A la militancia peronista y a los ciudadanos y ciudadanas de la provincia de Buenos Aires. pic.twitter.com/e0a3kGhh26
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) September 4, 2025
El tuit de apertura corresponde al mensaje de Cristina a los peronistas y a los ciudadanos de la provincia de Buenos Aires, antes de las elecciones del domingo pasado en las que Fuerza Patria aplastó a LLA. El mensaje grabado circuló en las redes y en él se puede advertir como CFK estaba afectada por la mención de Milei al cajón de Néstor en el patético acto de cierre en campaña de Moreno, repitiendo lo que ya había hecho en otras oportunidades.
Con esa idea -persistente en el antiperonismo- de perseguir en la muerte a los que odiaron en vida, atravesando la frontera del respeto humano que se debe a los deudos y a todos cuantos conservan un recuerdo grato del difunto; es decir trasgrediendo las mínimas convenciones sociales entre los seres humanos, más allá de sus preferencias políticas. Ya en los tiempos de la fantochada de "la ruta del dinero K" podíamos ver a los gorilas odiadores exigirles al fiscal Marijuan o el juez Bonadío que hicieran abrir la bóveda que guarda los restos de Néstor en Río Gallegos, en busca del PBI presuntamente robado.
Este gobierno -que es una condensación de perversidades- no pudo escapar a la necrofilia y al culto por la muerte del peronismo y los peronistas que cultiva hace 80 años la Argentina gorila; tanto que asumió como su principal objetivo político clavar el último clavo del ataúd del kirchnerismo, con Cristina adentro, completando así (sin atreverse a decirlo con todas las letras) lo que dejó inconcluso Sabag Montiel.
O haciendo campaña con la banalización del "Nunca Más", intentando transformar un imperativo moral que interpelaba a la sociedad argentina para no volver a repetir el horror de la tortura, el genocidio, las ejecuciones y las desapariciones del Estado terrorista, en una consigna que asume como objetivo explícito de una fuerza política suprimir a otra, y erradicarla de la memoria social e histórica, como ya lo intentaron en la Fusiladora con el Decreto 4161/56, y como si eso fuera posible.
Se negaron a condenar el intento de asesinato de Cristina y encubrieron (y aun hoy lo hacen) a sus autores intelectuales y cómplices (como acaba de hacer Milei con Milman), o antes festejaron cuando Néstor murió como lo habían hecho antes, cuando murió Evita. Pero como con Néstor, ni siquiera la muerte que deseaban, los satisfizo: ultrajaron el cadáver de Evita y lo traficaron por años, como después profanarían la tumba de Perón para ultrajar sus restos.
A Perón cuando gobernaba quisieron matarlo aunque para eso tuvieran que bombardear una ciudad a cielo abierto y segar las vidas de inocentes, acaso pensando que muchos de ellos eran peronistas, y en algún punto se lo tenían merecido. Rojas en su hora creyó que muerto el perro, se acababa la rabia, y también ordenó (junto con Aramburu) los fusilamientos del 56' violando la misma ley marcial que ellos impusieron, porque los sublevados eran peronistas, y el castigo debía ser ejemplar; y por entonces el tristemente célebre Capitán Gandhi se solazaba en mostrarse a los prisioneros que interrogaba, la cabeza seccionada del cadáver de Juan Duarte.
Tampoco se conformaron con que el peronismo estuviera proscripto, Perón exiliado y la gente no pudiera votarlos: vinieron Felipe Vallese y más tarde los 30.000 desaparecidos, ese macabro invento para sustraer los cuerpos de la víctima al adiós de sus seres queridos, creyendo además que así eludían las consecuencias del crimen. Muchos de ellos fueron tirados vivos al mar, para que sus cuerpos fueran llevados por la corriente.
Esa pulsión enfermiza por la muerte y esa obsesión por meterse con los muertos, después de haberles prometido (y a veces causado) la muerte, es como si quisieran repetir con el peronismo y los peronistas, la maldición de Mármol a Rosas: "Ni el polvo de tus huesos, la América tendrá".
O como si creyeran con que no alcanzara con decir (como han dicho otros perversos antes que ellos) que el mejor enemigo es el enemigo muerto (y donde decimos "enemigo" léase peronista), ni siquiera el desaparecido, esa originalidad argentina de la crueldad exrema: tal parece como que -para ellos- el mejor peronismo es el que nunca existió, y el mejor peronista, el que nunca llegó a serlo.
Lo que nunca podrán aceptar -porque sería negar su razón última y esencial de ser- es que la única manera posible en que el peronismo no haya existido ni existan peronistas, es suprimiendo las causas que los originaron, que es justamente lo que un gorila auténtico (lo sepa o no) jamás estaría dispuesto a hacer. De allí que nos propongan -como idea de futuro posible para los argentinos- volver a 1943, a 1880 o a los tiempos de Azara; como si se pudiera resetear el país para empezarlo de nuevo, desde cierto punto.
Que muy posiblemente -como les ha pasado, una y otra vez, y ahí están los resultados de las elecciones bonaerenses del domingo para confirmarlo- no haría más que volver a hacer nacer el peronismo o algo que se llame distinto pero levante sus mismas banderas, por una ley de necesidad histórica. Tuit relacionado:
¿Viste Milei?...
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) September 8, 2025
Banalizar y vandalizar el “Nunca Más”, que representa el período más negro y trágico de la historia argentina, no es gratis.
Reírte de la muerte y el dolor de tus oponentes, tampoco.
Pero señalar con el dedo y estigmatizar a los discapacitados, mientras tu…
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