votos que colectó en la primera vuelta provienen de votantes desencantados de "Juntos por el Cambio", que perdió en estos cuatro años más de 4,5 millones de votos, estando en la oposición; es decir sin el desgaste de gobernar. Pero con el desgaste del desastroso gobierno de Macri.

Sin desconocer que la de Milei y "La Libertad Avanza" es una propuesta claramente de derecha, no es menos cierto que se alimenta de las frustraciones que se dieron en llamar "insatisfacción democrática" a ambos lados de la grieta, con principal anclaje social en el voto antiperonista decepcionado por la gestión del "mejor equipo de los 50 años"; sea por defecto (lo que le faltó hacer a Macri), o por exceso (lo que realmente hizo, faltando a su promesa de "sostener lo bueno" del kirchnerismo).

Haciendo honor al apodo de "Ángel exterminador" con el que lo bautizara Asís en uno de sus escasos aciertos en años, Macri se cargó sucesivamente a la UCR (forzando la alianza en "Cambiemos" en la convención de Gualeguaychú de 2015), a los sectores presuntamente moderados del PRO plantándole a Larreta la candidatura de Patricia Bullrich en la interna, y luego a ésta saboteándole su campaña, en beneficio de Milei. 

Para alguien que dice tener el título de ingeniero, se ha especializad más en destruir cosas, que en construirlas; y por alguna extraña razón, pareciera que disfrutara de ello.

Hoy está empeñado visiblemente en el esfuerzo de entornarlo a Milei imponiéndole desde el modo en el que tiene que manejar su campaña o aparecer en los medios, hasta dándole nombres de funcionarios para un eventual gobierno, que no serían sino los mismos que fracasaron con él: otra vez, para nosotros -y al menos hasta que los cómputos demuestren lo contrario-, mejor panorama no podríamos pedir.

Advertíamos hace poco acá que Milei tenía más para perder que para ganar pactando con Macri, vistas las cosas desde su discurso "anti casta". Y señalamos antes acá que lo que hizo no fue más que profundizar ideas que ya Macri dejó planteadas en su gobierno y -sobre todo- cuando ensayó una explicación de su fracaso diciendo simplemente que fue porque no fue más a fondo, y más rápido. Como que le hubiera faltado una especie de "plan motosierra", digamos. 

Ahora insólitamente -o no tratándose de Macri, el eterno "niño yo no fui" cuyas principales decisiones políticas serían inspiradas por su hija de 11 años- nos cuenta que él lo está convenciendo a Milei de que modere su discurso, como si fuéramos todos igual de tarados de él, o con el mismo nulo registro de la realidad. 

Pues bien, veremos el 19 de noviembre si el "Ángel exterminador" -como suponemos- se termina cargando a otro que se supone apoyó, o precisamente por eso.